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capítulo trece

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐈𝐈𝐈: 𝐍𝐎𝐖 𝐖𝐄'𝐑𝐄 𝐈𝐍 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍

El salón que la alcaldesa McCoy había reservado para el evento estaba a rebosar. La mayoría de los presentes eran peces gordos, empresarios. Las matriarcas de las familias Cooper y Lodge también acudieron a la reunión. Hacía mucho tiempo que ambas mujeres no se encontraban y, desde el primer momento en el que sus ojos se cruzaron, se sabía que los problemas y el caos no tardarían en desencadenarse.

El grupo conformado por Archie, Lisa y Jughead, se había desintegrado a los pocos minutos en encontrarse en la entrada del edificio. Lisa se halló a sí misma hablando sola cuando fue a comprobar si su broma le había causado algo de gracia al pelirrojo y se percató de que no estaba ahí. Miró a sus lados y tampoco encontró a Jughead. Comenzó a agobiarse al notar a tanta gente a su alrededor, ninguno de ellos una cara familiar. Lisa empujó un par de puertas altas y pesadas solo para encontrarse con el rostro serio de la mujer Alice, quien hablaba con un hombre alto y de pelo grisáceo. La mujer desvió la mirada hacia la entrada y Lisa retrocedió en cuanto esta hizo el amago de avanzar hacia ella. Ya había tenido suficiente trato con Alice Cooper por una noche.

—Ey, aquí estas.

La voz ronca de Jughead chocó de lleno contra su oído, haciendo que Lisa girara de golpe en su dirección. Los ojos del chico se abrieron como platos al notar que el movimiento brusco de la joven había provocado una cercanía entre ambos a la que no le molestaría acostumbrarse.

—El concierto está a punto de comenzar, ¿no? —Jughead asintió.

—Ven. Sé de un lugar desde donde veremos mucho mejor.

Cogió la fina mano de Lisa y la entrelazó con la suya. Ambos zigzaguearon entre los presentes hasta llegar a la zona más alta del salón, uno de los palcos que había quedado reducido a almacén. Desde allí se podía ver todo el salón principal, tan bien como el escenario en el que en pocos minutos la banda de la hija de la alcaldesa actuaría.

Al llegar al palco, Lisa reposó sus codos sobre el murete frente a ella y dejó caer su barbilla sobre sus puños cerrados. Jughead optó por sentarse en el sueño con la espalda reposada sobre el mismo muro. Lisa observó con cautela como el ambiente en la planta baja comenzaba a tensarse más y más a medida que Alice Cooper y quien Lisa creía que era la señora Blossom, hablaban. A la segunda se la notaba cada vez más agresiva, con las manos hechas puños y el rostro extremadamente cerca del de Alice. Lisa llamó la atención de Jughead, pero este prefirió mantener los ojos cerrados y la cabeza recostada sobre el muro, aún incapaz de recomponerse del momento tan cercano que él y Lisa habían compartido. Pero eso cambió cuando la escuchó soltar una maldición acompañada de una leve risa. Penelope Blossom acababa de estampar su mano contra la mejilla de Alice Cooper y parecía bastante orgullosa de ello. Aquel fue el desencadenante de una ristra de chillidos e insultos por parte de Penelope, quien tuvo que ser retenida por su marido para que no volviera a lanzarse sobre la señora Cooper.

—¿Qué demonios...?

—Seguro que se lo merecía. La señora Cooper tiende a hablar más de lo debido.

—¿Qué tienes tú en contra de Alice Cooper?

—Le gusta entrometerse en las vidas ajenas, y yo odio a la gente así. Por cierto, ¿dónde está Archie?

Las luces del escenario se encendieron, alumbrando con todos rosados toda la sala, incluido el palco en el que Lisa y Jughead se encontraban. Fue gracias a esa iluminación que los dos chicos pudieron ver a su amigo pelirrojo reptando por las escaleras de acceso rezando por que su padre no le viera. Archie saludó con la mano a sus amigos cuando llegó a su lado y se posicionó al lado de Lisa, ocultando su rostro con la visera de la gorra de béisbol que llevaba puesta. Lo último que quería era que su padre lo descubriera después de haberse escapado de casa, donde se supone que debía permanecer durante el tiempo que durara el castigo impuesto por el señor Andrews.