35: Cualidades

34 4 1
                                    

-No debiste de hacer eso.- Le dije jadeante intentando seguir sus pasos. Caminaba demasiado rápido para mi gusto.

-Tu no la conoces.- Refunfuño apretando el paso tanto que tuve que correr para alcanzarla. Agarre su hombro haciendo que se detuviera.

Jadee por aire y me doble tomando mis rodillas.

-Lo siento, no me había dado cuenta de que iba tan rápido.- ¿Como no se iba a dar cuenta de eso? Iba más rápido que flash.

-Es una humana, podrías haberla matado de un solo golpe. Necesitas controlarte.- Le reproche una vez que hube recobrado el aliento.

Tenía una pésima condición física.

-¡Ay, por favor!- Gritó alzando los brazos y dejándolos caer. -No la defiendas, pudo haberte hecho daño. ¿Por que no escuchas a mi hermano y te alejas de ellos?- Pregunto alzando las cejas. Me sonroje ante la mención de él.

Sentía que el y yo habíamos dejado algo a medias, sin concluir.

-Allen me odia, no tengo porque hacerle caso.- Mentí cruzándome de brazos para ya no hablar de él, lo que quería era hablar con el.

Era una alivio que con Anna no tuviera la conexión de leer mi mente, así mis mentiras estaban a salvó.

-¿Te odia? La última vez que los vi juntos tú estabas encima de él en una cama.- Mi sonrojo llego a otro nivel.

¿Como pude haber olvidado esa parte?

-¡Eso fue un accidente!- Grite llamando la atención de un conserje, al menos eso parecía. Anna me tomo del brazo ocultándonos de su mirada y se burlo de mí.

-¿Un accidente? ¿Que, te caíste "accidentalmente" sobre su cuerpo?- Lanzó una carcajada cerrando sus ojos. Yo rodee los míos y bufé.

-Ya basta. Sabes que ese tipo de accidente no.- Dejo de reírse de un momento a otro mirándome sería.

¿Como podía cambiar tan rápido de actitud?

-No mentía cuando dije que mi hermano era diferente.-

-Si, lo sé. Todos ustedes son vampiros, mensaje captado.-

-No me refiero a eso. Solo ten cuidado con él, han pasado muchas cosas en doscientos años. Y es como estar más roto que otras personas.- Hice una mueca pensando en lo que dijo. ¿Que ha pasado Allen en todo el tiempo que ha vivió? ¿Se habría enamorado? ¿Por que me importa eso?

-¿Y tú que? ¿También estás así con Alex?- Mi inmortal amiga abrió los ojos sorprendida por el cambio de charla.

-No se de qué estás hablando.- Se cruzó de brazos y evitó mi mirada.

-Se como lo miras; con ese odio...-

-¿Con el que tú miras a mi hermano?- Vaya, está chica si que tenía buenos argumentos. No tenía una respuesta para eso.

Nos quedamos calladas mirando al vacío, yo pensando en un chico y ella probablemente en otro.

Lo primero que sentí fue un viento, esa fue la única advertencia de que exactamente en un segundo Allen se encontraría delante de mí tan pegado que probablemente escuchaba los latidos de mi corazón.

Grite y salte hacia atrás al mismo tiempo chocando contra la camioneta de alguien que aún seguía en el estacionamiento.

Ma tape la boca y sentí el corazón en mis sienes palpitando contra ellas.

Anna estaba tranquila como si supiera que su hermano estaba cerca o solo estaba acostumbrada a que apareciera de la nada, mientras yo estaba a punto de morir de un paro cardiaco.

Su mano tomo mi mentón obligándome a mirarlo y con la otra sostuvo mi cadera como si temiese que me cayera.

-¿Estás bien?- Dijo en un tono preocupado que casi hacia que mi cuerpo temblara convirtiéndome en espagueti.

-Los dejare solos, tórtolos.- Se separó de nosotros con una sonrisa pícara en el rostro dejándome sola con Allen que me miraba esperando una respuesta.

Lentamente quite de mi boca mi mano dejándola caer a un lado rozando su brazo y está vez si temblé, pero de lo frío que estaba.

-Llegaste muy tarde.- Dije con una sonrisa para quitarle importancia a la frase.

Admito que si me decepciono que no vino inmediatamente a mi ayuda, pero el no tenía ninguna responsabilidad sobre mi. No tenía porque protegerme.

¿No era ese el punto de nuestras discusiones? Entonces, ¿por qué me dolía cuando no aparecía de prisa a mi rescate como un caballero en brillante armadura?

Tenía que pensar con la cabeza y no con el corazón.

O con las hormonas...

El era un vampiro y yo una humana. Vivía en la realidad, donde sabía que ese tipo de amoríos solo estaban en las películas y no en la vida real.

-Traté de llegar lo antes posible.- Negué con la cabeza intentando que mis pensamientos no se reflejarán en mi rostro.

Pero de todas formas el leería mi pensamiento, así que...

Witzy, witzy araña, subió a su telaraña...

-No importa, no estaba en verdadero peligro.- Sus manos seguían sobre mi y me encontraba en una lucha interna sobre si dejarlo ahí o quitarlo.

-Deja que te lleve a casa.- Su pulgar se meció sobre mi barbilla creando oleadas de algún extraño sentimiento de bienestar.

Cerré los ojos e incline mi cabeza hacia su caricia, hasta que me di cuenta de lo patética que debería de estarme viendo.

Y me aleje de el.

-Creo que prefiero que Anna me lleve.-

(...)

Te levantas con el pie izquierdo, y todo te sale mal, el perro se come tu tarea, tu hermano está más irritante que nunca, se acaba la leche y ya te habías servido cereal, no hay chocolate y te suceden un montón de cosas horribles en el día y justo cuando nada puede salir peor, ¡PUM! Algo lo hace. ¿Como te sientes después de eso? Es terrible y lo único que te queda es hacerte bolita y llorar.

Pero como Layla Carson no llora, bueno si, pero no en los autos de la hermana del chico que me atrae, que es un vampiro. Así que apreté todo lo que pude mi mandíbula, mis puños y contuve todo lo que quería salir.

-¿Sabes? No pensé que volvería a tener una amiga humana, pero en cada siglo, todo es más genial.- Hablo Anna llevándome a mi casa sin siquiera decírselo.

Me gustaba que nos empezáramos a conocer de manera tan intima que era casi imposible no adivinar que pensaba.

-¿Que le pasó a la última?- Mi voz sonó un poco temblorosa debido a que pasábamos por un camino rocoso y ella me miró con precaución sin despegar los ojos de mi. -La vista al frente, no todos aquí somos inmortales.- Hizo lo que le pedí con una mueca.

-Sigo pensando qué hay algo raro en ti.- Se quedo pensando sin mirar concretamente el lugar por donde íbamos pero su cuerpo reaccionaba como si lo conociera mejor que la palma de su mano. -No luces ni hueles igual que los demás humanos, tu mortalidad es...extraña.- fruncí el ceño ante sus palabras.

-Ignorare que usaste mortalidad para describirme.- Eso le causó una sonrisa y prosegui. -Y soy Layla, esa es explicación suficiente.- Encogí un hombro y fingí verme la manicura.

-Me encanta tu humildad.

-Es una de mis tantas cualidades.-

Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now