capítulo quince

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐕: 𝐁𝐑𝐎𝐎𝐊

La semana había pasado rápido, o al menos esa era la sensación que le había dado a Lisa, quien se había pasado las tardes en la biblioteca buscando información sobre las Serpientes Sureñas. Titulares de periódicos, extractos de diarios del siglo pasado, panfletos publicitarios pidiendo la expulsión del colectivo de la ciudad. Todo lo que había encontrado eran malas noticias, ni un solo punto a su favor.

El miércoles por la tarde, mientras Lisa regresaba a casa después de haber terminado su turno en el Pop's se cruzó con las dos rubias a las que menos le apetecía ver. Alice y Betty Cooper caminaban en silencio cargando lo que parecían ser las bolsas de la compra. La mujer abrió los ojos como platos cuando vio a Lisa parada frente a ella. Cuando la joven estaba a punto de cruzarse de acera para poder evitarlas, Alice aceleró y la encaró.

—Señora Cooper, no tengo nada que hablar con usted. Déjeme en paz, se lo pido por favor.

—Betty me ha dicho que has estado recaudando información sobre los Serpientes Sureñas.

—Vaya, veo que lo de meterse en las vidas ajenas es hereditario —miró mal a Betty por encima del hombro de su madre. La rubia se limitó a apartar la mirada incómoda y tratar de ocultarse tras las bolsas de papel—. Sí, señora Cooper. He estado investigando, pero aún no entiendo en qué la concierte eso a usted.

—Oh, por favor, no me hables de usted. Me haces sentir vieja.

—¿Qué quiere?

Alice resopló rendida y trató de mantenerse lo más firme posible, aunque el comportamiento maleducado de Lisa comenzaba a sacarla de quicio.

—Puedo ayudarte con eso, Lisa. Puedo prometerte que el ochenta por ciento de lo que encuentres es mentira.

—¿Cómo lo sabe?

—Llevo mucho más tiempo que tú aquí, sé de sobra cómo se trata a los Serpientes en Riverdale.

Lisa la miró replanteándose seriamente las palabras de la señora Cooper. Si era cierto que conocía tanto sobre los Serpientes Sureñas podría resultarle muy útil, pero no estaba del todo segura de que la mujer de la que tanto le había advertido Hermione la ayudara en su investigación contra los Lodge. Si no andaba con cuidado, la situación podía escapársele de las manos y explotar, arrasando todo.

—Sabes donde vivo. Cuando decidas qué hacer, puedes venir a verme. Mis puertas siempre estarán abiertas para una Brook.

Alice continuó con su camino, llamando a Betty para que la siguiera, pero Lisa, sin embargo, permaneció estática. Se giró de golpe esperando ver a Alice, pero la mujer ya había girado la esquina, tan solo quedaron Betty y ella. Por la mirada de la rubia, Lisa pudo adivinar que había oído las palabras de su madre.

Brook. La había llamado Brook.

Eran pocas las personas que conocían su verdadero apellido, únicamente la familia Lodge para ser más exactos. ¿Quién demonios era Alice Cooper y por qué parecía saber más de Lisa qué ella misma?

Al llegar a casa, cerró la puerta de golpe y se dejó caer sobre la madera, deslizándose hasta quedar acuclillada. Cubrió su rostro con las palmas de sus manos y lo frotó con frustración. Quería llorar, gritar, golpear lo primero que apareciera en su camino, pero no podía, no tenía fuerzas para ello. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había escuchado aquel apellido. Lisa creyó que mudarse a Riverdale junto a Hermione sería una buena idea, que dejaría atrás todo el dolor que la ciudad de Nueva York le había provocado, todos los recuerdos angustiosos y cargados de dolor que allí había colectado, pero Alice Cooper parecía dispuesta a remover todo su pasado para regresarlo de entre los muertos y torturarla.

BURNING RED » jughead jones ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora