"CAPITULO 22"

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De acuerdo, eso no era lo que esperaba, Daniel realmente estaba desesperado por sacarme del país. Y estaba la cuestión de Peter. Él ya representaba un peligro de por sí, y ahora con las sospechas de Daniel era peor. Tenía que irse, pronto. 

Papá dijo que arreglaría todo junto con Emma para que mi viaje no tuviera ningún contratiempo. Estaba emocionada, no podía decir que no pues no todos los días se te llega la oportunidad de irte a vivir a uno de los barrios más exclusivos de Londres, con una tía extremadamente popular. Dios, ya podía imaginar todo lo que me esperaba. Los veranos que Dëni y yo pasamos allá fueron maravillosos, aunque un poco limitados, pero ahora, siendo mayor de edad podía hacer lo que yo quisiera. Y estaba decidida a ello.

Subí a mi cuarto para cambiarme pues según papá, las visitas no tardarían en llegar. John y Carlos vendrían para hablar con Lucinda acerca de lo que descubierto y eso me preocupaba un poco. La profesora Craiden tenía un carácter un tanto horrible, era muy explosiva y no tenía ni idea de cómo reaccionaría a lo que nuestro querido médico le diría.

Carlos y John llegaron puntuales. En menos de quince minutos, ya estábamos todos en la sala, esperando a que Lucinda llegara. Carlos estaba muy tranquilo y por supuesto Daniel les informó de mi viaje. Me desearon lo mejor y sólo pidieron que no me olvidara de Ravenville. Claro que no. John había traído las radiografías y jugó con ellas hasta que escuchamos el sonido de una moto. ¿Anthony? El timbre sonó y fui de inmediato a abrir. Lucinda y Tony aparecieron en la entrada, esta veces me hacía dudar de su edad. A lado de Tony no parecía su madre, podía pasar por su hermana.

—Hola —saludé—, adelante, pasen.

Me hice a un lado para que pasaran. Noté que Anthony me evitaba levemente, le sonreí a medias y él me correspondió. Bueno, eso ya era algo.

—¡John, Carlos! —exclamó Lucinda, claramente sorprendida—, que gusto tenerlos aquí.

Ninguno de los dos respondió nada. Pensé que al menos podían disimular un poco, Lucinda los miró confundida y se sentó en uno de los sillones individuales.

—¿Y bien?, espero que se apresuren porque tengo que regresar al hospital —sacó un cigarrillo de su bolso y lo encendió.

John miró a Carlos un poco nervioso, se aclaró la garganta y soltó el sobre en la mesita de centro, Lucinda arqueó una ceja y sopló delicadamente el humo.

—¿Qué eso?—preguntó.

—Son radiografías —dijo John con voz firme—. Radiografías que tomé de Lena.

—¿Acaso no necesitas algún tipo de permiso para eso? —preguntó Lucinda ofendida.

—No cuando la chica a la cual le tomé esto tiene tantas heridas —respondió John con voz seria.

Lucinda entornó los ojos, ya estaba molesta, se notaría a millas de distancia. Pasó una mano por su lacio cabello e inhaló una vez más del cigarrillo.

—Lo que me gustaría saber es por qué rayos no me han dado información acerca del ataque hacia mi hija.

—No hay pruebas suficientes para nada, Luce —Carlos dijo apenado—, unos cuantos vidrios rotos, nada de huellas, no puedo darte nada por ahora.

—¡Las pruebas las tienen en sus narices! —se levantó enojada—, con esa familia a la que han aceptado con tanta alegría en este pueblo.

—¿Los Hathaway? —Daniel la miró confundido—, ¿por qué lo dices? 

Anthony se acercó a la ventana y nos dio la espalda. Era evidente que este tema lo incomodab

—Los conozco desde hace bastante tiempo y ellos son la razón por la que me mudé aquí, ese muchachito Robert —pronunció su nombre con desprecio—, sólo me ha dado problemas, al igual que todos los demás.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now