52: Novia.

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POVSam.

Corrí los más rápido que pude entre el bosque, esquivando árboles y grandes rocas.

No podía hacerlo por en medio de la carretera, que alguien te viera correr a más de cuatrocientos kilómetros por hora no era nada fácil de explicar.

También estaba está estúpida regla de no hacerle saber a los humanos que existimos, solamente alimentarnos de ellos.

No sé cuál era el jodido miedo del líder, ¿que podían hacernos los humanos si se enteraban de nosotros? Ellos ya no usaban esas antorchas, ahora usaban pistolas y éramos inmunes a ellas, a menos de que fueran balas de plata.

Pero ahora ya nadie creía en nosotros, incluso el coco había perdido su encanto. Ya no se asustaban fácilmente y cuando lo hacían se cagaban tanto de miedo que se desmayaban y no te dejaban usar una frase ingeniosa.

Los humanos podían ser tan imbéciles.

Aunque bueno, yo también fui uno, pero hacía siglos de eso, ya ni siquiera lo recordaba a la perfección. No tenía que preocuparme por perder a alguien, porque siempre fui huérfano, pero cuando conocí a mi novia jamás había tenido tanto miedo de que alguien muriera.

Ella era una humana, una frágil humana y no podía perderla. Quizá convertirla en lo que soy fuera lo más jodidamente egoísta que he hecho, pero ella también estaba de acuerdo.

Claro que no sabía todo lo que ser un vampiro conllevaba, no sabía que desearía matar a todo aquel que se le acercara, ni que vería a todos morir cuando ella estaría perfectamente bien. Era un verdadero cambio para ella, porque cuando la vi, no vi a alguien más aferrarse tanto a su humanidad como ella y yo se la había arrebatado.

Llegue rápidamente a donde ella se alojaba, muy lejos del pueblo. Era una de esas casas inmensas y antiguas que pudo haber perteneció a alguien de la nobleza pero ahora era habitada por vamprios.

Todos creían que estaba abandonada y algunos idiotas entraban por la noche queriendo buscar aventuras, pero lo único que conseguían eran ser chupados por un vampiro, por supuesto que eso era después de matarlos.

Claro que al principio dolía matar a alguien, pero con el tiempo te acostumbras y ya no le das tanta importancia.

Subí las escaleras que tenían hierbas y otras cosas que le daban un aspecto fantasmagórico, toque la puerta de madera y al instante se abrió revelándome del otro lado a mi chica.

Sonreí al solo verla y ella se abalanzó sobre mi, abrazándome. Mis manos se envolvieron a su alrededor como si mi cuerpo ya supiera que tenía que tocarla o moriría. Sus sonrisas eran las cosas más letales para mí.

Por eso tenía que mantenerla oculta, alejada de todos. El líder solo buscaba jodernos, en especial desde que Allen lo mando a la mierda y ahora su hobby era tocarnos las pelotas y también todo aquel que estuviera cerca de Allen.

Así que también teníamos que ocultar a Layla y a todos los que se relacionarán con nosotros.

Antes era demasiado fácil alejarnos, todos teníamos ese aura de maldad impregnado en nosotros desde que nos transformaron y nadie se acercaba. Pero yo nunca pude alejarme de mi chica y Layla no pudo alejarse de mi hermano, y por ende todos los que estaban con Layla también se relacionaban con nosotros.

-¿Por que no me dijiste que vendrías?- Me jalo hacia dentro cerrando la puerta a mis espaldas.

-Quería darte una sorpresa.- Bese sus labios y ella me agarro de la camisa estrujándola con sus puños y me acerco a ella.

Cuando recién se convirtió y adquirió sus poderes era de lo mas divertido ver como sin querer ella se mojaba por completo al estar cerca de una toma de agua, eso era lo mas genial para mi; que estuviera toda empapada. Aunque cuando la llevaba al bosque también nos embarrábamos los dos de lodo, pero nada que una ducha juntos no pudiera solucionar.

-¿Donde están los demás?- Le pregunte mirando a mi alrededor cuando pude separarme de ella, dejando de lado los recuerdos de como no podía controlar sus poderes al inicio.

Mi novia vivía con nuestro antiguo clan, ellos cuidaban de ella y la enseñaban a como controlarse cuando estuviera cerca de humanos y también como usar sus poderes. No me gustaba dejarla, pero sabia que era lo mejor para ambos.

-El líder los convoco.- Me dijo con una mirada de preocupación. -Sam, algo raro esta pasando. Los escuche decir que el líder estaba reuniendo a todos en Transilvania y creo que puede estar relacionados con los mestizos y los puros.- Malditos puros. Así les llamábamos a los hijos nacidos de vampiros con vampiros, esos malnacidos eran prácticamente indestructibles. No tenia que aclarar que era un mestizo; era obvio que hijos de humanos y vampiros. -Nadie me dice nada. ¿También los convoco a ustedes?- Me pregunto y negué con la cabeza mirando al suelo para tratar de pensar que podría estar tramando ese desgraciado. -Eso quiere decir que sea lo que sea, lo que vaya a hacer es contra ustedes.- Fue una jodida mala idea contarle que estábamos en contra del líder.

-No lo creo. ¿Para que necesitaría a todos los vampiros para deshacerse de nosotros?- Quizá solo quería dar el espectáculo de como nos aniquila delante de todos los demás jodidos vampiros.

Aunque eso no podía decírselo, no quería preocuparla.

-No lo se.- Se encogió de hombros y me abrazo. -Pero tengo un mal presentimiento sobre esto.- Sobe su espalda y le bese el cabello rubio. Se lo habia teñido antes de venir a visitarme aquella vez que se quedo en mi casa, para que nadie la reconociera si es que alguien llegaba a verla.

-Tengo noticias.- Le dije cambiando de tema para que dejara de carcomerse el cerebro pensando en que queria el idiota del lider.

-¿Buenas o malas?- Alzo su vista descansando su barbilla en mi pecho.

-Depende de como lo tomes.- La cargue haciendo que enrollara sus piernas a mi alrededor y subí las escaleras de aquella casa hasta su habitacion. Cerre la puerta con el pie y nos deje caer a ambos sobre su cama haciendo que ella riera. Amaba el sonido de su risa. -Pondremos vigilancia sobre Layla y sus seres queridos.- Le dije poniéndola encima de mi.

-¿Eso porque? ¿Esta en problemas?

-Nada que no podamos solucionar. Y pensé que tu podrías encargarte de la vigilancia de Gabs y su familia.- La tome de las mejillas y pase mis pulgares por sus pómulos altos.

-¿Tu a quien cuidaras?

-A el papa de Layla.

-Pero...no puedo ir ahí por mucho tiempo, Sam. No me alimentare de nadie del pueblo.- Me dijo frunciendo el entrecejo.

-Tranquila, nena. Layla nos esta consiguiendo sangre del hospital de su padre. No tenemos que alimentarnos de nadie, son donaciones.- Una sonrisa se extendió por su rostro.

-Eso es muy gentil de su parte.- Se acostó a mi lado pasando su pierna por encima de mi. -Me gusta ella, me cae bien. Creo que le hará muy bien a tu hermano.- Asentí pensando en todas las cosas por las que Allen habia pasado.

Sin duda Layla si le haría muy, muy bien.

-Tu me haces bien a mi.- Le dije contra su pelo, mientras le acariciaba la espalda. -¿Te imaginas a nosotros siendo normales?- Le pregunte mirando al techo. -¿Casándonos, teniendo bebes que no fueran a matarte mientras estas embarazada y envejecer juntos?- Alzo su vista hacía mi y sonrío con ternura.

-Lo único que siempre he querido es estar contigo. Lo demás no importa, Sam.- Asentí hacia ella y me incline hacia abajo para besarla.

Alas y sangre (Editando)Where stories live. Discover now