"CAPÍTULO 38"

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—Mi padre —era lógico.

—Exacto, conocí a tu padre en aquel lugar y lo que sucedió después, bueno, ni yo me lo esperaba.

Esto era mejor de lo que esperaba. En mi vida hubiera imaginado esto y estaba segura que nadie más lo sabía, o al menos no mis hermanos. Era evidente que la gente que conoció a Katrina en su juventud, estaba muy consiente de sus origenes y era un tanto entendible el por qué muchos la rechazaban.

—¿Y cómo fue? —pregunté un poco más entusiasmada de lo que debía estar.

—Pues esa noche, la pequeña guardia del rey llegó, los que ya estaban ahí dejaron de hacer todo en ese momento y se alistaron para darle la bienvenida.

—¿Y tú dónde estabas?, ¿cómo lo viste? —alzó una mano para que me callara y poder continuar.

—Tranquila. Esa noche —siguió—, Sasha me pidió que me quedará en una habitación en el fondo, ella sabía que el príncipe era joven, Adrián tenía diecisiete años y era muy apuesto, o eso había oído, aún no lo conocía. En fin, Sasha pensó que él se podría interesar, después de todo, muchos decían que yo era hermosa, y  él, bueno, él necesitaba una distracción en esos momentos.

—¿Por qué?

—Corrían rumores de que el príncipe quiso dejar el título, abandonar el trono, por amor —su cara se tornó triste, como si eso fuera doloroso—, los Vasilith no necesitaban otro escándalo así.

—¿Otro, de qué hablas?

Pareció darse cuenta de que había cometido una indiscreción y no precisamente relacionada con mi padre o con ella. Se trataba de algo más.

—Ah, bueno —respondió nerviosa, tratando de cambiar el tema—, la gente decía que Adrián había tratado de escapar unas semanas antes, pero los capturaron y entonces hubo problemas.

¿Los capturaron? No podía ser cierto.

—Por tu cara creo que ya sabes de quién estoy hablando —rayos—, Adrián se enamoró de la hija menor de los Tornander, Lucinda. Ella y tu padre idearon todo un plan para escaparse a Terra pero el hermano mayor de Lucinda, Frederick, los encontró, y  ambos fueron castigados.

Dios mío. Ahora todo cobraba sentido. La estúpida venganza que Lucinda tenía en contra de mi familia era por eso, la habían separado de Adrián, bueno, los habían separado para ser más precisos. Y todo esto era muy familiar. Lena y Robert, ¿cierto? Era por eso que también las familias estaban en contra de esa relación. La historia tendía a repetirse y era más que claro que ninguna de los dos lados lo iba a permitir.

—Pero volviendo a esa noche, yo me dediqué a hacer lo que hacía siempre —continuó Katrina sin esperar un comentario de mi parte—, el rey entró primero acompañado de Sasha, bailé y realicé unos cuantos trucos, Baltazar se limitó a sonreir, y luego de él, entró Adrian.

"Por los dioses. Quedé petrificada cuando lo vi. Tan joven, con una finura que muy pocos hombres tienen. Su porte era tan imponente aún a su edad—una enorme sonrisa apareció en su rostro—. Tenía barba por aquellos días y sus ojos reflejaban cierto interés por estar ahí. Creo que ese color gris me siguió a todas partes después de eso —y no solo a ella—. Yo estaba en un cuarto muy luminoso pero unos cuantos velos me ocultaban, cada vez que alguien los abría, me dejaba una moneda, la cuales tenía que entregar a Sasha. Como sea, Adrián por curiosidad o lo que haya sido, abrió esos ligeros velos y me observó.

"Las mujeres que me habían enseñado a bailar ni siquiera eran de aquí, eran descendientes de una raza traída desde Terra hace siglos, de tierras muy lejanas y con el tiempo, las abandonaron a su suerte, pero según ellas este baile era muy efectivo para atraer la atención de un hombre —sus manos imitaron un movimiento muy delicado—. Claro que yo no podía pasarme, era muy joven y debía ser muy discreta, no importaba que trabajara en ese lugar, muchos me aseguraban que no tenía que hacer nada más. Bailé, moviendo mis caderas y las manos a un ritmo inexistente y tu padre sólo me observó.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora