Capítulo 52;

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Narra Joseph:

No entiendo porque tanto escándalo, no es como si ya se hubiera muerto. A lo mejor ni siquiera se muere el desgraciado.

-¿A quién le pagaste para qué le disparara?-Susurra Daniel a mi lado. No es una broma, habla completamente en serio.

Me siento como un gran idiota, ¿cómo es que la idea de contratar a alguien para dispararle no se me ocurrió antes?

-No tengo nada que ver, lo juro.-Respondo, recordando que a pesar de lo mucho que me desagrada, Ethan sigue siendo una persona que tiene familia y puede sentir. No merece morir.

Odio a ese maldito hijo de puta, pero tampoco lo quiero muerto.

-Sé que no te agrada porque el tipo estaba coqueteando con Alison.-Menciona Daniel, mirando con algo de nerviosismo a ambos lados de la sala de esperas.

Daniel no es muy amante de los hospitales, y sinceramente yo tampoco lo soy. No entiendo como Alison puede pasar horas en este lugar, yo me volvería loco con tanto caos.

-Iré por algo de tomar, estar aquí me produce ansiedad.-Dice, levantándose.

En la última hora que hemos pasado aquí, esperando a Alison, hemos sido testigos de lo caótica que puede volverse una sala de emergencias. Aquí en una sola hora he visto más sangre de la que he visto en toda mi carrera interpretando a Klaus Mikaelson. Y eso deja mucho que pensar, considerando que Klaus es un vampiro.

¿Sabían qué el flujo de personas heridas nunca se detiene? Este es el mismísimo infierno, si yo fuera uno de los médicos tendría un ataque de pánico cada veinte minutos. Se necesita de mucho valor enfrentar personas con heridas que sangran a chorros y carne abierta dejando ver los huesos.

Me pregunto sí alguno de ellos alguna vez se ha desmayado de pavor al ver tremendas heridas. Alison una vez sufrió un ataque de pánico, un hombre murió tomando su mano justamente en ésta misma sala, quizás fue en el suelo donde justamente uno de los enfermeros dejo caer un café. Ahora hay una mancha que fácilmente podría disimularse como sangre seca.

Me giro hacia la entrada al oír las puertas de vidrio abriéndose, pero no es nadie que se esté muriendo, se trata del amigo más desagradable de Alison, Ian.

La última vez que lo vi le grité en plena calle que lo mataría si lo veía otra vez cerca de mi novia, debería recordarle que hablaba en serio.

-¿Dónde está Alison?-Exige saber en cuanto me ve. Tiene el rostro pálido, y las manos temblorosas. Oculta las manos en la sudadera negra al ver que tengo la mirada fija sobre ellas.-¿Dónde está?-Repite, alzando un poco la voz. Se ve increíblemente nervioso.

Su pequeño grito atrae la atención de varias personas.

-¿Por qué habría de decirtelo?-Respondo con toda la arrogancia que conozco. Ian pone los ojos en blanco, y se aleja de mí sin más. Creí que al menos me diría algo odioso, y así yo podría levantarme rabioso para pegarle un puño en la cara. Hay algo que está mal con ese tipo, Alison me dijo algo acerca de su padre y otra chica ahí, pero no lo recuerdo muy bien. No estaba prestando atención, tenía mucho sueño y el tema simplemente me fastidiaba.

Ian lleva el mismo uniforme vinotinto de práctica que Alison, lo cual le da pase garantizado a muchas de las habitaciones que marcan "SOLO PERSONAL AUTORIZADO", lo veo perderse por el pasillo, con un par de doctores y enfermeros.

-La policía está loca allá afuera.-Comenta Daniel, regresando a mi con un café en las manos.-Están por todos lados.-

-Alguien entró y le disparó a uno de los profesores, ¿creíste que no vendría ninguno?-Respondo.

For You- Joseph MorganWo Geschichten leben. Entdecke jetzt