"CAPITULO 29"

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El auto de Anthony estaba cerca de la carretera, fuimos hacia el a toda prisa, dejando atrás las llamas y el humo que inundaban el bosque. Todo era un desastre fuera de control, la gente que vivía por este lugar, no tardaría en darse cuenta.

Me metí al auto y no sabía si estaba haciendo lo correcto, pero Anthony me brindaba la poca confianza que aún quedaba en este mundo. Encendió el auto y nos pusimos en marcha, quise preguntarle a dónde me llevaba pero no podía ni hablar.

El reloj el tablero apenas marcaba las doce; era medio día y ya era un desastre. Tenía ganas de llorar, de gritar, incluso de golpear algo, pero no era buena idea hacer eso ahora. Todo el asunto de Lena y Robert era muy complicado. Cedric era un maldito mentiroso, dijo todo lo que pudo salvarle el trasero. Pero entonces venían a mi imagenes del prado que soñé, de cómo Lena corrió desesperada hacia nosotros, tratando de salvar su amor.

—¿A dónde vamos? —pregunté con un hilo de voz.

—A tu casa —respondió Anthony firme.

—¡Qué!, no puedo ir con ellos, ¡Lena los matará!

Traté de quitarle el volante arriesgando a que nos estrellaramos de nuevo. Anthony me empujó bruscamente y puso un brazo sobre mí.

—¡Cálmate! —gritó—, ¡te estoy haciendo un favor, no seas idiota!

—¿Un favor?

—Sí —dijo como si fuera obvio—, si las cosas salen bien, podré sacarte del país en menos de una hora.

¿Sacarme del país?

—Supe que te irías a Londres mañana —explicó—, no podrás decirle nada en concreto a Daniel, pero si él te ama tanto como dice, nos ayudará y te largarás de aquí.

—¿Por qué me ayudas? —pregunté confundida.

—Porque jamás estuve de acuerdo con esto —respondió serio—, tal vez pienses que soy como mi madre y Lena, pero yo sólo me limitte a estar aquí Alex. Créeme que incluso Lena, aunque sea una parte muy remota dentro de ella, no quiere herirte.

—Sí, claro, sobre todo ahora —repliqué—, esos golpes no dicen lo mismo.

Me había atacado con toda la intención de causarme daño. La Lena que yo conocía, mi mejor amiga y la chica amable se había esfumado, dando lugar a la perra que al parecer era.

—Yo no creo que hayas sido tú.

—Tú no crees nada de mí —reí amargamente.

—Es sólo que, aunque quizá no lo recuerdes ahora, pero pasamos muy buenos momentos de niños y creo que después de tanto...

Se quedó a media oración y me miro fijamente. Dios mio, ¿él también?

—Anthony yo...

—No Alex —interrumpió—, fui un idiota, porque yo sabía lo que sentías por Nathan, y sólo me dediqué a observarte y con eso me bastaba. Verte la noche del accidente, llena de heridas y sangre —cerró los ojos y suspiró—, me sentí a morir, no podía, no puedo imaginar un mundo sin ti.

Me había quedado sin palabras. En toda mi vida o bueno, la parte que si recordaba, había visto a Tony como un hermano, como uno de mis mejores amigos, jamás llegué a pensar que él sintiera algo por mi, era todo un rompecorazones en la escuela, todas se morían por él y parecía disfrutarlo.

¿Por qué todo esto tenía que pasar justamente ahora?, ¿realmente era buena idea irme sin arreglar nada?, quizás me encontrarían, en unos días, meses o años pero lo harían igualmente. Y una idea estúpida comenzó a surgir en mi cabeza.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora