Capítulo 27

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―Bueno qué, ¿no me vas a hablar en todo el camino? ―la voz divertida de Abel interrumpió sus pensamientos.

Bianca le lanzó una mirada sucia de soslayo.

―Esa era mi intención ―admitió, con toda la tranquilidad que pudo.

Fue a meterse las manos en los bolsillos del abrigo, pero luego se dio cuenta de que no sería muy buena idea en caso de que se tropezara y cayera, lo cual no era una posibilidad muy remota en su estado.

―Oh, vamos, encima de que te acompaño.

Ella se encogió de hombros.

―No te pedí que lo hicieras ―trató de hablar con tono serio, pero su voz borracha era ligeramente más aguda de la usual, y dificultaba su tarea.

Tanto que vio de reojo una mirada divertida del pelirrojo.

―¿Te pones así de gruñona siempre que estás borracha?

La pregunta volvió a recordarle todas las veces que había bebido hasta emborracharse, y con ello la razón principal por la que lo había hecho.

Gruñó exasperada y finalmente terminó metiéndose las manos en los bolsillos para refrenarse de pegarle, que era de lo que realmente tenía ganas en ese momento.

―En serio, no lo estás arreglando. ¿Por qué no solo me dejas en pa―?

Estaba a punto de terminar la frase cuando justo lo que había predicho se hizo realidad.

Su pie se enganchó en un hueco del pavimento, y Bianca vio casi a cámara lenta cómo el suelo se acercaba a su cara a gran velocidad, sin poder hacer nada más que cerrar los ojos.

Sin embargo, algo paró su caída a tiempo.

―¡Joder!

La exclamación enfadada de Abel la hizo abrir los ojos, y se encontró pegada a su pecho por alguna razón.

Vale. ¿Cómo demonios había terminado ahí?

―Uh... ¿Gracias? ―susurró, confusa.

Él la miraba con ira.

―¿Es que quieres matarte? Mira por dónde vas, joder.

Bianca se paró en medio de la calle, se puso las manos en las caderas y le miró como si fuera estúpido. Que lo era.

―A lo mejor si no me hubieras distraído hubiera estado más atenta ―escupió.

Abel se acercó a ella hasta que sus narices prácticamente se estaban tocando, obviamente tratando de intimidarla.

―A lo mejor si no hubieras sido tan estúpida como para beber tanto no tendría que haber venido.

Ella soltó un grito frustrado y le empujó, apartándolo de su camino justo antes de seguir caminando con los puños apretados a sus lados. Sentía que en cualquier momento humo iba a empezar a salir por sus orejas.

―¿Y ahora qué coño pasa? ―gritó él desde detrás. Medio segundo después ya estaba a su lado, tomándola del brazo para que parara y le mirara― ¿No querías que fuéramos amigos? ―abrió los brazos, casi golpeando a una chica que pasaba por allí y que les echó una mirada sucia― Pues aquí me tienes. Acompañándote como un buen amigo ―sonrió con amargura.

Bianca le miró con incredulidad, puso los ojos en blanco y se dio la vuelta para seguir caminando, esta vez algo más despacio, mientras negaba con la cabeza.

―Eres... absolutamente imposible ―le dijo entre dientes.

Él tuvo la audacia de gruñir.

―¿Acaso no era esto lo que querías?

EvitaciónWhere stories live. Discover now