Elena Novak mal vive en un reino gobernado por Eleanor Abularach, una reina sanguinaria que castiga a los traidores enviándolos a la Rota, un anfiteatro en el que la muerte es un espectáculo público ambientado con fieras salvajes, circo y música roc...
Estamos más organizados de lo que ustedes creen, hago bien en advertirle.
Permítame aclarar su duda:
Como todos sabemos, la Gran Mancomunidad fue en sus inicios la asociación de seis reinos que pactaron unirse contra los rebeldes que luchan por su derecho a vivir en justicia. Sin embargo, la avaricia y la soberbia, por igual en cada uno de los soberanos, destruyó este pacto al permitir la caída de Teruel; no sin antes dejar a cada reino vulnerable y condenado a perecer.
Tendré a bien relatarle lo que sucedió, tal como me lo relató a mí mi madre: las tierras de Hilda de Abastoa, reina de Teruel, fueron invadidas por Cadamosti hace cincuenta años. No obstante, cuando ella pidió ayuda a los demás reinos de la mancomunidad, los soberanos de estos se reunieron y, en vez de enviarle auxilio, negociaron con Agar Bilbao, todavía rey de Cadamosti, permitirle saquear a Teruel a cambio de no saquearlos a ellos también.
El día que Hilda de Abastoa murió, una sacerdotisa se les presentó en sueños a los demás soberanos de la mancomunidad y dio a cada uno una profecía diferente, en este orden: Bitania, Cadamosti, Beavan, Godreche y Orisol. Las profecías, en efecto, son las que usted me envió en su carta. Aún así, también tendré a bien recordarle, que ningún soberano les prestó la debida atención hasta que Teruel se levantó otra vez y los herederos de Hilda no mostraron tener ningún interés en volver a pactar con los soberanos. Por el contrario, juraron vengarse.
Ningún reino ha intentado enfrentarse a Teruel por miedo a la advertencia de la sacerdotisa. Lo único que han hecho, desde hace cincuenta años, es crear alianzas matrimoniales entre ellos y capturar al Príncipe negro. La mejor alianza hasta ahora ha sido la unión de Jorge Bilbao de Cadamosti y Eleanor Abularach de Bitania, nuestros soberanos, que pasarán a la historia como los reyes sanguinarios.
Suscribo, literal, lo que reza la profecía para Bitania:
El sol quemará a leones y serpientes por igual, pues malditos están los nobles y plebeyos que, por deshonrarse los unos a los otros, recibirán el mismo castigo. Al final, la espada del traidor acabará con la reina y el heredero.
H
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Empieza lo mejor...
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