13: Llamando la atencion

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Me pase todo el fin de semana deseando que fuera lunes y cuando por fin llego el día solo me pasaba ansiosa por entrar a clases. Necesitaba una gran explicación sobre lo ocurrido el fin de semana. No sabía qué rayos pasaba pero sabía que Allen estaba involucrado en ello, el estaba ahí, en mi cuarto, en el lago y en mis sueños. Aunque eso último no lo pidiese evitar. Estaba tan bueno el condenado.

Dije un rápido adiós a mi padre y azote la puerta de la camioneta con prisa por llegar a los pasillos. Me colgué la mochila al hombro y en el acto golpee en la espalda a una chica, me disculpe y seguí mi camino. No sabía dónde encontrarlo, lo único que sabía era que el de seguro también estaba buscándome, eso quería pensar. Porque así era más fácil para mí. Él siempre me encontraba, siempre estaba ahí, aunque estuviera en el triángulo de las Vermudas, el me encontraría.

De lo rápido que iba no me di cuenta de que un cuerpo se aproximaba a mí hasta que ambas chocamos entre sí lanzándonos hacia el piso. Estupida gravedad.

Me sobe la frente frunciendo el ceño del dolor. Abrí los ojos encontrándome con Anna que estaba igual que yo, pero menos aporreada. Yo era más alta que ella pero parecía que la única que carecía de fuerza era yo. Me levante y le tendí la mano para ayudarla.

-¿Qué te pasa? Deberías fijarte por donde pisas, Layla.- Me regaño recogiendo su mochila del suelo.

-Lo siento, tengo prisa. Busco a tu hermano.- Le solté de repente sin meditar en sí debía de contárselo o no. Detrás de ella apareció Sam con su típica sonrisa mañanera anunciando que causaría muchos problemas hoy. Y mañana. Y mañana...y mañana.

-Aquí está.- Le pego en el pecho y lo miro. -Sam, Layla te estaba buscando.- Le aviso esta y el chico me sonrió haciendo una ridícula reverencia.

-¿Para qué soy bueno?- Preguntó con aire seductor.

-Busco a Allen. Tengo que hablar con el.- La sonrisa de Sam se borro y los hermanos se miraron entre sí. Aquí es cuando desearía tener poderes y poder leerles la mente.

-Allen no está.- Dijo Sam negando levemente con la cabeza. Anna solo me miro estudiando mis movimientos faciales. Me acomode la mochila mejor en el hombro.

-Ya se, pero díganme dónde está. Es urgente.- Casi me pongo de rodillas y suplico que me digan dónde rayos estaba Allen, necesitaba saber que él sí estuvo ahí, que estuvo en mi casa y que no me estaba volviendo loca. Necesitaba que estuviera ahí.

-No entiendes. Allen no está aquí, salió fuera desde el viernes.- Está vez hablo Anna y no pude evitar poner la cara de sufrimiento. Le agarre la mano y nos lleve a ambas al baño de chicas. Me aseguré de que nadie estuviera ahí dentro antes de hablar.

-¿A qué te refieres con que salió fuera?- le solté la mano y ella se la sobo. Aún no me acostumbraba a su fría piel.

-Desde el viernes que se fue. De echo llego tarde, saliendo de la escuela tenía que irse pero llego como una o dos horas después. Aún no llega, hasta mañana en la mañana.- Cerré los ojos y me tape la cara con las manos en signo de desesperación. Apreté los ojos intentando no derramar ninguna lagrima.

Eso significaba que lo había imaginado todo, que él nunca estuvo ahí. Pero como explicar lo que vi, él me empujó, estaba en mi habitación y Dereck...¿qué me estaba pasando? Me recargue contra la puerta del baño y negué con la cabeza, no quería aceptar el echo de que probablemente si estuviera loca.

-¿Qué sucede Layla? Somos amigas, puedes confiar en mí. Puedo ayudarte, pero no si no me dices.- Su fría mano se posó en mi hombro y tragué saliva, no necesitaba mirar para saber que ella me había visto el cuello. Siempre hacían eso.

Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now