Capítulo 28

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El sonido de las teclas de la calculadora era lo único que se escuchaba en la habitación mientras Bianca hablaba entre dientes furiosamente y trataba de conseguir que el dichoso procedimiento se le quedara en la cabeza.

Era un tema bastante complicado, pero, con la experiencia, había descubierto que después de mucha práctica, conseguía averiguar los "pasos" para resolver cada uno de los problemas.

Tenía los cascos puestos, enchufados a su teléfono móvil, y estaba escuchando la radio. De vez en cuando, cuando sonaba alguna canción particularmente entretenida, se distraía por unos minutos y la cantaba con la mirada perdida.

Por ahora ese era el único descanso que podía permitirse.

Todavía quedaban un par de semanas para sus exámenes, pero había estado haciendo cálculos y se había dado cuenta de que no podía seguir perdiendo el tiempo, y de que tenía las horas justas como para poder sabérselo todo sin tener que agobiarse los últimos días, que era lo que siempre terminaba pasando.

Por ahora, estaba siguiendo su nuevo horario a la perfección, pero estaba tratando de no confiarse o volvería a distraerse.

Llevaba varias horas seguidas sin levantarse de la silla, y hasta se había llevado la comida a su habitación y se la había tomado mientras leía uno de los capítulos pendientes, para ir enterándose más o menos de la teoría.

Justo en ese momento, y después de demasiado rato sin ninguna canción buena, sonó Gypsy road, del grupo Cinderella, y se echó hacia atrás en la silla, cerrando los ojos y aprovechando para masajearse los hombros, cuyos músculos estaban completamente tensos después de pasar todo el día echada hacia delante.

De repente, algo la tomó de la muñeca, haciendo que pegara un grito terriblemente agudo y abriera los ojos de golpe.

Vio a Ione mover los labios mientras tiraba de ella hacia arriba con alegría, pero no pudo escucharla.

―¿Qué? ―se quitó los cascos con la mano libre, y luego se la puso en el corazón, que le latía desbocado.

Su amiga resopló y volvió a dar un tirón.

―Que me acompañes a una cosa ―parecía exasperada a la vez que contenta.

Raro.

Con el ceño fruncido, hizo caso y se levantó, dejando que Ione la guiara fuera de su habitación y, si la puerta abierta era algún indicador, también fuera de la casa.

―Ione, ¿dónde se supone que me llevas? ―preguntó al ver eso.

―Los chicos acaban de venir del rodaje de uno de sus vídeos ―explicó―, y necesitan ayuda desmaquillándose.

Bianca parpadeó y movió un poco la cabeza, sin entender.

―Vale. ¿Y qué pinto yo ahí?

―Pues que llevas todo el día ahí metida, y me aburro, y no quiero que te mueras de aburrimiento tú también ―prosiguió mientras la sacaba de la casa, hacia la puerta de enfrente que también estaba abierta.

A través de ella, se escuchaba un pequeño jaleo de voces y risas.

―No estaba aburrida. Estaba estudiando. Deberías probarlo.

Su amiga chasqueó la lengua.

―Ya estudiaré cuando esté muerta.

Hablando así, Ione sonaba como una irresponsable, pero en realidad la semana antes de los exámenes se la pasaba estudiando tanto como ella. Lo justo sería que ambas estudiaran la misma cantidad para sacar la misma nota, pero eso no iba así con Ione. Su talento era natural, y cuando de verdad se ponía a atender en sus clases, se quedaba con tantas cosas que era casi injusto para los demás.

EvitaciónWhere stories live. Discover now