Capítulo 35

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El backstage era una sala espaciosa, con un sillón y una mesa llena de bebidas y comida pegada a una de las paredes. Era básicamente igual que en la única otra sala de backstage que había estado, y por un momento se preguntó si sería coincidencia o es que todas seguían ese mismo esquema de organización por comodidad.

Los chicos estaban inquietos, y era casi adorable de ver. No estaban exactamente entrando en pánico, pero sí se notaban los nervios a flor de piel. Killian y Archer estaban ensayando, sentados en el sofá y ocupándolo entero con sus guitarras, mientras que Jake y Abel hablaban en un rincón, y Gabe se había ido a correr para quemar la energía que le sobraba, dejando a "su chica" sola y algo incómoda en una de las esquinas, hablando con uno de los técnicos. Bianca solo esperaba que Gabe volviera a tiempo.

Y ahí estaban ellas dos, con sus pases VIP colgando del cuello, apoyadas en un rincón y sin saber exactamente qué hacer mientras los técnicos iban de un lado para otro, y ya se escuchaba el público aullando y gritando a tan solo unos pocos metros. El ambiente estaba cargado de anticipación y emoción, y Bianca se sentía, al fin, relajada y contenta de poder dejarse llevar y pasarlo bien por una noche.

Y vaya que si se iba a dejar llevar. Ahora que podía, iba a dejar salir todo el estrés de la última semana como si estuviera haciéndose una limpieza de sangre.

―¿Vas a parar quieta un segundo o te tengo que clavar los pies al suelo?

La amenaza de Ione le hizo volver la mirada que hasta ese momento había estado moviendo sin parar de un lado a otro como una niña en un parque de atracciones hacia ella.

―Es que estoy nerviosa ―sonrió con vergüenza.

Su amiga puso los ojos en blanco, pero no fue capaz de esconder del todo la sonrisa.

―Mira que eres infantil.

Para negarlo, Bianca no pudo hacer otra cosa que sacarle la lengua.

―Déjame. Al fin estoy libre de estudios, y tengo demasiada energía acumulada como para quedarme quieta todo el rato.

―¿No deberías estar cansada?

―Lo estoy. De hecho cuando lleguemos a casa probablemente duerma dos días seguidos y ni se te ocurra despertarme, pero por ahora estoy aprovechando el momento.

La mirada de Ione se ablandó.

―Me encanta verte así de feliz.

Y Bianca sabía que lo decía de verdad, pero también sabía que en el fondo, Ione también quería estar así de feliz, pero no podía dejar de pensar en lo que fuera que hubiera pasado con Lewis.

Bianca se había prometido distraer a su amiga, así que no pensaba dejar que siguiera preocupándose. No en su guardia.

Así que la tomó de la mano y la guió hasta una pared en la que había una guitarra acústica apoyada.

―¡Eh, Jake! ―el aludido se giró con el ceño fruncido en curiosidad de su conversación con Abel― ¿Se la prestas a Ione?

Él asintió.

―Pero no me la estropees, ¿eh?

Ione puso los ojos en blanco y sonrió, tomando el mástil de la guitarra y colgándosela al hombro usando la correa que llevaba la misma guitarra. En seguida empezó a tocar algunos acordes, y en pocos minutos tenía una expresión mucho más tranquila. Bianca se sintió satisfecha con su aportación.

En un par de minutos llegó Jake, y él e Ione se pusieron a hablar sobre acordes, melodías, tonalidades y demás cosas que Bianca no llegaba del todo a comprender, así que se alejó de allí con una sonrisa, caminando hacia la mesa de los refrigerios para tomar un vaso de Coca―cola. Planeaba ir a hablar con Ashley, que parecía algo perdida, aunque tampoco habían querido presionarla hasta ese momento, pero sintió que alguien se acercaba a ella, parando su plan.

EvitaciónWhere stories live. Discover now