capítulo uno

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐈: 𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐏𝐎𝐏'𝐒 𝐃𝐈𝐍𝐍𝐄𝐑

Conforme las horas de la tarde pasaba Betty Cooper y su pelirrojo amigo, Archie Andrews, charlaban y reían mientras compartían una deliciosa merienda en su lugar favorito para encontrarse: el bar Pop's. Era el local de referencia para todos los jóvenes y los no tan jóvenes de la ciudad. Las hamburguesas eran deliciosas, los batidos los mejores de todo el país y la ambientación no tenía nada que envidiarles a las películas de los años 50 o 60.

—Archie, tenemos que hablar... Sobre nosotros —comenzó la chica rubia. Parecía nerviosa, lo estaba. Se mordió el labio y buscó los ojos claros de su mejor amigo, pero era demasiado tarde.

Este había perdido de lo que Betty decía, pues su mente solo podía centrarse en la despampanante chica de tez morena y pelo oscuro, al igual que sus ojos y la caperuza que caía sobre sus hombros. Sus ojos, redondos y maquillados con unas sombras oscuras que la hacían lucir todavía más feroces de lo que ya eran de por sí, fueron a parar al rostro de Archie, que no tardó en tomar un tono rojizo conforme un calor desconocido se extendía desde su cuello hasta la punta de sus orejas. Hacía mucho tiempo que no se sentía así. Demasiado.

Veronica Lodge sonrió de medio lado, consciente del efecto que había tenido en aquel desconocido y se encaminó a la barra del local para hablar con uno de los camareros.

—He hecho un pedido a nombre de Lodge.

Por detrás de ella, Lisa admiraba todo a su alrededor con los labios separados y los ojos brillantes. Una sonrisa boba se le escapó cuando se imaginó como la protagonista de una película romántica de los años 50, quizá un musical. Era la primera vez que estaba en un lugar como aquel. Estaba acostumbrada a las cafeterías extravagantes y ruidosas de Nueva York, pero aquel pequeño bar le pareció infinitamente mejor aún después de haber conocido la elegancia y el lujo de la ciudad que nunca duerme. Desde los letreros de colores, hasta los sillones tapizados con cuero rojo y la máquina de chicles a un lateral de la barra. Todo era perfecto.

—Tres hamburguesas con una ración de patatas cada, sí —habló el camarero con prisa, pendiente de todos los clientes. Posó sus ojos sobre Lisa, quien se había sentado en una de las sillas frente a la barra, y habló de nuevo sin reparar en la morena de negro—. Casi están, pero tienes que esperar un poco.

Lisa asintió, aunque realmente aquellas palabras iban dirigidas para la otra chica. Veronica la miró de reojo y rodó los ojos, tratando de no lucir demasiado afectada por el vacío que el camarero le había hecho.

Dejando a un lado al camarero y a Lisa, Veronica aprovechó para aproximarse a la mesa en la que estaba sentado el pelirrojo que tanto había llamado su atención.

—Hola.

—Hola —le respondió Archie animadamente, aún mirándola asombrado. La chica nueva tenía una especie de fuerza atrayente que le impedía apartar los ojos de ella y su brillante e inocente sonrisa.

—¿Cómo están los aros de cebolla? —rompió Veronica el hielo señalando con su dedo la pequeña cesta de plástico rojo sobre la mesa. La mano de la joven pasó cerca de la mejilla de Betty, quien observó las uñas largas y arregladas de la chica, pintadas con un tono burdeos que hacía que su manicura luciera mucho más elegante. Veronica enseguida se disculpó y la rubia solo puso sonreí cortésmente y negar.

A sus espaldas Lisa se sentó en la barra a esperar el pedido. Se retiró la capucha de su caperuza roja por respeto y esperó paciente para pedir. Cerró los ojos por un par de segundos y trató de relajar los músculos de su espalda. El viaje desde Nueva York había sido todo menos reparador. Lisa, que desde el principio había pensado aprovechar las horas de trayecto para descansar lo que no había podido la noche anterior, se había visto obligada a soportar a un bebé llorando sin consuelo y una pareja discutiendo a su lado.

BURNING RED » jughead jones ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora