32: Sexys Pijamas

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Si hace cinco meses me hubiesen dicho que estaría desayunando cereales con fresas en compañía de tres ancestrales vampiros increíblemente guapos, no lo hubiese creido. Creo que hasta incluso, habría encerrado a esa persona en un manicomio.

Sin embargo, eso justamente estaba pasando.

Sam sonreía sin abrir la boca comiendo de su pan tostado con mermelada mirando su celular. Tenia esa típica mirada de chico enamorado en el rostro. Anna estaba a mi lado mirando su plato, sin tocarlo, sumida en sus pensamientos. Allen estaba mirándome fijamente delante de mi de una forma tan penetrante que considere seriamente salir corriendo.

A pesar de que sabía ahora que el no era mi atacante, no podía olvidar la escena donde me acorralo contra un árbol exigiéndome que me alejara de su familia para después enojarse tanto ante la idea de que me pudieran separar de el.

¿Quién entendía los vampiros? Porque yo no.

-Tengo que ir a casa, papá esta por llegar.- Rompí el silencio mirando el reloj que estaba detrás de Allen que seguía viéndome de esa manera mientras yo hacia todo lo posible por ignorarlo.

Faltaban aun dos horas para entrar a clases y me había sorprendido demasiado al ver que me había levantado temprano.

Supongo que usar el pecho de Allen como almohada te dejaba tan descansada que no necesitabas dormir de mas.

-Te llevo.- Hablo por fin Allen levantándose del taburete.

Incline el plato en mi boca bebiéndome toda la leche lo mas deprisa posible.

-¡Adios, chicos!- Grite cuando estaba a punto de cruzar el umbral. Allen se subió a su Jeep negro sin esperarme, que hasta ahorita había notado, pero culpaba a que era de noche y el negro no era muy llamativo cuando estaba oscuro.

Admito que me ofendió solo un poco que no me haya abierto la puerta como todo un caballero.

Lo mire de reojo cuando encendió el coche y nos hizo salir de la entrada de su casa.

-Creo que debí cambiarme primero.- Estire jalando el dobladillo de la camisa de Allen hacia abajo para cubrir mas piel.

Me dio una mirada de reojo sin mencionar una sola palabra y regreso la vista al frente.

¿Por qué rayos estaba enojado ahora? ¿Era por tener que salvarme? ¡Porque yo no se lo pedí!

Me cruce de brazos mirando por la ventana y me concentre en transmitirle que me había contagiado su mal humor y que aun esperaba una explicación respecto a anoche pero no se giro, no me hablo, no nada.

Como aun era muy de mañana, no había tráfico entre las calles y nos fue fácil llegar a casa. Estaciono el coche pero no apago el coche como si diera por hecho que me bajaría así de fácil, sin una explicación.

-Tenemos que hablar.- Dije finalmente y tenía la ligera sospecha de que el ya sabía de lo que quería hablar pero siguió tan inexpresivo como antes.

¿Dónde estaba el Allen que me había besado?

-Siempre que dices eso, terminas llorando.- Abrí la boca como un pez ante lo que dijo y me abstuve de propinarle un bien golpe en alguna parte de su cuerpo.

-En serio te agradezco mucho que me hayas salvado, pero si te ibas a poner...-

-¿Estas escuchándote?- Dijo interrumpiéndome de una manera grosera. -¿Querías que te dejara ahí muriendo? Por mi estas aquí respirando. Bájate del auto.- Dijo en un tono furioso como aquella vez en la casa de Heather.

-¿Por qué me besaste?- Hable con la mandíbula tan apretada para que el dolor me distrajera de matarlo. No me importaba que fuera un vampiro.

-¡Bájate del coche!- Grito golpeando el tablero del coche. Di un respingo ante su arrebato de ira y en vez de sentir miedo, sentí aun más enojo.

Alas y sangre (Editando)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang