Capítulo 8

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"Decisiones"



"Miré a todos y me pregunté de dónde venían,

y a quién extrañaban,

y qué era lo que lamentaban."

(Jonathan Safran Foer)




La mañana es fresca, una brisa helada y agradable me envuelve y me hace soltar un suspiro. Tengo la televisión encendida, sin embargo lo he hecho como una mala costumbre porque ni siquiera estoy prestando atención a lo que pasan por ella. Creo que es un noticiero.

Para empezar, no estoy adentro de la casa. Estoy fuera, en el jardín trasero mirando el cielo iluminarse con los rayos solares. Perdí el sueño alrededor de las cuatro de la mañana y una hora después decidí salir acá a ver en qué podía distraer mis pensamientos.

Como es costumbre, solo puedo pensar en ella, en lo que ocurrió ayer, en mis planes para el futuro y lo más importante; en encontrar la manera de ayudarla a superar esto. No es de más decir que me partió el corazón verla romperse frente a mis ojos de repente y sin alguna razón aparente. Me sentí inútil y desesperado por encontrar la manera correcta de ayudar a superar su pequeña crisis, pero sólo pude abrazarla unos momentos –en una posición bastante extraña al estar ella sentada– y sentir el calor humano emanando de ella agradablemente.

Espero haberla ayudado por lo menos un poco... no quería dejarla sola, no quería llevarla a la floristería sin antes asegurarme de que se encontraba bien. El problema era descubrir si ella estaba siendo honesta al decir que lo estaba o saber si estaba mintiendo para que yo dejara de preocuparme. Soy una persona que no puede mantener sus emociones a raya para que no sean descifradas, al menos, no pude con Sydney.

Suelto un sonido de frustración y elevo mi vista una vez más al cielo. Algunas nubes tiñen el pálido azul. Me cuestiono acerca del asunto de la chica rubia una vez más, ¿Cómo diablos me sentiría yo si me despierto y no sé ni un solo dato útil de mi vida? Estaría completamente asustado.

Ya deja de darle tantas vueltas al asunto, Niall, no vas a terminar bien. Me regaño y tallo mi rostro. Poco a poco siento el cansancio apoderarse de mí. Ayer, después de llegar a casa hice un listado con los síntomas que Sydney mencionó vagamente en su confesión, también apunté detalles sobre la manera en que de repente se rompió en pánico y comenzó a recitar algunas cosas que solo ella debe entender cómo funcionan. Luego también coloqué en otra columna los datos que Adam me dio en nuestra charla y al terminar de escribir todo lo relacionado a la situación de Sydney, no hice otra cosa más que leer una y otra vez, intentando englobarlo todo para darle sentido.

No lo logré.

No terminé de observar todo lo que escribí con mi letra desgarbada hasta la medianoche, cuando mi cansancio emocional se unió al físico y mis parpados comenzaron a hacerse pesados, por consecuencia caí en un profundo sueño del cual no recuerdo alguna situación en especial. Un sueño en blanco.

— ¿Estás bien? —Wille habla a mis espaldas, dentro de la casa. No suena molesto, como pensé que sonaría la próxima vez que entabláramos conversación.

Respiro profundamente. —Estoy bien.

—No tengo siquiera que preguntarlo, sé que se trata de esa chica de nuevo. Y me preocupa que de repente todos tus pensamientos sean sobre ella, de alguna manera... no es sano, Niall.

Late for Love | niall horanWhere stories live. Discover now