Capítulo 4

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"Flores"


"¿Has conocido a alguien por la primera vez,

pero en tu corazón has sentido como si se hubieran conocido antes?"

(JoAnne Kenrick, When A Mullo Loves a Woman)




Mi espalda y cuello se sienten pegajosos y húmedos, desagradablemente húmedos. Me giro, buscando el confort que no voy a encontrar al no estar en mi propia cama que raramente he utilizado con la cosa de andar en giras todo el tiempo y visitando este lugar y aquel. De alguna manera estoy acostumbrado. Abro los ojos, agradecido por la tenue luz que brilla a través de los bordes de la ventana cubierta con una larga persiana. Y aun así mi cabeza se siente palpitar, mi cerebro golpea contra las paredes de mi cráneo y siento una sed insaciable que hace que mis labios parezcan haber permanecido en el desierto por un largo tiempo.

¿Por qué estoy durmiendo en un sofá?

Vuelvo a moverme y me detengo antes de caer al suelo fuertemente, miro el alfombrado y encogiéndome de hombros en mi mente, me suelto para dejarme caer sobre la alfombra. No duele, pero siento que merezco que duela. No puedo recordar lo que hice anoche, pero no haber regresado a casa es como una pista para saberlo.

—Buenas tardes hombre violento, ¿quieres que te deje en tú casa? —la voz de Laura se hace escuchar en la habitación. Llega a la sala de estar y se sienta en el sofá en el que minutos atrás me encontraba dormido. Con su pie golpea fuera mis piernas para acomodarse con mayor comodidad. — ¿O necesitas una aspirina y un vaso de jugo primero?

Miro hacia ella y gimo como un animal herido. En cierta manera, lo soy.

—Quizás el jugo primero, por favor. —Y la rubia ya está preparada, coloca un vaso de jugo y una aspirina sobre la mesa de café en frente de ella, pasando sus brazos por encima de mí. Estoy acostado en el suelo, sobre la alfombra entre el sofá y la mesita de café, mirando al techo de la habitación, jugando con los apenas visibles patrones que se forman con la luz. —Gracias.

Me siento, recargándome contra el sofá al lado de las piernas de Laura. Bebo el jugo y tomo la pastilla, después tiro mi cabeza hacia atrás.

— ¿Por qué lo hiciste, Niall? —ella quiere saber. Yo lo recuerdo todo, absolutamente todo; como traje a Willie conmigo a la pequeña reunión de Laura para beber y olvidarme de Sydney por un rato, como bebí más allá de la cuenta y dejé de preocuparme por lo que sucedía a mi alrededor, como me besé con una pelirroja debido a un absurdo juego y finalmente como Willie decidió contarles sobre Sydney de manera despectiva, tal y como si la conociera. Después de eso, lo golpeé. — ¿Por qué te-

—No necesitas repetirlo. Te oí la primera vez. Estaba enfadado, eso era todo.

—Sí, lo notamos. —juro que ella rueda sus ojos al hablar. — ¿Quién es esa chica?

Suelto una bocanada de aire, olvidando mi resaca un momento.

—No sé. Sólo sé que tuve un accidente con ella y una linda charla en la que no me sentí aplastado por todo lo que mi nombre significa. Hablamos como por... cinco minutos. —niego con la cabeza y chasqueo la lengua. —Siento como si la conociera de toda la vida y lo único que quería era volver a sentirme tan bien al lado de alguien...

—Voy a hacer como que esas últimas palabras no me han afectado ni nada de eso. —Laura dice con humor y mis labios intentan formar una sonrisa.

Late for Love | niall horanWhere stories live. Discover now