Capítulo 56: Nuestra versión de la historia

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Una cama con un ancho suficiente para albergar tres personas de las medidas de Siwon y el espacio que ocupaban ambos era regular a una esquina, irónico puesto que estaban espalda contra espalda fingiendo dormir como si el otro no notara que no podía hacer eso.

Donghae gira a la derecha, iba a la izquierda, se colocada en diagonal y sobre su pecho pero ninguna posición era correcta, y lo acepto hasta que todo el cuello comenzó a dolerle horrores.

-¿Eunhyuk?

-¿Si?

-....¿Dónde está la portátil?

HyukJae dudo en decírselo un largo rato. -¿Porque?

-¿Tienes alguna película?

>>Muchas, pero no para infantes<< Eunhyuk trago saliva y se levantó de la cama arrastrando los pies hasta la maleta y sacando de ella la portátil. Donghae acomodo las suaves y acolchonadas almohadas atrás de su espalda y debajo de sus rodillas hallando al fin una buena posición.

-Es... solo tengo Titanic Hae- dijo HyukJae sentándose igual a su lado y comenzando a buscar entre sus carpetas.

-¿¡Que!? Pero la memoria está llena- bufo el menor, cruzándose de brazos.

-Si solo que... No es de tu incumbencia ¿de acuerdo? ¿Quieres verla si o no? – Donghae asintió desganado y volvió a acomodarse con una mueca. Eunhyuk encontró al fin el filme y comenzó a reproducirlo entregándosela a Donghae en las piernas.

-¿No la veraz?

-No, estoy algo cansado- respondió el rubio dándole la espalda volviendo a recostándose para intentar conciliar el sueño (por segunda vez) Mientras tanto Donghae pego sus ojos a la pantalla ignorando el remolino de pensamientos y necesidades, sumergiéndose en la romántica, deprimente y realista historia incluso comparándose con cada personaje, pensando en que habría pasado si hubiera estado en su lugar...

La helada noche se había alzado desde lo lejos cayendo en una manta de estrellas, puntos tan lejanos y hermosos que se reflejaban igual que la luna sobre las tranquilas aguas del mar. Tan hermosa la tranquilidad, tal parecía que las suaves olas mecían el barco como una enorme cuna y el chapoteo junto con el viento tocaban una pacífica melodía única de la naturaleza.

La vida podía ser tan monótona y sin sentido, pero Donghae se paseaba por la popa mareándose un poco y acercándose a la mirilla posando sus dos manos sobre el barandal metálico. Traía puesto su hermoso traje de sastre café oscuro; ajustada la camisa de algodón blanca a su esbelto torso y los pantalones arriba de su tobillo luciendo los zapatos lustrados de color negro y casquillo blanco, con botones ajustándoselos; sin contar el bien hecho moño en su cuello de tela fina, seguro.

De pronto subió sus largas piernas al tercero de los barandales asomando al agua como creyendo ver algo que le ilusionaba, y unos pasos se aproximaron.

-¿Tiene algo?- la voz se escuchó tan cerca de su oído que como un impulso estúpido paso al otro lado –Oh... no, no haga eso. La vida es hermosa ¿sabe? No hay razón para que lo haga. El agua es helada y una caída desde aquí podría matarlo.

Donghae giro su cabeza viendo al dueño de esa voz tan dulce pero se escuchaba nerviosa -¿Co-cómo?

-Sí, es terrible. Si usted cae podría morir por el golpe o... por una neumonía.

-¿Q-ue?- el chico comenzó a acercarse, Donghae creía que si lo hacia su destino terminaría ahí por lo que grito con desesperación -¡No aléjese!

-No quiere esto. Aunque... si lo hace- El chico subió el segundo y tercero barandal –Yo tendré que hacer lo mismo, me lanzare.

-E-está loco- chillo Donghae creyendo que se había topado con un enfermo mental suicida -¡VAYASE, PUEDE CAERSE!

A veces eres realmente molestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora