Capítulo 49;

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El sonido del mar traspasa mis oídos y me lleva a un lugar donde todo es perfecto, la armonía del cielo oscuro uniéndose con el azul del océano calma cada uno de mis temores, y me deja experimentar la paz es su expresión más pura.

Podría estar sentada aquí durante horas y nunca querría irme.

-Amas este lugar, lo noto.-Comenta en voz baja el chico sentado junto a mi.

-Me calma.-Explico sin apartar la vista del frente.-No he tenido semanas sencillas últimamente, quería venir desde hace un par de días, pero no sé porque, venir aquí en medio de la noche sin nadie me resulto demasiado solitario.-

-Creí que eras de las que apreciaban la soledad.-Dice Ian. Hay algo con él que aún no logro descubrir, lleva toda la noche hablando de mí como sí me conociera perfectamente. Él lleva mucho tiempo estudiándome, y necesito saber por qué, no me creo todo el cuento de que le gustaba.

-Solía hacerlo.-Respondo.

Me gustaba la soledad, o al menos eso creía. Pero no, en realidad no era verdad. La soledad era el sentimiento al que siempre había estado unida mi vida, y por eso creía disfrutarlo, cuando en verdad solo era la costumbre lo que me hacía soportarlo.

-Imagino que ya probaste la alegría de la compañía, no quieres volver a sentirte sola nunca más.-Es como si Ian pudiera leer mi mente, porque justamente pensaba en que ahora que ya no me siento sola, haría cualquier cosa para no perder a quiénes me acompañan y no tener que regresar a ese rincón oscuro en donde estuve tanto tiempo sin nadie más.

-Asumo que tu si disfrutas de la soledad.-Menciono, dirigiendo la conversación hacia él.-¿O me equivoco?-

Nada de lo que hemos hablado es útil. Todo lo que yo quiero saber es acerca de él, y todo de lo que él quiere hablar es acerca de mi. No importa lo que diga, él regresa la carta en mi dirección.

Me gustaría que hablara finalmente de Elizabeth, pero no sé como presionarlo de forma sutil para hacerlo hablar.

-No puedo negar que la encuentro particularmente agradable.-Dice, me giro hacia él y veo que tiene una sonrisa pegada al rostro. Nunca lo había notado, pero Ian es guapo, quizás si dejara de lucir tan aterrador, las chicas estarían detrás de él.-Es por eso que me gusta este lugar, a pesar de que nunca está completamente solo, puedes sentarte en una de estas bancas y la brisa del mar hará que todos desaparezcan. Es como si fuera otro mundo.-

Un mundo para quienes necesitan escapar del horror que viven en la realidad. Este lugar ha sido mi escape durante mucho tiempo, y al parecer, el de él también.

-Me gustaría estar en otro mundo.-Continúa, está vez, en un susurro cargado de nostalgia.

-¿Qué tiene de malo éste?-Pregunto, aún cuando sé perfectamente todos los horrores que invaden nuestro mundo y lo hacen pedazos lentamente. Quiero que Ian me diga que tiene de malo su mundo, para así poder preguntarle si su destrución es obra de Elizabeth.-Me gusta éste mundo mucho, hay bastante chocolante por aquí como para querer irse.-

-Hay más que chocolate, Alison. Cosas horribles que desearía nunca haber visto, o hecho...-Puedo sentir como su voz se llena de arrepentimiento cuando pronuncia sus últimas palabras, la prueba faltante para condenarse ante mi como alguien que ha hecho algo terrible.

No puedo dejar de pensar en que tan terrible fue ese algo.

-Bueno, este año vi a alguien morir en mis manos, eso es horrible.-Comento, algo nerviosa, no estoy tan segura de que quiera seguir aquí, hablando con él.

-Hay algo más horrible que ver a alguien morir, Alison.-Aparto la mirada al frente, no soy lo suficientemente fuerte como para verlo a los ojos.-Ser la razón por la cual ese alguien está muerto.-Sus palabras caen dentro de mi garganta como cubos de hielo, dejando un ardor detrás de si mismas.

For You- Joseph MorganWhere stories live. Discover now