"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️

"CAPITULO 7"

El estridente sonido de la aspiradora me despertó, Nina debía estar limpiando el pasillo. Genial. Miré el despertador y eran apenas las nueve de la mañana. ¿Podía ser posible?, quité las sábanas de la cama y analicé mi habitación. 

Tonta. No fue un sueño. Mi pierna aún estaba vendada y el estúpido yeso cubría mi brazo.

Me giré en la cama y cerré los ojos de nuevo. Era lo mejor.

...

—Alexia debes levantarte ya, padre está esperando.

—Sólo cinco minutos —puse mi mano en su cara y lo empujé.

—Vicky por favor.

Mi cama comenzó a moverse casi al mismo tiempo que mis sábanas cayeron al suelo. Desventajas de que el fuera el hermano mayor, parecía disfrutar el molestarme.

—No pueden explotar de esa forma a una niña de ocho años, ¿lo sabes?

Una hermosa sonrisa apareció en su rostro.

—Es el rey, así que si puede.

...

Abrí los ojos rápidamente, otra vez un sueño así, pero ¿por qué ahora?, ya  habían pasado dos semanas desde que había vuelto a casa y los sueños eran cada vez más constantes y casi podía  sospechaba a qué se debían. Al menos habían servido como sustitutos y en mi mente ya no aparecía la noche del accidente. 

La última vez que había pensado en ello fue el día que Carlos me pidió que le contara lo que ocurrió, él y John estaban muy preocupados por lo que le había dicho a Daniel. Todos creían que el accidente había sido a causa de nuestra irresponsabilidad pero casi les rogué para que pensaran lo contrario. Carlos prometió seguir investigando pues todos querían llegar al fondo de esto pero ya habían pasado varios días y nada salió de esa investigación.

Un delicioso aroma a panquecitos recién hechos entraba por mi puerta, Nina ya debía estar preparando el desayuno y mi estomago gruñó como nunca antes. Si, estaba hambrienta. Me removí en la cama y observé que las cortinas ya no estaban abajo, toda la luz del sol entraba e iluminaba mi deprimente habitación. La luz le hacía mucha falta, yo jamás tenía este lugar oscuro, no me gustaba y menos por las pesadillas que me invadieron los primeros años en esta casa. 

Decidí que ya era hora de levantarme, no podía seguir pegada a mi cama toda la vida, aunque lo quisiera con toda el alma. Me mareé un poco así que me sostuve de la mesita de noche.

—¿Te sientes mejor?

¡Qué rayos!, Lena estaba sentada en un pequeño sofá que estaba junto al baño. Cómo demonios no me di cuenta que ella estaba aquí. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí en mi habitación?, eso ya rebasaba los limites del acosador serial. Me dedicó una pequeña sonrisa y se levantó del sofá.

Sin dudarlo me lancé a sus brazos, gracias a ella estaba viva. Ella nos encontró. Ella era la verdadera razón del milagro. No lloré, ya no podía hacerlo y no quería que Lena se diera cuenta de mi debilidad. Sólo estuvimos así durante un buen rato, besó mi cabello y se apartó mirándome directamente a los ojos.

—Me alegro tanto de que estés bien —sollozó—, no quiero ni imaginar qué hubiera pasado si tú también, si tú...