"CAPITULO 25"

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Llegué al café de la señora Collins quince minutos antes, no había pedido nada a pesar de que Tory, la mesera, había venido tres veces a tomar mi orden, quise esperar a Peter. Este asunto debía terminar, pronto, por supuesto no iba a mencionar mi viaje a Londres, este chico estaba un tanto loco y me daba cierto nerviosismo lo que quisiera hacer.

—Hola Alexia.

Una voz grave e irritante, me sacó de mis pensamientos, era Cedric, estaba muy sonriente pero yo no. 

—Hola.

—¿Estás sola? —tomó la silla y se sentó sin esperar a que le diera mi respuesta.

—Espero a alguien —respondí cortante.

—Claro, a Peter, ¿cierto?

No dije nada. Si ya lo sabía, para qué rayos me estaba preguntando. ¿Acaso Peter no podía ser más discreto?

—Sí, de hecho no tarda en llegar —respondí con una sonrisa a medias.

—Mi primito se esta apresurando a algo que no debe, ¿no crees? —preguntó. 

—Yo diré si debe apresurarse o no—respondí—, después de todo es asunto mío, de nadie más. 

De repente Peter apareció atrás de Cedric y miró su nuca, sí, su nuca, con una expresión que iba más allá de la molestia. Caminó hacia nosotros y puso su mano en el hombro de Cedric, este ni siquiera se asombró, más bien, sonrió de manera arrogante y estúpida.

—Hola Alexia, siento la tardanza —Peter se disculpó.

—Tranquilo —dije como si nada—, yo llegué antes y sólo fueron unos minutos.

—Pero fueron unos minutos muy buenos —Cedric se levantó de la silla—, adiós hermosa.

—Idiota.

Cedric salió del café y desapareció en el otro lado de la calle. 

—Sí lo sé, es un idiota —Peter dijo en tono burlón.

—Creí que no habías escuchado —me sentí un poco avergonzada.

Tory regresó a la mesa y me miró impaciente. Le dio un pequeño repaso a Peter y su impaciencia desapareció dando paso a un leve rubor en sus mejillas.

—¿Qué puedo servirles? —preguntó en tono coqueto. 

Y entendí el doble sentido de la pregunta, era claro que iba dirigido a Peter.

—Yo quiero café negro, sin azúcar —Tory anotó rápido en la libreta—, ¿Alex?

—Un capuccino Tory, gracias.

—En seguida traigo su orden.

Tory desapareció y entonces si, esto tenía que comenzar. Pero no sería yo.

—Te ves muy linda hoy —Peter soltó.

—Oh, gracias.

Sentí las orejas calientes, vaya cumplido, ¿por qué me incomodaba tanto?, jugueteé con una servilleta y bajé la vista, no quería que notara que me había puesto un poco roja.

—¿Cómo está Lena? —preguntó. Su mirada era sincera. 

—Está mejor —no había mucho que decir—, tal vez salga mañana, gracias por preguntar.

—Tenía que —lo miré confundida—, su madre fue a nuestra casa y vaya que armó un escándalo.

—¿Por qué? —mi tono subió y unas cuantas personas voltearon a vernos.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora