capítulo dieciocho

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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈: 𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐄𝐀𝐋 𝐌𝐄

puede que este sea uno de los capítulos que más ha cambiado en esta tercera edición, las cosas están a punto de ponerse tensas. espero que os guste !


Las semanas siguientes fueron un infierno de la chica de los labios rojos, tanto que hasta dejó de pintarlos por las mañanas. No se molestaba en mirarse más de lo debido en el espejo porque cada vez que lo hacía recordaba a la mujer que la había traído al mundo. Todo lo que hacía, decía o pensaba le recordaba a ella y se odiaba por ello. Estaba perdiendo la cabeza. Todos en su entorno habían notado el cambio en la chica, hasta Hermione, quien lo había achacado a un problema de chicos.

El primer día que Lisa apreció por la puerta del instituto con los labios completamente desnudos sus amigos se encargaron de recordárselo, a pesar de que ella misma había tomado aquella decisión.

—¿Quién eres y qué has hecho con nuestra amiga?

Kevin, obviamente, fue el más exagerado a la hora de recibir la noticia, pero la chica no estaba de humor y sencillamente se tiró en uno de los mullidos sofás de la sala de descanso, al lado de Jughead. A él no le hizo falta que Lisa dijera nada para entender que algo no iba bien. El chico buscó la mano de Lisa para entrelazar sus dedos, pero ella enseguida se apartó y esquivó el agarre. Todos habían observado aquello y la más sorprendida parecía ser Betty, quien no pudo evitar que una sonrisa tirara de sus comisuras. Lisa aún no había olvidado el hecho de que Jughead había preferido arriesgarse por un estúpido momento detectivesco con Betty a permanecer con ella. Eso, sumado al enfado general que la había perseguido los últimos días, hacía a la chica cada vez más reacia al contacto con Jughead.

El teléfono de Lisa comenzó a sonar, rompiendo el incómodo silencio que se había formado entre el grupo de amigos. Ella sacó el aparato de su bolsillo bajo la atenta mirada del grupo y, sin dejar que vieran el nombre de la pantalla, descolgó. Se levantó y se alejó de los chicos para ganar un poco de intimidad, pero eso solo provocó que sus amigos sintieran más curiosidad y le prestaran más atención.

—Ni se te ocurra volver a dirigirte a mí, ¿me oyes? Olvida que has contactado conmigo. Borra mi número de tu teléfono y déjame en paz.

—Fuiste tú quien se pudo en contacto conmigo.

—Fue un error —bramó exasperada.

Desde aquella noche, su madre había intentado ponerse en contacto con ella cada día. Aquella era la primera vez que se atrevía a descolgar el teléfono y con tan solo unos segundos de conversación ya podía sentir la ira y la frustración corriéndole por las venas. Cuando notó las miradas confusas de todos sus amigos decidió que aquella distancia no era suficiente así que, sin despedirse, se encaminó a los lavabos.

—Escúchame bien, fue una maldita equivocación. Estaba tratando de borrar tu número, no de contactarte. Así que ahora, en cuanto te cuelgue es lo que voy a hacer. Y te recomiendo que hagas lo mismo con el mío.

—No te llamaría si no fuera para algo importante.

—Está claro, entonces, que los cumpleaños de tu hija no son importantes. ¡No me has felicitado desde mi sexto cumpleaños! Al parecer tampoco es importante saber dónde demonios está tu hija, porque no recuerdo recibir una sola llamada cuando decidiste echarme de casa siendo solo una cría. Te daba igual adónde hubiera ido, porque en tu mundo solo importas tú. Bien, pues continúa disfrutando de la soledad esa que tanto ansiabas.

BURNING RED » jughead jones ✔Where stories live. Discover now