Capítulo 40

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"Inexistencia"




"Yo le digo que a lo que le teme es al silencio, a las palabras no pronunciadas, a lo invisible, a lo ilegible, a lo intraducible."

(Amalia Andrade, Uno siempre cambia al amor de su vida, por otro amor o por otra vida.)




Niall y yo permanecemos a la orilla de la playa, sobre la arena tibia entre la tenue luz de la madrugada, el sonido calmo de las olas del mar y la salinidad del viento pegándose a nuestra piel. Sentados el uno junto al otro con menos de treinta centímetros de distancia entre nosotros. Mi cabeza está incluso apoyada sobre su hombro y mis manos juegan con el dobladillo del vestido corto. Él habla sobre sus planes, lo que ha estado haciendo durante el tiempo en que nos distanciamos, sus inquietudes acerca de la toma de decisiones que ha tomado. Parece que necesitaba hacerlo, a él le gusta contarme este tipo de cosas y yo estoy bien con escucharlo porque disfruto infinitamente de oírle, así que no tengo algún problema con permanecer ahí pensando en todo lo que ha hecho en el mismo lapso de tiempo en que yo me limité a permanecer en casa y lamentarme, a quedarme en mi zona de confort esperando a que mágicamente mi vida se resolviera porque mi mente estaba tan cerrada a creer en la negatividad de todo el asunto.

Me asombra como Niall puede tener esa visión tan panorámica sobre su futuro, sus planes para llegar a él y qué hacer en caso de que algo no salga bien. Tan planeador, pero al mismo tiempo tan espontáneo. Mientras que yo soy más del tipo que se queda en una esquina mirando lo que sucede con su vida sin mover un solo dedo para resolver el asunto, esquivando los obstáculos en vez de enfrentarlos.

Pasé un año fingiendo amnesia, creo que esa es una muestra suficiente de ello.

—Willie tenía razón cuando dijo que tú no eras lo que yo esperaba. —musita de pronto, llamando mi atención de nuevo. No es que yo lo hubiera dejado de escuchar...

—¿Qué quieres decir con eso? —por supuesto que él tuvo que decir algo sobre mí, yo no le agradé de inmediato pero es un sentimiento mutuo desde que decidió comenzar a gritarme por haber chocado con Niall.

Niall se ríe suavemente y sacude la cabeza.

—Olvídalo, lo que quiero decir es que eres más de lo que pensé que llegarías a ser. No puedo sacarte de mi cabeza.

—Y por supuesto que tú tienes que ser romántico al hablar conmigo para ponerme nerviosa todo el tiempo, ¿verdad? —siento como su brazo se posa sobre mis hombros, abrazándome cerca y luego besa la parte superior de mi cabeza sobre mi cabello. A él le ha gustado saber eso, por supuesto que sí.

—Vamos a casa, Sydney. Quédate conmigo aquí, en Los Ángeles... —propone en un susurro, su tono de voz hace que mi piel se erice. Es tan tentadora la idea. —... podrías incluso retomar la escuela si así lo quisieras, hay un mundo de posibilidades aquí.

Me acomodo y lo beso tiernamente en los labios, mi mano posada sobre su mejilla. Es un beso corto y espero que me perdone después de mi respuesta.

—No puedo quedarme aquí. Y no hablo de impedimentos físicos... yo solo... no me siento cómoda en Los Ángeles, en una ciudad donde no encajo, en una ciudad que me brindó lo peor que podía encontrar siendo una chica ilusa que deseaba otro tipo de aventuras en su vida. Volveré a Londres, pero incluso ahí los recuerdos son tan fuertes que me veré obligada a buscar algún otro sitio donde hacer mi vida. —tomo su brazo y lo retiro fuera de mis hombros, luego tomo mis cosas y me pongo de pie con dificultad.

Late for Love | niall horanWhere stories live. Discover now