Capítulo 14; Absolutamente nada.

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Mi habitación es un desastre.

Cruzo mis manos nerviosa sobre mi pecho al ver la reacción de desconcierto en el rostro de Joseph Morgan. El rubio recorre todo el lugar con una mirada atenta. Espero que haya demasiado alcohol en su organismo como para ser incapaz de procesar el desorden.

-Lo siento por el desorden.-Dije incómoda.-No esperaba visitantes.-

-Me gusta tu habitación.-Comentó, dejándose caer sobre mi cama.-Ven aquí.-Me ordenó con una sonrisa.-No muerdo.-Agregó divertido, viendo cómo me mantuve estática junto a la puerta.-A menos que quieras que lo haga.-

-No quiero que lo hagas.-Respondí, dejando escapar un suspiro y caminando en su dirección.-Creí que tenías sueño.-Mencioné manteniendo cierta distancia.

Él asintió, levantándose para sacarse la chaqueta. Su mirada viajó en mi dirección, una sonrisa traviesa se extendió en su rostro.

-Te ves algo nerviosa.-Comentó, dando un paso hacia mí. De manera involuntaria retrocedí.-¿Por qué retrocedes?-Preguntó sonriente.

-No lo hice.-Mentí.

Por supuesto que lo había hecho, había aprendido por experiencia propia que era mejor tener cuidado con las personas ebrias.

-Claro.-Dijo sarcástico, regresando a la cama y comenzando a intentar soltar los botones de la camisa que llevaba.-Maldita sea.-Gruñó. Tuve que contener una risa al ver como sus dedos eran incapaces de desabrochar los botones.

-No es divertido.-Se quejó, viendo la expresión divertida que tenía en el rostro.-No volveré a beber nunca más.-Dijo, dejando escapar un bufido de amargura.

-Claro.-Respondí, imitando su tono sarcástico. Él giró sus ojos, y regresó a los botones de su camisa.-Vamos, concentrate. Puedes hacerlo.-Animé en voz baja.

Era la cosa más ridícula y tierna que alguna vez había visto en mi vida entera.

-No puedo hacerlo.-Joseph se quejó desesperado.-Maldita sea.-

-Te ayudaría...-Inicié, con algo de malicia.-Pero, es realmente encantador verte intentando hacerlo tú mismo.-

Él me miró con fastidio.-¿Por qué eres así?-Preguntó.-¿Es acaso por qué tú cabello es jodidamente perfecto?-Agregó, observando mis rizos dorados de reojo.

¿Qué diablos le sucedía con mi cabello?

-Está bien, te ayudaré.-Dije resignada. Él sonrió encantado. Me acerque a él con lentitud, mis manos viajaron a su pecho para soltar los botones.-Deja de mirarme..-Pedí, sintiendo sus ojos recorrer todo mi rostro. Él bajo la mirada hacia mis manos.

-Me gustan tus uñas.-Dijo, pude sentir un cansancio repentino en su voz.-Aún tengo las marcas en donde me las clavaste ese día.-Anunció, su mirada rebosaba de una inocencia fingida.-Podrías hacerlo de nuevo...-Sugirió, sus manos se deslizaron hasta mi cintura.

-No puedo.-Respondí, intentando mantener la calma.-No hay razón para hacerlo.-Continué, fingiendo indiferencia mientras terminaba de soltar los botones.

-Yo podría darte varias.-Comentó, presionando su agarre en mi cintura.

-Estás demasiado ebrio como para pensar en lo que dices.-Aseguré, intentando deshacerme de su agarre.

-Quiero besarte.-Confesó.

Aquella dos simples palabras me hicieron sentir que la sangre que me corría por las venas era llenada de plomo. Sentí mi cuerpo mil kilos más pesado.

-¿De verdad?-Pregunté, intentando mantener la indiferencia.-Es una pena, considerando que no podría dejarte besarme.-

Una sonrisa torcida iluminó su rostro de manera automática.-Había olvidado lo que era ser rechazado por una mujer.-

For You- Joseph MorganWhere stories live. Discover now