"CAPITULO 11"

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El camino resultó un poco incómodo durante los primeros diez minutos, pues ni Peter ni yo dijimos una sola palabra. Él se había limitado a observarme y sonreir un poco de vez en cuando. Jamás me había sentido cohibida por un chico, ni siquiera con Nathan, pero Peter era diferente. Claro, debía admitir que era muy apuesto. Tenía un porte y gracia muy inusual, su presencia era bastante notoria. Podía parecer un chico muy casual, y a la vez muy elegante.

Deja eso ya Raven.

Al pasar casi la mayoría de las casas del centro, caminamos más lento por la carretera vacía. No me había acostumbrado y ahora era extraño. Mi mirada se perdió en el camino. Miraba hacia el frente pero en realidad no veía nada. Mi mente estaba en otro lado. El accidente.

—Bueno —era momento de romper el hielo—, cuéntame de ti Peter.

Traté lo más posible para que mi voz sonara tranquila y amable. Peter me miró con un brillo de diversión en los ojos.

—¿Y qué puedo decir?

—Pues no lo sé, lo que se te ocurra. Es decir, eres el chico misterioso y guapo que llega a un pueblo mediocre y dejas fascinada a una chica. Sólo dime por favor que no eres un vampiro o un hombre lobo.

Soltó una carcajada al escuchar eso y se detuvo en el camino. Sin siquiera preguntar se sentó en la orilla de la carretera y me miró, esperando que yo hiciera lo mismo. Y lo hice.

—Pues Alexia, vine aquí por simple distracción. Además, tengo la esperanza de encontrar algo que perdí hace mucho tiempo.

—No te ofendas pero pareces alguien mayor para estar en último grado.

Cuando lo vi, junto con los otros chicos, me imaginé que eran unos universitarios pasando un buen rato, pero no.

—Lo sé, me atrasé un año, casi dos y hace poco decidieron que debíamos pues, vivir la experiencia.

—Suena como si fueras a heredar el trono de algún lugar o algo así— me reí ante la broma estúpida, pero él no lo hizo.

—Se podría decir que es algo por el estilo.—sus cejas se juntaron hasta casi formar una—, pero es complicado, mejor háblame de ti.

¿Qué podía decirle?, mi vida era un completo caos desde principio a fin, además era algo extraño que él no supiera nada acerca de mí. Es decir, era una persona nueva en Ravenville. Al tener carne fresca, la gente era demasiado chismosa y una historia como la mía era algo para entretenerse entre vecinos.

—Bueno pues, los Raven me adoptaron hace casi diez años, les debo todo lo que tengo y lo que soy en estos momentos, especialmente a Daniel.

Y tú no le correspondías como debías.

Aparté la molesta voz de mi mente, porque estaba llena de verdad. Era una persona muy distinta a la que Daniel esperaba, aunque me esforzaba por ser la hija perfecta, en especial ahora.

—Vamos, eso no puede ser todo.

Sus ojos revelaban un brillo raro. Estaba hambriento de información.

—¿Qué más quieres? —pregunté indiferente.

—Lo que la gente dijo sobre ti —ja, lo sabía—, pero quiero oirlo de ti Alexia, sé que viniendo de tu boca sera distinto.

Lo observé por un momento y me sentí atrapada. Era como si Peter pudiera ver a través de mis ojos, de mi alma. Me sentí expuesta.

—Bueno pues si lo pones de ese modo, te contaré la historia de Alexia Raven.

—Soy todo oídos —me sonrió levemente y traté de acomodarme en el suelo.

