27: Salvador.

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Mi cuerpo cayó violentamente hacia el suelo y me golpeé el costado de todo el cuerpo de forma fuerte y rápida que no me dió tiempo de sentir dolor todavía. Mi cabeza se enterró en el lodo y maldije mentalmente al desgraciado que me quería matar.

¿No podía hacerlo rápido y fácil? ¿Tenía que llenarme de lodo primero?

Me removí incómoda y al fin pude sentir que podía mover mis extremidades, comencé a toser tratando de llenar mis pulmones con oxígeno.

Puse una mano alrededor de mi garganta que ardía  y me alegraba de que mi mano se pusiera fría, así serviría de analgésico para mí adolorida garganta, use la otra mano para apartar mi cara del lodo apoyándome en ella.

Sentía frío, un intenso frío a pesar de las ropas calientes que llevaba y quería llorar muy fuerte.

Alcé la vista encontrando dos sombras delante de mi a más de un metro de distancia y agradecía que estuvieran muy lejos de mi. Quería correr lejos de aquí.

¿Quién era el nuevo que había llegado? ¿También venía a ayudarle a matarme?

Cuando la sombra del suelo se levanto y lanzó un golpe hacia la otra sombra supe que no eran compinches. Vi cómo la sombra dos esquivo el golpe y se puso detrás de la sombra un en un movimiento tan rápido que solo fue una mancha borrosa, levantó su pie y pateo la espalda de la sombra uno tan fuerte que probablemente le rompió la columna. La sombra uno fue lanzada hacia adelante aterrizando a unos buenos metros de nosotros.

No sabía lo que estaba pasando aquí, pero no quería averiguarlo.

La sombra dos volvió a moverse de forma inhumana tras la sombra uno. Parpadee sorprendida por lo que estaba pasando.

¿Quiénes eran ellos? ¿Que querían de mi? ¿Como es posible que la sombra dos fuese tan rápida y fuerte? ¿Seguía dormida?

Asentí ante ese último pensamiento. Aún estaba dormida y esto no era más que una pesadilla mas de la que tenía que despertar. Agarre la piel de mi cuello y pellizque lo más fuerte que pude casi soltando un chillido.

Estaba despierta.

Los golpes que se escucharon llamaron mi atención, no podía verlos pero oía crujidos de ramas, hojas romperse y lodo saltar por todas partes al compás de sus cuerpos. De pronto un fuerte estruendo me avisó que habían derribado un árbol.

¿Como mierda habían echo eso?

Me levante deprisa del suelo ignorando lo más que podía el lodo y camine sin pensar hacia dónde escuchaba los ruidos de las sombras. Sabía que era estúpido pero no podía irme de aquí sin saber quiénes eran esas personas.

Las haría pagar por lo que me hicieron. Hablaría a la policía que iría detrás de ellos, pero tenía que darles una descripción detallada de sus rostros y no solo podía decir que eran dos sombras borrosas.

¿Por que no tenía mi celular para tomarles una foto?

Un grito masculino me congelo en pleno acto de descubrimiento y me estremecí por el dolor que ese sujeto estaba sintiendo. Era desgarrador.

Me obligue a caminar de nuevo pero permanecí detrás de un árbol y solo asome mi cabeza cuando estuve lo suficientemente cerca de ellos.

Una de las sombras, que parecía la uno, estaba de rodillas en el suelo gritando tan fuerte que parecían que lo estaban matando, exprimiendo todos sus órganos internos y fuese a explotar, pero la sombra dos solo permanecía frente a el sin tocarle con la vista fija en el.

¿Que estaba pasando aquí?

Los ojos de la sombra uno se toparon con los de la dos y la sombra uno dejo de gritar pero estaba jadeando y gruñendo a la vez.

La sombra dos se enderezó rápidamente y se quedó estático sin mover un solo dedo. Parecía que se había convertido en una especie de estatua.

La sombra uno se puso de pie aún temblando por el dolor y golpeó a la sombra dos que no hizo nada para defenderse.

Antes se había mostrado muy rudo y fuerte. ¿Que le estaba pasando ahora? ¿Como podía infringir le dolor a la sombra uno sin siquiera tocarlo?

La uno lo siguió golpeando hasta que este cayó al suelo y seguía sin defenderse.

La sombra uno pateo las costillas a la dos y mis ojos se llenaron de lágrimas. Iban a matar a la persona que me había salvado de mi muerte segura, no podía ver eso.

Me giré quitando mi vista de ellos y me tape la boca con la mano ahogando mis sollozos. Cuando abrí los ojos vi frente a mi un inmenso árbol tirado con ramas quebradas a su alrededor.

Las ramas.

Corrí hacia el árbol y agarre una rama tan gruesa que muy apenas podía levantarla.

Me quede un segundo quieta pensando. Es como si mi cerebro al fin hace su aparición cuando estoy casi a punto de morir y me da uno de esos super consejos que me salvan el trasero.

Yo ya estaba libre. La sombra dos entretendría a la uno lo suficiente para que yo pueda escapar y salir de este embrollo. Podía irme, esta era mi oportunidad. Iría con papá, le contaría todo e iríamos con la policía para que arresten a los dos.

No podía quedarme aquí y morir, tenía una vida, tenía a mi padre, a mis amigas, a Anna.

Allen...

Ahora mi cabeza estaba tan revuelta que no sabía que pensar de él. Yo sabía que el estaba detrás de esto, ¿seria posible que una de esas sombras sea él?

No tenía ningún tipo de responsabilidad sobre esa sombra dos, fuese quien fuese.

Así como el no tenía un tipo de responsabilidad conmigo.

Mierda. ¿Por que no podía ser egoísta?

Fui hasta ellos de manera sigilosa y alcé la rama sobre mi cabeza y sin pensarlo la estrellé contra el cráneo de la sombra uno.

El golpe lo alejo lo suficiente de la sombra dos que comenzó a mostrar signos de vida como si recién despertará.

Alcé la rama de nuevo y el se giró hacia mí pero no lo suficientemente rápido ya que la rama se estrelló directamente en su rostro haciendo que cayera al suelo. No me detuve ahí, seguí golpeando su cuerpo sintiendo que la frustración dentro de mi se iba de a poco.

Este maldito bastardo trato de matarme.

Cerré los ojos cuando sentí las lágrimas fluir por mis mejillas y no supe en que momento me detuve de golpearlo. No quería matarlo, tampoco. Pero estaba tan asustada que no sabía que hacer.

Quería a mi papá.

Cuando abrí los ojos y mire hacia abajo el cuerpo ya no estaba. No sabía porque no me sorprendía no encontrarlo, a este punto ya nada podía sorprenderme.

Sentí la rama deslizarse de mis dedos aterrizando en el frío lodo y me tape la cara con las manos, que por cierto estaban llenas de barro, y llore como nunca antes había llorado.

Sentía que en cada lágrima salía de mi cuerpo una gran cantidad de estrés y miedo.

Baje las manos hacia mi pecho como si estuviera protegiendo mi corazón de un terrible peligro inminente.

Escuché un ruido detrás de mi y me di cuenta de que la sombra dos aún estaba aquí.

Agarre todo el aire que pude y me giré.

Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now