Epílogo

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—Por ti—dice Joseph, está tan nervioso como yo—...Por ti soy un mejor hombre.

—Por ti soy la persona más feliz—continuo yo, más aterrada que él—. Por ti encontré un lugar al que pertenecer, tu lado.

—Por ti descubrí lo que es amar a alguien con todo el corazón—su voz se quiebra, volverá a llorar. Sí el llora de nuevo, yo también lo haré—. Por ti descubrí lo maravilloso que es ser llamado papá.

—Por ti encontré paz—nuestras manos están entrelazadas, y ambos estamos temblando—. Por ti comprendí que el amor puede sanar hasta las heridas más profundas.

—Por ti entendí que es posible amar todo de alguien—dice.

—Por ti conocí lo que es confiar ciegamente en alguien más—respondo, nuestros votos de matrimonio son excepcionales, pero vienen directo del corazón.

—Por ti haría cualquier cosa...

—Por ti haría cualquier cosa—repito—. Te amaré, te protegeré y estaré para ti hasta que la muerte nos separe.

—En los días buenos, y en los días malos serás tu en quién busque apoyo y comprensión—me promete Joseph Morgan—. Serás mi compañera, mi mejor amiga, y mi esposa hasta que la muerte nos separe.

—Para siempre—finalizo.

El sacerdote sonríe—. Sin nada más que esperar, los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

Joseph se inclina hacía mí y nuestros labios se juntan suavemente, sellando así el pacto de que estaremos unidos por y para siempre.

La multitud, llena de nuestros amigos y familiares más cercanos estalla a celebrar. Entre ellos la familia de Joseph, que luego de cinco años finalmente ha decidido hacerse presente en nuestras vidas.

Ambos estamos bien con eso.

***

Llevo bailando toda la noche, cuando estoy a punto de sentarme en la mesa junto a mí madre, veo que Richard extiende su mano hacia mi para invitarme a la pista del baile en el centro del salón.

Acepto su mano sin dudarlo, cinco años con él me han llevado a la conclusión de que es una persona más noble de lo que había creído en un principio.

Crecí sin un padre, y Richard es lo más cercano que tengo a uno, él y mi hermano me entregaron en el altar.

—¿Lo estás disfrutando?—me pregunta—. Todos se ven tan felices—mira a la mesa en dónde Daniel y Joseph muy ebrios ríen histéricos por cualquier cosa que alguien más diga. Junto a ellos se encuentra Nina e Ian, quién volvieron a estar juntos desde hace tres años y ahora están esperando la llegada de su primera hija, Katherine.

—Sí—respondo.

—Helena no suelta a Emma—comenta, riéndose. Tiene razón, Helena ama a la tía Emma, están sentadas juntas mientras Nathaniel Buzolic les toma fotografías. Nath y Emma están cerca de cumplir dos años de noviazgo, posiblemente su boda sea la siguiente en el calendario.
Si me preguntan a mí, diría que el amor que hay entre ellos es tan grande que parece ser infinito.

For You- Joseph MorganWhere stories live. Discover now