"CAPITULO 23"

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Me fui directamente a mi habitación, obligada por Daniel obviamente, me insistió en que preparara mi equipaje en ese mismo momento. No sabía ni por dónde empezar, me sentía muy ansiosa y para ser honesta, no tenía tiempo de estar preparando maletas, necesitaba ir al hospital. 

Quería saber qué tal se encontraba Lena, esperaba que ya estuviera despierta pues para mí era urgente hablar con ella. Aunque mi viaje no se iba a cambiar ni por equivocación, quería saber su opinión al respecto. Tomé una chaqueta y las llaves del auto. Daniel se encerró en su despacho para arreglar el vuelo y una infinidad de cosas que no me apetecía saber.

...

Llegué al hospital y Lena ya no estaba en urgencias, la habían pasado a una habitación normal. Lucinda estaba sentada a su lado y la miraba mientras acariciaba su cabello. Pobre. No había señal alguna de Anthony y a decir verdad me urgía hablar con él. Necesitaba saber cómo estábamos. Toqué muy despacio la puerta y asomé la cabeza, Lucinda sonrió al verme y me hizo un gesto para que pasara.

—Justo acaba de dormirse de nuevo —dijo con voz tranquila—, solo estuvo cinco minutitos despierta.

—Se ve un poco mejor —comenté. 

Sus mejillas tenían un poco de ese rubor rosado tan frecuente y su respiración parecía tan serena.

—Lo sé, así es mi Lena, fuerte —una leve sonrisa inundó su rostro. 

¿Debía creerle?

—Creo que tiene que ir a descansar —sugerí—, yo me quedaré con ella un rato.

Lucinda observó a Lena como si no quisiera separarse de ella, pero tal vez un baño y un poco de descanso no le iría mal, después de todo Lena ya parecía un poco más estable.

—Tienes razón —se levantó y besó la frente de Lena—, le diré a Anthony que venga más tarde, gracias linda.

—No es molestia, se lo debo.

Lena había pasado días y noches en el hospital cuidándome después del accidente, según Janine, nadie la quitaba de mi habitación, aunque a veces me ponía a pensar si se preocupaba por mi estado o porque algo me pasara en el hospital.

Lucinda se fue y me senté en la orilla de la cama. De verdad necesitaba que Lena despertara, necesitaba hablar con ella para que me dijera qué pensaba acerca de mi viaje a Londres. Tenía que apoyarme, no le quedaba de otra. No creía que existiera fuerza posible para que Daniel cambiara de opinión.

Estuve más o menos veinte minutos e incluso había considerado irme y volver luego, cuando una mano buscó torpemente la mía, los ojos de Lena estaban entre abiertos aunque no sabía muy bien sí de verdad despertaría del todo.

—Hola, jefa —dije con voz queda.

Me dedicó una especie de sonrisa y apretó mi mano.

—Raven, me siento muy rara, como si hubiera fumado hierba —su voz apenas fue un susurro, pero no importaba, estaba despierta y eso nos quitaba un peso de encima.

—Es que tú ya eres rara y ya has fumado hierba —respondí.

—¿Y mamá? —preguntó. 

—Acaba de irse, le dije que yo me quedaría contigo, le hace falta descansar. 

—Bien —asintió—, siento como si llevara mil años aquí.

Y la verdad era que apenas y llevaba un día, ni siquiera completo. Yo también me sentía desgastada, y todo había pasado en unas cuantas horas. Esperaba que Lena no tardara en salir de este lugar. Era horrible estar atada a una cama de hospital, completamente inútil.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now