capítulo treinta y cinco

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕: 𝐆𝐔𝐈𝐋𝐓𝐘

Eran las diez y media de la mañana cuando el timbre de la casa Brook resonó con insistencia en todo el espacio. A los pocos segundos se unió el tono del teléfono de Lisa, quien, irritada y medio dormida, se removió en la cama. Terminó por levantarse de mala manera, solo para darse cuenta de que su madre no la acompañaba. Oyó su voz desde el baño pidiendo que atendiera la puerta.

—¡Lisa, abre la condenada puerta! Se nos está congelando el culo.

La joven adormilada no pudo evitar emitir un suspiro aliviado al escuchar la voz de a su amigo Archie al otro lado de la puerta de entrada. Se limpió de mala manera los restos de maquillaje que podían haber quedado bajo sus ojos con la manga de su jersey de pijama. Cuando abrió la puerta la ancha espalda de su amigo pelirrojo fue lo primero que vio, seguido de los rostros serios de Berry y Jughead, que asomaban por encima del hombro del primero.

—¡Oh, cielos! ¿Se puede saber qué te ha pasado en la cara? —Kevin se abrió paso entre todos los demás y sujetó las mejillas de Lisa con ambas manos. Esta se sacudió para restregar sus ojeras inferiores con la tela de su jersey, haciendo desaparecer la mayoría del maquillaje.

Invitó a los amigos a pasar, hasta que sus ojos dieron con Veronica. Antes de que esta pudiera dar un solo paso, se interpuso en su camino. Los ojos de Lisa despedían fuego mientras la otra morena se mantenía serena, aunque tensa.

—No eres bienvenida en esta casa, Lodge. Largo.

—¿De qué hablas, Lisa? —cuestionó Archie con el ceño fruncido.

—Lo siento mucho, chicos, pero no quiero que una sola Lodge ponga un pie en mi casa, cerca de mi familia.

Los labios de Veronica se estiraron en una sonrisa socarrona. Parpadeo un par de veces sin pronunciar palabras y se cruzó de brazos cuando vio aparecer la figura de Barbara por detrás de la de su hija. Se sorprendió ante el evidente parecido en sus gestos molestos.

—Lisa.

—Oh, mamá, buenos días.

—Deja que pase.

—Pero...

—Lisa —estaba claro que su tono no daba pie a discusión—. ¿Qué clase de anfitrionas seríamos si dejásemos a una de las visitas pasando frío en la calle?

Lisa terminó cediendo de mal gusto y condujo al resto del grupo hacia su cuarto. Betty se quedó rezagada, interesada en hablar con Veronica sobre lo que acababa de pasar. Y es que nadie a parte de ella y las Brook sabían lo que había sucedido en apenas unas horas. Jughead parecía ser el más preocupado. Desde luego, el aspecto de Lisa dejaba claro que algo no iba bien.

—¿Por fin te han llegado todas tus cartas de Hogwarts? —Kevin observaba alrededor de la habitación perplejo. El resto de rostros del grupo no diferían del suyo. Lisa recogió todas las cartas con rapidez y las metió dentro de la caja con todo el cuidado que la presión y el miedo a que descubrieran de qué se trataba todo aquello le permitieron.

—Ya decía yo que tenías madera de bruja —murmuró Betty cerca del oído de Veronica.

Lisa rodó los ojos y comenzó a recoger el cuarto. Se sentó en su cama después de haber estirado las mantas y Jughead fue el primero en sentarse a su lado. Lisa le sonrió con cariño y reposó su cabeza sobre su hombro.

—Y bien, ¿qué hacéis aquí?

—Tenemos noticias nuevas sobre el caso de Jason Blossom. Puede que tengamos la prueba definitiva para determinar qué pasó con él realmente.

BURNING RED » jughead jones ✔Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα