capitulo veinticinco

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐕: 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑

Estoy harta. Estoy cansada se repetía Lisa con cada paso que daba. Notaba cómo la cabeza le daba vueltas. Sentía los pies cansados, igual que el resto del cuerpo. En cualquier momento sus piernas cederían y caería a la acera. Aun así, se obligó a continuar con el camino. Cada tres pasos levantaba la cabeza y comprobaba discretamente por encima de su hombro que nadie la perseguía. Desde el momento en el que había salido del bar Pop's tenía la sensación de que alguien le pisaba los talones, se sentía observada. Aceleró metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta y agachando la cabeza.

Una vez en la mansión Lodge cerró la puerta de golpe y se reposó sobre la superficie de madera. Hermione fue la primera en asomarse por el arco que conectaba con el salón de la casa. Abrió los ojos como platos al ver a la joven Lisa llevarse una mano al pecho mientras trataba de controlar su respiración agitada. Las mejillas de las chicas estaban coloradas y su piel lucía un brillo aperlado por el sudor helado, producto del pánico.

—¿Qué ha pasado?

—Creo que alguien me seguía de vuelta a casa.

—¿Qué dices? —Veronica se asomó por detrás de su madre.

—Lo que oyes. Ayer... Ayer al regreso de la fiesta de Jughead —frunció el ceño haciendo su mejor esfuerzo por recordar. En su mente tan solo se reproducía la imagen borrosa de un hombre encapuchado que caminaba en su dirección decidido, al menos hasta que Kian se interpuso en el camino—. Creo que era el mismo tipo que se cruzó con nosotros anoche. Él... Él venía hacia mí, pero entonces... Kian, y... Él...

Hermione se acercó a Lisa lo suficiente para poder recoger sus manos, que estaban hechas dos puños y temblando, y acariciarlas en un intento por calmarla.

—Lisa, cielo, tranquilízate ¿sí? Venga, respira.

Ambas comenzaron a tomar amplias bocanadas de aire. Inspira. Espira. Inspira. Espira se repetía Lisa mientras mantenía los ojos cerrados y trataba de acompasar su respiración con la de Hermione.

—Estoy segura de que solo eran imaginaciones tuyas.

—No, Hermione. Sé lo que vi anoche, y sé lo que he sentido hoy.

—Digamos que ayer... No estabas en tus plenas facultades, mi niña —la mujer hablaba con un tono condescendiente. Lisa frunció el ceño. No podía creerse que Hermione no la apoyara en algo tan importante como aquello.

Se apartó de ella, liberando sus manos y caminó hacia las escaleras de mármol. Lo único que necesitaba en un momento como aquel era que Hermione le aconsejara qué hacer, como descubrir quién estaba detrás de ella y deshacerse de su acosador. Le habría bastado con un abrazo y un par de caricias para saber que todo estaría bien, que no estaba sola. Pero Hermione había preferido echar balones fuera e ignorar la importancia del asunto.

—Lisa, tenemos que hablar.

La joven detuvo su paso en lo alto de la escalera. Dio media vuelta y observó a las dos mujeres Lodge observándola fijamente con semblante serio. Veronica fue la primera en apartar la mirada y caminar hacia el salón. Hermione, tras sacar de su bolso lo que parecía ser una carpeta transparente, siguió los pasos de su hija. Lisa, intrigada y preocupada a partes iguales, las siguió.

—¿Qué ocurre?

Ninguna de las dos Lodge dijo nada. Hermione deslizó la carpeta sobre la superficie de la pequeña mesa de café del salón y dejó que Lisa lo averiguara por su cuenta. Aquellos papeles dirían más de lo que ellas serían capaces de expresar. La joven tomó la carpeta y comenzó a escanear todos los papeles, de arriba abajo. Conforme más leía, su ceño más se fruncía. No entendía por qué le mostraban una lista con todos los delitos que había cometido su padre a lo largo de los años. ¿Qué tenía que ver ella con eso?

BURNING RED » jughead jones ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora