56: El fin.

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-Oye, podríamos ir a la cafetería saliendo de aquí. Todos vamos a ir.- Me dijo Anna cuando salía con ella de la última clase, literatura.

Me encantaba esa materia, pero el profesor la hacía realmente aburrida.

-No.- Me sentí mal por no ir. -Me quedare con Allen porque mañana descansa mi padre y estaré todo el día con el.- Me miró alzando las cejas.

-No seas de esas chicas que se olvidan de sus amigas porque ya tienen novio.- Me dijo con irritación.

-En primera; Allen no es mi novio.- Le dije a lo que ella puso los ojos en blanco sin creerme en absoluto. -Y no lo soy, saldremos después, ¿si?- La mire esperando que no me rechazara.

Yo quería una amiga y ahora la estaba dejando por Allen. ¿Que pasaba conmigo? Creo que las hormonas se interponían ante todo.

-Ya que.- Me beso en la mejilla antes de salir junto con todos los demás que la esperaban en las puertas.

También iba a salir, pero necesitaba dejar mis libros en mi taquilla, no quería llevármelos a casa para que después los olvidara.

No tenía tarea de todas formas.

Abrí mi casillero y metí ahí dentro todos los libros. Incluyendo la mochila, quería olvidarme de la escuela durante todo el fin de semana.

Suspiré con alivio cuando cerré mi casillero y fui al baño antes de irme. Apenas entre y vi a la señora del aseo ahí dentro con un carrito de limpieza.

-¿Aún se puede entrar al baño?- Le pregunte a lo que ella asintió sin prestarme atención. Entre en un cubículo e hice mis necesidades sintiéndome un poco apenada porque la señora del aseo me estaba escuchando.

Pero no iba a dejar que me explotara la vejiga.

Salí de ahí y me acerqué al lavabo para limpiarme las manos. Agarre del jabón líquido que estaba ahí y las enjuague.

Cuando iba a agarrar las toallas de papel para secarme, vi como la señora del aseo se acercaba rápidamente hacia mi. Antes de poder hacer algo, me agarro de la nuca y me golpeó la cabeza contra el borde del lavabo.

Y caí en la inconsciencia.

(...)

Abrí los ojos sintiendo un punzante dolor de cabeza. Mi cuerpo se movía y me tomo unos momentos darme cuenta de que estaba en lo que parecía un auto en movimiento.

Quise mover mis manos, pero estaban atadas con lo que creía que era cinta adhesiva. Mi cabeza estaba cubierta por una bolsa negra.

-Si, llegare en cinco minutos. Quizá menos.- Escuche como el auto aceleraba. Era la voz de una mujer, no sonaba como la voz de la señora del aseo, más bien como una señora de unos treinta años.

¿Que estaba pasando?

¿Donde estaba? ¿Me estaban...secuestrando?

¿Donde estaba Allen?

-Está viva, solo la golpee en la cabeza. No hubo problemas, aún no sabe de lo que es capaz.- ¿Estaba hablando de mi? ¿Quién era? ¿Que quería? -En la bodega, ya sabes dónde está. Acabo de llegar, no tardes.- El auto se detuvo abruptamente mandándome hacia adelante y el dolor de cabeza se hizo más intenso.

Me concentré cerrando los ojos y el alivio se hizo presente. Escuche la puerta abrirse y cerrarse, después otra puerta que se deslizaba y una mano me tomo del tobillo.

Alas y sangre (Editando)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz