"CAPITULO 30"

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—Te pediré que te vayas de mi casa, por favor Lena —Daniel le habló con voz tranquila, tratando de calmarla.

Aunque claro, mi "querida" amiga, tenía aspecto de que se la estaba llevando el diablo y tal vez sí era verdad. Así que era probable que no quisiera estar calmada, ni siquiera ante Daniel.

—¿Dónde esta Emma? —pregunté.

Había entrado a la cocina justo minutos antes de que Lena apareciera ahí mismo, no quería imaginarme lo peor.

—Tranquila, la tía Emma está bien —respondió con calma—, un poco fuera de guardia pero bien, viva.

—Lena por favor, ya basta.

Esta miró a Anthony. No sabía si estaba enojada, pero notaba claramente la preocupación hacia su hermano.

—Ya basta, llamaré a la policia.

Janine tomó el teléfono y antes de que marcara siquiera un número lo soltó, Daniel fue hacia ella, el aparato se deshizo ante nuestros ojos, se derritió.

—De verdad, no tengo tiempo de estupideces —Lena sacó el pequeño cuchillo que le había visto en el bosque y me señaló—, y tengo un asuntito contigo, Alexia.

—¿Y Robert? —pregunté preocupada.

A pesar de que la había noqueado, ahora se veía bien, no tenía idea de si él y los demás seguían vivos. Caminó pasando el cuchillo por los sillones. El relleno iba saliéndose y temía que mi estómago fuera el siguiente.

—Está bien, o eso creo, no me preocuparía por ellos ahora —miró a Anthony de nuevo y éste se puso delante de mí—, ¿dónde estan las lindas gemelas?, hoy no me recibieron con su habitual abrazo.

Era cierto, no estaban en la casa. Por suerte.

—En casa de Lorraine Montgomery —respondió Janine con voz temblorosa.

—Muy bien, muy bien —Lena se detuvo y fijó la mirada en Janine—, no sería bueno que vieran esto.

En un instante Lena lanzó el cuchillo hacia donde estaban Janine y Daniel y cayó en el pecho de ésta.

—¡No!

Corrí hacia ellos, mientras Janine se desplomaba en el suelo. Apenas y estaba consiente, la sangre comenzó a salir rápidamente de su pecho. Había que sacar esa porqueria, Daniel lo tomó entre sus manos y jaló hacía afuera, Janine gritó por el dolor y el cuchillo ni siquiera salió, sólo se enterró más.

—No lo hagan —Anthony lo detuvo—, está hechizada.

—¿Hechizada? —Daniel no lo creía.

—Puedes arreglar esto mocosa —Lena se dirigió a mí—, ven conmigo, y ella se salva. Sabes que lo digo en serio.

—Helena, por favor —Anthony la tomó del brazo—, detén esto, ¡no seas igual que ellos!, ¡no seas lo que ellos quieren!

Los ojos de Lena se pusieron vidriosos. Leves lágrimas corrieron por sus mejillas, puso su mano en la mejilla de Anthony y cerró los ojos.

—¿Por qué, Anthony? —preguntó—, sabes lo que esto implica, los traicionaste.

—Ya no puedo con esto Lena —sonaba derrotado—, me estoy sofocando. Nunca quise ser parte de este estúpido plan.

Lena lo atrajo más a ella y lo envolvió en una abrazo tipico de hermanos. Se amaban tanto.

—Lo sé, pero no te dejaré en manos de ella.

Vi como Lena sacaba otro cuchillo de su bota y lo enterraba en la espalda de Anthony.

—¡Lena, no!

Traté de detenerla pero me arrojó hacia la pared. Sentí que todo tembló en mi interior. Debía salvar a Janine pero también a Anthony, él era mi única salida. Lena y él comenzaron a pelear. Anthony la rebasaba en estatura y fuerza pero ella era igual o más rápida. Parecía que estaban en una danza, cada uno anticipaba el golpe que el otro daría, conocían sus pasos a la perfección.

Me arrastré hacia mi padre. Janine estaba temblando, y sus ojos se cerraban muy despacio.

—Resiste amor, te lo pido —Daniel sostenía sus manos—, solo un poco más.

No había otra opción. Era una forma cobarde y vil de darle fin a mi vida. El único objetivo de Lena era matarme, y yo le estaba dando el chance en bandeja de plata.

—Te amo, papá —tomé su cara entre mis manos—, nos veremos pronto, lo juro.

—No lo hagas, no te dejaré —me detuvo.

—Es la única forma —le sonreí—, las niñas necesitan más a su madre que a mí.

Besé la frente de Janine y me levanté con decisión. Lena tenía a su hermano arrodillado y el cuchillo en su cuello. Anthony ni siquiera se defendía. Y no lo haría.

—¡Quiero que veas esto! —me gritó Lena.

Su rostro se veía aterrado y lleno de lágrimas. ¿Por qué iba a hacerlo?, ¿por qué sí ella lo amaba?

—No lo hagas —dije—, piénsalo mejor.

—No puedo dejarlo en manos de nuestra madre, será mejor para él que yo misma lo haga.

Su voz era cortada e incluso la mano le temblaba. No estaba lista para hacerlo.

—Es un traidor, no tienes idea de lo que le harían.

Lo jaló más, pero al parecer no para lastimarlo. Se aferraba a él como si su vida dependiera de ello.

—Lenn por favor, sea lo que sea, él es tu hermano, dejalo ir.

Esto sería tremendamente estúpido pero...

—Déjalo ir y salva a Janine, te juro que iré contigo, sin resistencia alguna.

Me miró fijamente y bajó la vista hacia Anthony, se arrodilló a su lado y lo vio por un momento, ambos sonrieron. Era como si se comunicaran sin palabras. Anthony se limitó a asentir y apartó la vista de ella. Dio un profundo respiro y se quedó en la misma posición en la que estaba hace unos segundos.

Lena se levantó y fue hacia donde estaba Janine. Casi quise que Anthony se levantara y huyera de ahí pero no lo hizo, se quedó exactamente en la misma posición. Daniel miró a Lena aterrado y ella lo apartó de dónde estaba, tomó el cuchillo entre sus manos y cerró los ojos por un momento. El cuchillo salió del pecho de Janine y la sangre dejó de brotar. Daniel estaba pasmado, pero se apresuró a revisar la herida. Ya no había nada.

Tal vez Lena en verdad había cambiado de opinión.

—Gracias.

Daniel tomó su mano y Lena sólo sonrió. Como la chica que papá conocía y adoraba.

—Ya cumplí —recobrando la postura—, ella despertará en unos minutos.

—¿Y Anthony?

Sí, ya había salvado a Janine, quería una prueba hacia Anthony también.
Caminó hacia él y acarició su cabello.

—Alexia —me llamó él—, te amo.

Sus palabras me dieron como una bola demoledora. Y lo peor era que yo no podía decir lo mismo.

—Lo sé —respondí.

No supe qué decirle. Me sonrió como siempre lo hacía.

—Claro que lo dejaré ir —Lena tomó su cabeza entre las dos manos—, te amo Tony.

Y le dio un rápido giro a su cuello. Pude escuchar como este se rompía y la luz abandonaba los ojos de Anthony. Cayó al suelo. Estaba muerto. Muerto.
Miré a Lena atónita. ¿Qué rayos?

—Ahora es libre —dijo con voz apagada.

Y yo tenía que cumplir el trato.

"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now