"El Elemento Perdido #1: Fuego" ⚠️Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️

"CAPÍTULO FINAL"

El cuerpo de Peter estaba sobre del mio. Sentía como la sangre empezaba a mojar mi cara.

—¡Alexia!

Lo quitaron de encima y vi a Adrián tratando de levantarme. El puñal no había atravesado mucho, pero dolía como un demonio. Comencé a sentirme un tanto débil por todo el esfuerzo y el uso alocado de mis poderes.

—Estás bien, estás bien —susurró mientras acariciaba mi cabello.

Tomó mi cara entre sus manos y me miró fijamente. Ninguno dijo nada.

—Perdón —su voz apenas fue un susurro.

—Ayúdala —miré hacia donde Lena estaba.

Robert trataba de no moverla demasiado pues su espalda era algo de sumo cuidado. Adrián se levantó pero no fue hacia donde yo pensé. Tomó a Iván por el cuello y lo empujó en la pared que tuvo más cerca.

—¡Habla maldito! —le gritó mientras lo acorralaba en la pared—, ¡qué hicieron!

—¡Adrián sueltalo!

Katrina ya estaba a su lado para evitar que cometiera alguna idiotez. Iván parecía consternado y no era para menos, Adrián parecía un loco.

—Ven aquí, tienes que sentarte —Cedric me pasó un brazo por la cintura y me llevó hacia la entrada del patio.

—Déjame —me solté de su agarre y lo miré fijamente—, no necesito nada.

—Entonces, sólo deja que te limpie, por favor —sacó un pañuelo de su chaleco y lo pasó por mi cara para quitar la sangre de mi rostro y echó mi cabello hacia atrás.

Sus enormes ojos azules me miraban de una manera extraña pero no sabía cómo reaccionar ante eso. Ni tampoco quería, me negaba a darle una esperanza.

—Listo —sonrió.

—Gracias.

Fui hacia donde estaban Robert y Lena, esta apenas y estaba consciente. Teníamos que llamar a alguien para que la curara de inmediato.

—Cara fue por Henrietta, necesitan preparar algunas cosas para curarla.

Robert sonaba muy angustiado y lucía terrible. Temía perderla.

—Estará bien Robert —tomé su mano—, ambos estarán bien.

Y ahora, de vuelta a Iván, Adrián ya lo había soltado, pero era mejor que hablara pronto o el gran rey de la familia Vasilith perdería la paciencia de nuevo.

—Es cierto lo que tu hijo dijo —Iván parecía estar aterrado—, por un tiempo me negué a creerlo, pero luego fue muy obvio para mí y la ayudé.

Se refería a Lucinda.

—Iván, ¿por qué? —Katrina estaba en shock—, tú más que nadie sabe todo lo que Adrián y yo sufrimos en aquella ocasión, tantos años.

—Katrina, entiendeme, yo amaba a Luce, pero ella a mí no, aún lo amaba a él —señaló a Adrián—, eso jamás cambió y fue por eso que decidí hacerlo, además ella me manejaba a su antojo.

—¡No puedes creerle! —Magnus fue hacia ellos. Había olvidado que estaban ahi.

—¡Cállate padre! —gritó Cedric—, deja que ellos arreglen esto.

Ok. Eso no me lo esperaba. El pequeño príncipe rebelåndose ante su horrible familia. Magnus lo fulminó con la mirada y salió de ahí. Marie y Cataline lo siguieron como corderitos.

—Sé que es un tanto patético —Iván sollozó— pero esa pequeña bebé me ganó desde un principio. Verla así, tan pequeña, tan indefensa, Lucinda regresó del campo con ella en brazos y lucía tan feliz. Pero entonces me di cuenta de todo lo demás y ya no fui capaz de retractarme.

Henrietta y Cara llegaron con una bolsa de tela y corrieron a donde Lena estaba.

—Tienen que ayudarme, esto le dolerá —Henrietta saco hierbas y miles de cosas más.

—Tenemos que llevarla a una habitación —sugerí mientras Henrietta hacía todo eso.

—Lo mejor es que empecemos aqui —Anabeth respondió —, si la movemos,  será más doloroso para ella.

—Katrina tú puedes ayudarla —ésta me miró confundida.

Estaban tan enfrascados en Iván que se habían olvidado de nosotros y del espectáculo sangriento que teníamos con Lena.

—Por eso jamás salieron del castillo ¿cierto? —Adrián estaba empezando a sacar sus propias conclusiones—, ¡por eso decidieron entrenarla contra todos nosotros!

—No iba a permitir que les hicieran daño, ni a Lucinda ni a Lena, era mi familia y no dejaría que tú la destruyeras.

—¡Y decidiste arruinar la mia!

Adrián soltó un golpe en la cara de Iván. Este ni siquiera se quejó. Cedric fue y los apartó antes de que llegaran a algo peor. Debía calmarse o eso no terminaría bien, ya teníamos suficientes problemas

—¡Terminen de una vez! —grité desesperada—, ¡Lena está muriendo!

—Mi hija creció sana y está bien, está viva —Iván confesó—, la Eleanor que creció con nosotros, yo hice lo mejor que pude, le di todo lo que siempre pedia, era el centro de mi universo, ¡puse nuestro ejército en sus manos!, pero Luce interfirió, incluso con Anthony, yo no pude evitarlo, se volvieron distintos.

—¿Qué quisiste decir con "tú" hija? —preguntó Cedric.

—¡Dónde está nuestra hija! —le gritó Adrián—, ¿qué fue lo que hicieron con ella?

—Yo la amé más que a mi vida, y sé que ella también me quería pero es momento de que regrese a donde realmente pertenece —susurró Iván—, y ahora, está luchando por su vida y la de su bebé.

Adrián se puso como un fantasma. Giró lentamente hacia donde Lena estaba. Iván caminó hacia nosotros y Robert la protegió poniéndose ante ella, pero era claro que Iván no tenía intenciones de lastimarla. Se arrodilló y acarició el  cabello de Lena. Cerró los ojos por un momento.

Oh Dios mio.

Lentamente el cabello de Lena pasó de ser totalmente castaño a un rubio platinado, casi blanco. Llevé mis manos a mi boca para ahogar el gritó que amenazaba con salir de mi boca.

—Es momento de regresar linda —Ivan besó la frente de Lena, se estaba despidiendo—, yo estaré siempre para ti.

Poco a poco los ojos de Lena se fueron abriendo. Un intenso color gris se adueñó de ellos. Adrián no podía creerlo. Y yo creo que nadie podía creerlo realmente. La pequeña por la que tanto habían sufrido, había estado frente a ellos durante veintiséis años y siempre creyeron que era el enemigo. Al igual que ella.

Por un momento Lena y Adrián se miraron, y solo así fue como si dijeran miles de palabras. Era claro que luego de que pasaran tantas cosas, todo el odio que había existido entre ambos, se evaporó por unos segundos. No podían negarlo. La sangre que corría por sus venas los llamaba.

Y esto apenas estaba empezando.