—Verás, una fría noche de noviembre, el día quince con exactitud, el cálido pueblo de Ravenville celebraba la tradicional feria de postres y el cumpleaños de mi amigo Nath. La gente estaba absorta en probar cada pastel, panquecillo y muchas cosas más —me sentía rara al contarle esto—, Daniel dice que una ráfaga de viento proveniente del norte golpeó con fuerza la plaza, y ahí de pie, junto a un viejo monumento, Daniel y su primera esposa Corine, vieron a una niña con un camisón blanco manchado de sangre. Nadie sabía qué hacer, nadie sabía quién era, ni mucho menos quién la había dejado ahí —a veces me resultaba divertido imaginar toda esa situación—. Todos se pusieron en modo caritativo y ayudaron a la indefensa niña que no podía decir ni una sílaba. La llevaron al hospital pues tanta sangre debía provenir de una parte y así era, de un gran y profundo corte en el hombro, además de que pudieron saber el nombre gracias a un hermoso dije.

Lo saqué de debajo de mi vestido. Un gran dije de oro en forma de círculo con unas finas palabras grabadas

"Alexia V.M.V".

Peter lo tomó entre sus manos y lo analizó durante un largo rato.

—Decidieron que su nombre era Alexia —continué—, pero nadie sabía que significaba lo demás, siguen sin saberlo. Como sea, no había registros de una niña desaparecida, ningún reporte policíaco; diez días en el hospital y una sola persona se compadeció: Daniel. Iba de visita todas las mañanas y tardes junto con su pequeña hija Dëni, algo lo cautivó y decidió adoptar a la niña si nadie la reclamaba. Y nadie lo hizo. Al ser un hombre rico, nadie lo detuvo y no tuvo ningún problema, al menos no en ese momento.

Debo admitir que era incómodo recordar todo lo que pasó después de que Daniel decidiera adoptarme. Todos en el pueblo lo consideraban la persona más generosa en el mundo por adoptar a una niña que podía provenir de la peor familia, aunque muchos lo dudaban. La fina joya decía otra cosa acerca de mí.

—¿A qué te refieres?

—Cuando Daniel me adoptó, él estaba con su primera esposa Corine, la mamá de Dëni —esa era la parte dolorosa de recordar—. Ella era una mujer muy fría incluso con su hija. Todos dicen que los alemanes son así. Ella estaba en total desacuerdo pues creía que se arruinaría su perfecta familia. Era vanidosa y super odiosa, tenía unos ojos verdes parecidos a los de una serpiente, observaba todo lo que yo  hacía con tal de hallar algún defecto que obligara a Daniel a dejarme en una casa de acogida lejos de ella y su familia, sólo que Daniel no lo hizo, entonces, ella se fue.

—¿Y los dejó? —Peter parecía muy sorprendido.

—Sí, regresó a Alemania y se casó de nuevo con un hermano de Daniel, después de todo era muy joven y hermosa. Dëni estuvo mal durante casi medio año, luego comprendió que su madre no era una mala mujer, sólo, alguien distinta a quien hubiera querido.

—Y ella, ¿vino al funeral?

—No —respondí secamente—, no puso ni un pie aquí. Todos le dicen a Daniel que esta devastada pero yo no lo creo, muy en el fondo de mi mente siempre pensé que ella no quería a Dëni como hija sino como un objeto para atar a Daniel. 

Como sea ahora estábamos bien. La familia mejoró totalmente cuando Daniel se casó con Janine.

—Y tú ¿nunca has pensado en tratar de encontrar a tu verdadera familia?

Noté que se puso un poco nervioso al preguntar esto, pero ¿por qué?, a decir verdad no era de su incumbencia. Ya le había contado bastante y debía conformarse por ahora. Me levanté del suelo y sacudí mi vestido. Él hizo lo mismo rápidamente como si yo fuera a escapar y tuviera que detenerme.

—¿Por qué pensar en alguien que no se interesó por una niña de diez años?,  ¿por qué pensar en alguien que lastimó a una niña pensando que tal vez moriría y que tal vez era lo mejor?, ¿por qué pensar en ellos?, si ellos no pensaron, piensan, ni pensarán en mi.

—Pero...

—Yo ya tengo una familia —lo interrumpí—, y son los Raven, nadie más.

Peter no movió ni un sólo músculo. Parecía como si le hubiera dado un gran golpe en la cara y no supiera cómo reaccionar. Torció la boca en una pequeña sonrisa y no dijo nada más.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now