40: Poderes.

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Desperté sola en la habitación, Sharon y Anna no estaban por ninguna parte y me sentía como esas chicas que se acostaban con alguien super buenote pero al día siguiente ya no estaban abrazándolas.

Bostece sin intentar cubrirme la boca, ya que estaba sola y nadie me veía.

Mire el desorden que habíamos causado ayer, me habían hecho admitir que me gustaba Allen y de solo pensar que el se metió en mi cabeza anoche, me revolvía el estómago. No quería que se enterará, aunque ahora ya no era algo que podía ocultar.

Fui al baño para hacer mis necesidades y después tome una ducha caliente tratando de relajarme lo más que podía.

Me vestí dejando mi cabello suelto para que se secara naturalmente, ya que mi secador estaba en casa y no iría ahí hasta mucho más tarde, casi en la noche, que era cuando papá llegaría a casa.

Baje las escaleras llegando hasta la cocina para desayunar algo y también estaba todo solo.

¿Donde estaban todos?

Me serví leche en un vaso de vidrio y me hice un sándwich preguntándome donde estaría Allen, ayer no lo ví en casa todo el día.

¿Donde estaría? ¿Y con quién?

Cuando termine, caminé hasta la puerta principal y escuché voces afuera, me asome dándome cuenta de que ahí estaba Anna junto con Sharon y Sam.

Estaban sentados en las escaleras del frente platicando, Sharon estaba sentada de espaldas a Sam, entre sus piernas y su afecto solo me hizo pensar en Allen, en todos los besos que nos habíamos dado y en como me correspondió.

¿Realmente yo le gustaba o solo era su pasatiempo? Necesitaba respuesta pronto.

Al menos pensar en eso hacia que mi mente no pensara en el asesino que estaba detrás de mí cabeza, me sentía segura rodeada de poderosos vampiros.

Abrí la puerta saliendo, adentrándome al frío mañanero.

Las nubes tapaban el sol, lo cual era algo muy bueno considerando que eso acabaría con mis amigos.

Apenas cerré la puerta y los tres voltearon hacia mí rápidamente. Me puse un poco nerviosa.

-Hola.- Saludé sonriendo.

-Al fin despiertas.- Me dijo Sharon burlona. Me sentía un poco más en confianza con ella después de anoche.

-Ven, siéntate.- Anna palmeo su lado y me acerque a ellos.

¿Que tan extraño era estar sentada en medio de vampiros sabiendo que podían comerme en cualquier segundo?

-¿Que están haciendo?- Les pregunté mirando el bosque frente a nosotros.

Vivir en medio de él no les dificultaba comer, si es que comían animales.

¿De dónde sacarían la sangre para alimentarse? En todo el tiempo que he estado en el pueblo no he escuchado que alguien haya muerto a causa de eso.

Pero tampoco quería preguntarles de donde.

-Oh, nada. Perdiendo el tiempo.- Mire hacia atrás preguntándome de nuevo dónde estaría Allen, ¿llego anoche a casa?

-Me aburro. Hay que hacer algo.- Murmuró Anna suspirando.

-Son vampiros, pueden hacer lo que quieran.- Susurré pero como todos tenían un súper oído, me escucharon.

-¡Ya se!- Sam salto en su lugar. -¡Somos vampiros!

-Oh, ¿en serio? Gracias por aclararlo, su piel pálida, su fuerza y su sed de sangre no lo había dejado claro.- Dije obvia rodando los ojos.

Alas y sangre (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora