23: Así que quieres jugar.

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Anabelle Collingwood.

-¿Porque todo el mundo esta tan alborotado?- Iba caminando por el pasillo, si se pudiera llamar así ya que parecía una avalancha de gente corriendo y empujándose para llegar más rápido a la cafetería.

Sam me miro como si hubiera dicho la peor barbaridad del mundo.

-¿Qué no sabes? Hoy dan pastel de merengue.- ¿Es por eso que soporto que todo mundo pase y me empuje? ¿Por un pastel?

-¿¡Eso es todo!? Pensé que estaba una celebridad o algo mejor que solo eso.-

-Tu, eres rara hermanita, pero yo si quiero algo de pastel, ¿vienes?- Apenas negué con la cabeza y básicamente Sam desapareció sin dejar rastro.

Hombres.

Me dirigí a mi casillero a buscar los libros de mi otra clase, aunque básicamente ya me sabía todo.

-Así que Anita se ha quedado sola- Y ahí estaba otra vez esa voz tan desesperante que me hacían quererme arrancar los oídos.

Cerré mi casillero con tanta fuerza que retumbo en todo el pasillo el cual mágicamente ya estaba solo.

-¿Qué quieres?- Alex estaba al otro lado del pasillo recargado de una forma tan relajada que lo hacía ver aún más guapo de lo que ya era.

-Wow, tranquila Anita, solo pasaba a saludarte- Me mostró una de esas sonrisas que hacía que cualquier chica se derritiera, pero conmigo no, no funcionaria.

-Ya me saludaste, me puedes dejar tranquila y volver por donde viniste- Alex se enderezo y dejo su pose relajada.

-Así que soy yo el que ahora está detrás de ti, sin mas no recuerdo fuiste tú la que se acercó a mí para "averiguar que tramaba"- Esto último lo dijo en tono de burla.

-Si me dijeras de una vez por todas esto acabaría- Dije escupiendo cada una de las palabras.

-¿Y perderme de lo divertido de molestarte, Anita? Nunca.-

Apreté los dientes a mas no poder, cuanto odiaba que me dijera así.

-Mi nombre es Anabelle deberías grabártelo de una vez por todas.-

-Oh, créemelo cuando te digo que lo tengo bien grabado.- ¿Acaso el maldito bastardo me estaba coqueteando? Eso me hizo rabiar mucho mas.

-Pensé que tu pequeño cerebro no podía retener tanta información, creo que esas clases particulares si funcionan.- Eso lo hizo rabiar a el.

Alex borro su sonrisa y se empezó a aproximar peligrosamente hacía mi.

-Así que quieres jugar.-

-No creo que hayas venido hasta acá a jugar, ¿o sí?- Su sonrisa burlona regreso y yo ya me comenzaba a desesperar, de nuevo.

-No sé, tu dímelo, ¿estas listas para jugar, Anita?- Agarró un mechón de mi pelo y lo enrolló.

-¡Eso no tiene sentido!- grité acercándome un paso a él tratando de demostrar que nada de lo que diga me hará efecto.

Pero no funciono ya que la sonrisa de Alex se profundizo mas.

-¿Qué tiene sentido para ti?- Me susurró mientras su mano se dirigió a mi mentón y levantaba un poquito mas.

-Quiero que me digas la verdad- Tuve que usar un tono duro y áspero para que no notara lo que sus ojos y su tacto podía provocar en mi.

De la nada me agarro de la cintura y empezó a retroceder hasta que mi espalda toco los casilleros.

-Pensé que eso estaba haciendo.-

No podía moverme me tenía totalmente acorralada e hipnotizada con sus hermosos ojos azules, que me recordaban a dos zafiros.

¡Dios no!

Tenía que controlarme

Tenía que...

Tenía q...

Se estaba aproximando y con él sus labios, lo cual fue un terrible error bajar mi mirada a ellos. ¿Por qué demonios tenían que ser tan perfectos y besables?

No sé en qué momento yo también empecé a aproximarme.

Estábamos a nada de besarnos, cuando unos pasos en el pasillo hicieron que me diera cuenta de lo que estaba a punto de hacer.

Me separé de él tan rápido como pude y me fui de ahí igual o más rápido sin mirar atrás.

Me metí a la primera puerta que vi, que gracias a Dios era el cuarto de conserjería.

Tonta, Tonta, Tonta.

¿Qué estaba a punto de hacer? ¿Enserio iba a besarlo? ¿A él?
De quien tengo el presentimiento de que vino y no fue exactamente para algo bueno, y peor aún, le demostré que podía tener control sobre mí, fui una completa idiota.

Mi corazón lata tan de prisa que casi se me salía del pecho.

Respiré tres veces más y cuando sentí que me había tranquilizado salí del escondite.

Apenas di un paso y choque con algo que me hizo caer.

-Oye imbécil porque...- mi reclamo quedo en el aire al darme cuenta de quien se trataba y de la cara que traía -¿Qué paso?- Allen me ayudo a pararme, dio un respiro un poco profundo.

-Tenemos que darnos prisa en averiguar que le está pasando- Por su cara me daba cuenta que estaba muy preocupado.

-¿Está empeorando?- ¿Tan mal era?

-¿Tu qué crees?-

-Entonces hay que hacer algo.-

-¿Qué crees que estoy haciendo?- Estaba siendo grosero, pero sabía que era porque estaba preocupado y eso lo frustraba.

-Hay que pedir ayuda Allen, ellos podrían...-

-Lo único que ellos podrían hacer es empeorarlo. Harán que nos descubran y todo se vendrá abajo.-

-Allen.-

-Anna he dicho que no.-

Y con eso se fue.

Alex en multimedia.

N/A2:

Capítulo hecho 100% por el adorable pingüino. 🐧🍫

Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now