Capítulo 24;Una madre que no ama a su hija.

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Mi día pasa de malo a horrible.

La señorita West me observa con el ceño fruncido.

Justo lo que necesitaba para que mi humor se terminara de ir al infierno.

Mi pulso perfecto se ha visto afectado horriblemente por mi excesivo consumo de café. Mis manos tiemblan como si el síndrome de Parkinson me hubiese devorado todos los nervios del cerebro.

-Todos los cortes están mal.-Anunció, observando el desastre de nervios y carne sobre el mesón de laboratorio.-¿Por qué?-Preguntó. Que tonta es, ella sabe exactamente porque.-Confiaba en que lo harías mejor que el resto.-Comentó decepcionada exclusivamente para hacerme sentir miserable conmigo misma.

Así era ella, la señorita West y yo no solíamos llevarnos bien para nada por esa simple razón, las pocas veces que demuestra un poco de amabilidad rápidamente la convierte en algún comentario hiriente que pone en duda todas tus capacidades. Uno de sus extraños placeres es humillarnos, estoy segura.

Cumplía con su asignatura porque Fundamentos de Cirugía me parecía interesante, y necesitaba los créditos.

-Debería dejar de ingerir cafeína.-Me aconsejó, antes de regresar la mirada para seguir inspeccionando mi trabajo. Kat me regala una mirada nerviosa del otro lado del laboratorio.-Todos los nervios están destrozados, si fuera un cerebro humano como neurocirujana habría matado a su paciente en cuestión de milisegundos.-

Conmigo muy pocas veces utiliza la carta de la humillación, ya que generalmente hago todo perfecto.

-¿Tiene idea de lo inútil y peligrosa que sería como neurocirujana?-Me preguntó.

-Lo siento.-Suelto con amargura, sintiendo como el aroma a sesos y sangre se mezcla con el perfume Dior de la señorita West, todo lo que comido en el día me da vueltas en el estomago.

-Alison, sé que eres buena.-Dice con una extraña amabilidad, sus rizos castaños se agitan cuando se gira para verme.-Este trabajo es simplemente inaceptable en alguien con tus capacidades. Te recomiendo que dejes el café o lo que sea que estés tomando por un par de días.-

-Lo haré.-Mentí, separarme del café era como dejar de respirar.

-Disminuye las raciones.-Respondió, notando que mentía.

-Lo haré.-Repetí, observándola con fastidio. Ella no me agradaba en lo más mínimo.

-Tienes 2 en la calificación.-Inició.-Te daré la oportunidad de repetir la práctica, con la única condición de que la próxima ves que entres a mi clase no te tiemblen las manos.-

-Gracias.-Dije, intentando sonar agradecida, estaba consciente de que me había tenido demasiada misericordia.

-Encarguese de limpiar toda la porquería y salga.-Ordenó antes de pasar a otra mesa. Kat se acerco a mí cuando la señorita West depositó toda su atención en la mesa de Christina Watson.

-Parecía molesta.-Me comentó la castaña.-¿Tan mal lo has hecho?-Observó el cerebro animal hecho pedazos de manera irregular.

-No me dejan de temblar las manos.-

-Está mañana te has devorado un vaso de café de un trago.-Me recordó Kat.-¿Alison?-Llamó, atrayendo mi atención. Por un segundo había dejado de escuchar lo que ella decía.-¿Qué diablos te pasa?-Exigió saber.

-Me duele la cabeza, y esto me hace querer vomitar.-Respondí, bajando la mirada la porquería. Ella me miró fijamente a la espera de que continuara y le dijera exactamente lo que diablos me pasaba.-Eso es todo.-

For You- Joseph MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora