Capítulo 31; Tragedia.

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Narrador externo:

Emma Adams dejó su bolso Prada sobre el enorme comedor hecho completamente en vidrio. Vio el ramo de rosas rojas en el centro de la mesa y sonrió encantada al ver que eran para ella.

Alexander, su guardaespalda se giró hacia ella.-Que hermoso regalo, señorita Adams.-Anunció, recordando la obligación que tenía con Richard Adams de ser amable y convertirse en un amigo para su hija. Richard Adams era un buen hombre, Alexander no entendía cómo la pelirroja podía ser su hija.

-No es gran cosa.-Repuso Emma, con algo de amargura, aquel ostentoso ramo de rosas rojas de cuatrocientos dólares le pareció insípido, aunque claro, su interés por las flores murió luego de ver quién se las enviaba. Uno de sus muchos pretendientes adinerados, justamente el que me menos le gustaba, por ser gordo y nerd.-Llévate esto a la cocina, no quiero verlas.-

Alexander tomó el ramo de flores sin decir una sola palabra y salió.

-¿Emma? ¿Eres tú?-Oyó la voz de su padre llamarla desde el balcón. Salió a la terraza, su padre sonreía y Cristina Hale estaba sentada detrás de él, el cabello rubio de Cristina era agitado con suavidad por la brisa que corría desde el mar. Desde la terreza, se podía presenciar una parte de la playa privada que tenía a su disposición Richard.

-Hola, Cristina.-Saludó, con una gran sonrisa. Su relación con Cristina Hale era completamente opuesta a la que tenía con Alison. Entre diablos se entienden.-Hola, papá.-Se inclinó para besar a su padre en la mejilla.

-Cielo, no imaginas lo que sucedió.-Su padre estaba realmente emocionado, la nobleza de su corazón eran igual de enorme que su riqueza. Richard no siempre tuve dinero de sobra, todo su imperio fue construido con lentitud y trabajo duro, aquellos sacrificios le habían enseñado muchas cosas sobre el arte de ser una buena persona.

-¿Qué sucedió?-Preguntó Emma, deseando que se tratara de que Alison finalmente había muerto en un trágico accidente.

Richard se giró hacia su futura esposa.-Adelante, cariño. Díselo.-

-Alison está embarazada.-Anunció Cristina. Emma retrocedió, incapaz de asimilar la noticia, una risita histérica se escapó de sus labios pintados de rojo a causa de la sorpresa.

-¿Alison?-Preguntó, aquella idea le pareció rídicula, ¿Cómo Alison podía estar embarazada?-¿Embarazada?-Repitió, Cristina asintió, nerviosa a la espera de la reacción de la pelirroja.

-Sí.-Dijo su padre.-Y aún le debes una disculpa.-Recordó su padre de forma severa.-La próxima ves que la veas, tendrás que disculparte por todo, incluso por lo de San Diego. A partir de ahora, serás amable con ella.-

Emma quiso matar a alguien. Quiso matar lenta y dolorosamente a alguien. Y eso que aún su cerebro no procesaba la mayor tragedia de la situación.

Fue como golpe en el abdomen, Joseph Morgan llegó a su mente. Finalmente la noticia del embarazo fue comprendida con claridad dentro su cabeza.

-¡No!-Chilló, horrorizada ante la idea que Alison llevaba un bebé en su vientre y era el bebé de Joseph "El amor de su vida" Morgan.-¡No puede ser!-Exclamó, ahogando un chillido de rabia y dolor.-Papá, no puede ser.-Se giró en busca de su padre.

-Cielo, espero que tu enamoramiento tonto con ese hombre haya finalizado.-Su padre respondió con dulzura a pesar de que sus palabras fueron duras.-Alison va a mudarse con él.-Siguió, Emma sintió que sus piernas se volvían tan débiles que no podía mantenerse en pie. 

-¿A mudarse? ¡No puede ser!-Emma susurró para sí misma.-Dios mío, ¡Esté es el peor día de mi vida!-Siseó furiosa, dándose la vuelta en sus tacones Gucci de diez centímetros en dirección a su habitación, la punta del tacón resonaba con fuerza contra la lujosa baldosa de porcelana, el servicio de la casa entera supo que Emma Adams estaba furiosa. 

For You- Joseph MorganWhere stories live. Discover now