BURNING RED » jughead jones ✔

capítulo ocho

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈𝐈: 𝐉𝐀𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐀𝐓𝐄

Las campanillas sobre la puerta del bar Pop's tintinearon cuando Lisa entró por esta. Con las mejillas coloradas y cargada con su bolso y la mochila donde guardaba la ropa deportiva se encaminó hacia la barra. Sonrió al ver el cartel que había visto en las redes sociales del bar minutos atrás.

SE NECESITA CAMARERA O CAMARERO. ES URGENTE

Aquella era, sin duda, la oportunidad perfecta para conseguir devolverle todo el dinero que le debía a Hermione Lodge. La mujer había cargado con ella desde que tenía memoria y lo menos que podía hacer para devolverle el favor era pagar por todo aquello que la familia Lodge había hecho por ella.

Kian la saludó desde el otro lado de la barra.

—¿Estás interesada en el puesto? —preguntó cuando vio a la chica mirar el cartel. Lisa asintió—. Si por mí fuera estarías contratada, pero es Pop's quien decide.

—Oh, vale.

—Ten por seguro que, si pide opinión del personal, votaré cuatro veces por ti.

Le guiñó un ojo juguetón y a Lisa se le escapó un suspiro entrecortado. ¿Por qué demonios tenía ese efecto en ella?

—Cualquier día tu novio me va a descuartizar —Kian señaló una de las mesas a sus espaldas con un gesto de cabeza. En una de las mesas del fondo, Jughead, Archie y Betty charlaban animados. Los ojos del primero estaban puestos en la pareja de amigos que hablaban en la barra. Lisa enseguida negó y sacudió sus manos de manera exagerada.

—No, no. Él no es mi novio.

—Puede que aún no.

Lisa frunció el ceño y Kian rio. La chica de labios rojos se le hacía extremadamente adorable, aunque también había algo en ella que despertaba su lado más salvaje. Tuvo que apartar la mirada de sus labios para que la chica no pensara mal de él.

—Vuelve mañana cuando Pop esté por aquí. Estoy convencido de que te dará el puesto.

—Gracias, Kian. Nos vemos.

El chico se despidió de ella con una sonrisa brillante y meneando sus manos y, cuando la chica le hubo dado la espalda, se encaminó a la cocina para preparar un batido de fresa para Lisa.

La chica recogió la bolsa de deporte que había dejado caer a sus pies y se encaminó a la mesa en la que estaban los otros tres amigos. Suspiró, tratando de mantener la calma, cuando vio a Betty rodar los ojos ante su presencia. Lisa se sentó al lado de Archie, quedando frente a ella. Miró a Jughead de reojo, notando como se le calentaban las mejillas solo de pensar en el momento que habían compartido en el pasillo. Aquello, sumado a las palabras que Kian le acababa de decir, hizo que el corazón le diera un vuelco.

—Hola, Li-li —saludó Archie sonriendo a su amiga. Lisa frunció el ceño ante el apodo amistoso que había elegido él, pero sonrió complacida. Era la primera vez que alguien le ponía un apodo de ese tipo y le gustó cómo se sentía. Al fin formaba parte de un grupo.

—Hola, chicos. Veo que ya habéis arreglado lo vuestro —señaló a Jughead y a Archie respectivamente y los dos chicos asintieron. Le explicaron a Lisa cómo habían llegado a buenos términos, dejando de lado las acusaciones y las discusiones estúpidas—. Me alegro mucho.

—Ahí estaba Veronica.

Betty se cruzó de brazos y se apoyó en la mesa. Miró fijamente a Lisa, quien no parecía impresionada por su intento de lucir intimidante. Esta rio sin ganas sin poder creerse lo infantil que era.

—Lástima.

Archie observaba el panorama sin entender qué había llevado a Betty a tratar de esa manera a Lisa. Jughead, que sí sabía la historia, solo pudo mirar a la morena con el semblante serio y tratando de mantener la calma. Estaba claro que aquella situación la enfadaba, la frustraba, y él se sentía mal por no poder hacer nada para ayudarla.

A los pocos minutos una copa de batido de fresa se posó frente a Lisa. Ella alzó la mirada y sonrió al encontrarse con Kian. El chico sonreía de igual manera. Los otros tres presentes solo podían observar la escena perplejos.

—Yo no...

—A este invito yo.

—Muchas gracias, Kian.

—Ya me lo pagarás cuando empieces a trabajar conmigo.

Se despidió y continuó trabajando sirviendo al resto de mesas. Betty y Jughead siguieron con los ojos al moreno, quien no era capaz de separar sus ojos de Lisa. Jughead tensó la mandíbula.

—Parece que sois muy amigos.

No pudo evitar que el enfado se filtrara en su voz. Pero, ¿por qué estaba enfadado?

—Sí, eso parece —Lisa no había dejado de sonreír como una boba.

—Es guapo —todos miraron a Archie extrañados—. ¿Qué?

Jughead lo fulminó con la mirada. Betty, por otro lado, no podía evitar mirar herida como su mejor amigo y Lisa compartían aquello que ella solía compartir con Archie. Antes de que la morena apareciera en el mapa, era ella quien hablaba de chicos con Archie, quien se reía y bromeaba con él tal y como Lisa lo estaba haciendo.

Cansados de sentirse apartados por culpa de los otros dos amigos, Jughead y Betty entablaron su propia conversación. La chica reía de manera exagerada para provocar algo en la otra pareja, pero Archie y Lisa estaban demasiado ocupados cuchicheando sobre Kian, Andrews le contaba más sobre el deportista.

Cuando Lisa la observó de reojo pudo ver en sus ojos eso que su rostro luchaba tanto por ocultar: celos. Sin embargo, no fue aquello lo que hizo que Lisa se callara de golpe, llamando la atención de Archie.

Betty había optado por recostar su cabeza en el hombro de Jughead. Sonreía con sus ojos fijos en Lisa, finalmente saboreando la venganza. Jughead, que no entendía muy bien por qué su amiga había hecho eso, tragó duro al ver los oscuros y helados ojos de Lisa calando a su otra amiga. Lisa pudo sentir como se le encogía el estomago. Parpadeó varias veces intentado deshacerse de esa sensación tan tóxica. No tenía motivos para sentirse así. Ella y Jughead no eran nada, no debería importarle que fuer atan cercano con otras chicas. Pero no era cualquier chica, era Betty. Lo que más le molestaba era la manera en la que estaba usando a Jughead para herir a Lisa.

La morena se mordió el labio y, fingiendo una sonrisa, devolvió la mirada a Archie, quien no comentó nada al respecto.

Jaque mate, pensó Betty mientras sonreía victoriosa.