Capítulo 1; Joseph Morgan.

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Viernes 11, Julio.

2015.

San Diego, California.

Joseph Morgan.

Era lo único que Emma decía desde hace una semana. Juro por amor a Dios que si escucho ese nombre una vez más, estallaré.

—Cuando vea a Joseph Morgan...—mis oídos bloquean de inmediato el sonido insoportable de su voz.

Emma y yo nos llevamos relativamente bien, o algo así. Con las pocas semanas que tengo de conocerla he llegado a la conclusión de que es demasiado obsesiva y está tan loca como para ser tolerable las 24 horas del día—. ¡Oh Dios, estoy tan emocionada!—grita histérica, riéndose y golpeando levemente mi hombro.

¿Por qué hace eso? Emma es tan rara. Me río junto a ella, y pienso en como diablos voy a hacer para soportarla todo el día.

—Papá está llamando—anuncia, deteniéndose en medio de la avenida para atender su móvil—¡Papi! ¡Eres el mejor papá del mundo! ¡Te amo!—chilla emocionada, atrayendo la mirada de los demás transeúntes. Ni siquiera parece notarlo.

Emma habla con su padre a una velocidad que creía imposible, solo logro distinguir dos palabras del mar de letras que sale disparado de su boca: Joseph Morgan.

—Hey, Em. Voy a buscar algo para beber, tengo sed.

Ella asiente sin siquiera girarse hacia mi. Siento lastima por el pobre señor Adams, dudo solemnemente que él entienda o esté interesado en algo de lo que dice su hija. El señor Adams sólo se preocupa en una cosa cuando se refiere a Emma, que tenga todo lo quiera, sin importar qué.

Conocí a Emma hace un mes, en el restaurante más lujoso que alguna vez he pisado. Mamá llegó a casa dando saltitos de alegría, en ese momento jamás llegue a imaginar que era porque terminaría en Melisse, el restaurante de cocina moderna más costoso de toda Santa Monica, conociendo a su nuevo novio, Richard Adams y su adorable hija pelirroja de mi edad.

—Hey.

Me detengo en seco al sentir la mano de alguien cerrarse en mi muñeca. El pánico me dura un segundo, me giro de inmediato y me encuentro con los ojos azules de Alexander, uno de los guardaespaldas personales de Emma.

—El señor Adams ha sido claro respecto a no perderles de vista, ¿Por qué no regresas con Emma?—me pregunta, sonriendo amablemente. Me aparto de su agarre bruscamente. Odio que alguien desconocido me toque—. Sólo falta una hora para qué empiece esa maldita cosa—recuerda—. Además, el señor Adams tiene una pequeña sorpresa para Emma.

—¿Una pequeña sorpresa?—pregunto, caminando de regreso hacía Emma. Alexander me sonríe y guarda silencio al llegar junto a ella. 

—¿Dónde estabas?—pregunta, con sus preciosos ojos verde esmeralda sobre mi. Abro la boca para responder, pero, de inmediato soy interrumpida por ella—. No importa. Tenemos que irnos, se acabó el paseo. Te mostraré luego la ciudad.

Guardo silencio y asiento. Alexander se apresuro a buscar el auto, en menos de dos minutos, Emma me arrastra detrás de ella al Audi Q7. Y no para de hablar de lo feliz que está, sólo puedo escucharla la mitad del tiempo.

Desde que la conocí, todo lo que sale de su boca tiene algo que ver con aquellas series de vampiros, The Originals y The Vampire Diaries. Intenté verlas, lo juro, pero extrañamente quedaba dormida en alguna parte del capítulo. Lo cual es muy extraño, considerando lo interesante que es la trama. Los tríos amorosos no atraen tanto mi atención, Damon es un idiota, Stefan es demasiado perfecto, y Elena no sirve para nada. Si el Lunes fuera una persona, sería Elena Gilbert, y si el viernes fuera una persona, sin duda alguna, sería Katherine Pierce. Nunca me dormí en ninguna de sus escenas. Los Originales fue un poco más entretenido, aunque también me dormí un par de veces.

For You- Joseph MorganWhere stories live. Discover now