"CAPÍTULO 39"

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—Si crees que me quedaré aquí, estás loco.

Robert me daba la espalda mientras preparaba su caballo. Se notaba un tanto nervioso y no era buena señal. Se giró hacia mí y me miró detenidamente. Ya basta de eso. Todos me habían estado mirando así. Robert era quizá la única persona en la que confiaba ahora, él no podía dejarme sola en esto. Además de que no tenía ganas de ir con Adrián y rogarle, él ni siquiera me diría que no, sólo me dejaría encerrada en algún lugar.

—Alexia, te lo diré en serio, no hagas algo estúpido, no hagas esto más difícil de lo que ya es.

—Pero esto no es correcto, Lucinda nos está engañando, estoy segura...

—¡Ella y Lena son iguales! —su grito me sobresaltó.

Casi pareció estar arrepentido por el tono en que me había hablado. Podía entenderlo, su boca podía decirme eso, pero sus ojos me mentían totalmente. Robert amaba a Lena, y ella a él, pero los dos eran unos malditos obstinados.

—Robert, por favor —puse mi mano en su hombro.

Tenía que notar un poco de mi agonía.

—Alexia, Peter habló conmigo —se alejó de mí y puso sus manos en mi cabeza—, sé que estás confundida, pero Lena no se detendrá, no después de lo que Cedric dijo.

Ja. Eso era. Robert también dudaba de mí, y era lógico que sintiera culpa puesto que él me llevaba a cada encuentro que tuvo con Lena cuando eran jóvenes. Y en cuanto a Cedric, se había vuelto un dolor en mi trasero desde que llegaron a Ravenville y era hora de detenerlo. Aunque si lo pensaba de otra manera, tenerlo conmigo podía ser útil, después de todo, habia sido de ayuda hacia muchos años, ¿o no?

—Tú también creíste lo que dijo, ¿cierto?, que yo los delaté aquella tarde en el prado.

—La verdad es que ya no sé ni qué creer, yo sólo sé que debo hacer lo que tu padre dice, él siempre ha querido lo mejor para todos.

Salió del establo y me dejó ahí parada.
Lucinda estaba moviendo los hilos ahora, y aunque Katrina no quisiera admitirlo, Adrián se sintió motivado por esa bruja. Pude sentir casi con las manos la tensión que salía de entre ellos. Me quedé un momento ahí, tratando de idear un buen plan.

—Puedes ir conmigo.

Una voz me espantó. Me giré hacia donde estaba y era Cedric. ¿Qué rayos quería este idiota?, no me tenía muy contenta que digamos, por su culpa tenía un gran peso encima y él tendría que averiguar cómo quitármelo.

—¿Qué quieres? —pregunté seria.

—Escuché lo que pasó con Robert —dijo en modo de disculpa—, yo también iré, puedo llevarte.

—¿Ahora me ayudas? —eso era difícil de creer—, que conveniente para ti.

Su cara demostraba arrepentimiento, pero Cedric era muy poco convincente para mí.

—Alex, lo que pasó en el bosque, yo, me sentía desesperado y no supe controlarme.

—¡Por tu culpa casi muero y no hablo de lo que pasó en el bosque! —lo empujé pero él ni siquiera se quejó—, ¡mataste a mis amigos y a mi hermana!

—Esa jamás fue mi intención —su voz fue apenas un susurro.

Mis ojos ardían por las lágrimas y el coraje no me dejaba en paz. Me daban ganas de matarlo en ese mismo momento, pero todavía no era su turno.

—Tu padre no dirá nada, yo siempre hago lo que él me dice, si tú vas conmigo...

—Será tu responsabilidad —Adrián apareció en la puerta y nos miró con curiosidad a los dos—. Sabía que insistirías.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now