51: Ahora lo sabemos.

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Estire la mano con la vista fija en la pantalla donde pasaban una película de vampiros.

Si lo sé, irónico, ¿verdad?

Pero desde que conocí a los Collingwood me había obsesionado con esa clase de películas y series, claro que Allen me desmentía cada una de ellas y eso como que me mataban un poco la ilusión. Pero la mayoría de esos vampiros eran tan sexys como el mío.

Bueno, creo que el mío era mucho más sexy.

Quise agarrar las palomitas que estaban en un bol entre las piernas de Allen, pero mi mano se desvío accidentalmente más arriba y toque su entrepierna.

Retiré la mano inmediatamente con las mejillas sonrojadas fingiendo que no habían hecho nada e ignore su potente mirada.

-Deja de mirarme.- Le dije sintiendome aún más sonrojada de lo que estaba.

-No creo que pueda hacerlo.- Bajo la mano que tenía en mis hombros y la puso alrededor de mi cintura acercándome más a su frío cuerpo.

Mi padre se había ido al hospital desde muy temprano y Allen me había traído a su casa, por fortuna no había nadie aquí. Porque no creía que pudiera mantener mis manos lejos de el y no quería dar un espectáculo.

-Inténtalo.- Puse una mano contra su duro estómago sintiendo lo frío que estaba.

-No quiero.- Me agarro de la barbilla levantando mi rostro y unió nuestros labios.

Amaba la forma en la que me besaba, la delicadeza con la que lo hacía al principio; explorando mi boca y después con más fuerza y más profundidad.

Sus dos manos se presionaron contra mis caderas y se giró haciendo que mi espalda tocará el sofá y el se posicionó encima mío.

Mis piernas se enredaron a su alrededor de forma inmediata y escuche como el bol de palomitas terminaba en el suelo.

Una de sus manos estaba en mi nuca, poniéndome los vellos de punta por sus fríos dedos, la otra estaba a mi lado sosteniendo su cuerpo.

No sabía si había sido buena o mala idea quedarnos solos.

Nunca había estado de esta forma con ningún chico en mi vida y me alegraba que Allen fuera el primero en muchos ámbitos de esta.

Supongo que intuyo que necesitaba aire, porque bajo sus labios a mi mandíbula y la recorrió con sus labios bajando a mi cuello.

Oh, no, aquí no hay vuelta atrás.

Mis manos se pusieron en su cabello y lo empecé a acariciar.

Sentía algo muy hermoso dentro de mi pecho que me hacía sonreír y pensar en que el hombre que estaba encima mío, podría ser para mi.

Antes de que mis pensamientos me traicionaran, empecé a poner mi cerebro en marcha en otro tema.

-Allen.- Lo llame haciendo que dejara mi cuello en paz si no quería que lo violara en su sala. -Estaba pensando en lo que me dijiste sobre esos bebés vampiros.- El se separó de mi para verme a los ojos, tenía los labios hinchados y me encantaba verlos de esa manera porque sabía que yo era la causa de eso.

-¿Que hay con ellos?

-Quizá yo podría ser uno.- Le dije rápidamente antes de que me arrepintiera, pero tenía algo de lógica en mi cerebro cuando pensaba en ello.

-¿Hablas en serio?- Preguntó riéndose entre dientes de lo que había dicho. Me incorporé, sentándome y el también lo hizo así.

-Si, hablo en serio.- Me cruce de brazos sintiéndome un poco insultada de que no me creyera. -Tiene mucha lógica con lo que mi padre me dijo; mi madre nos abandono porque no podía estar en una familia o algo así. Tal vez nos dejó porque era demasiado para ella tener que soportar vivir con humanos cuando ella estaba sedienta, por eso nos dejó.

Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now