022.

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Hace mucho tiempo atrás.


− Jungkookie, ven aquí.

El pequeño castaño levanta la cabeza y sonríe. Estaba en el patio jugando con las flores y su robot de juguete mientras esperaba que su madre preparara el almuerzo. La voz que se se había escuchado era de ella y de seguro ya estaba todo listo para comer, así que toma sus cosas con rapidez para entrar a la bella casa de campo en donde ambos vivían.

− Mi lindo Jungkookie −le dice su madre cuando llega a la entrada−, ve a lavar tus manos. 

Como el niño obediente que era corrió hacia el baño en menos de un santiamén. Jungkook siempre fue un infante inquieto y su madre tenía la paciencia suficiente como para no desesperase con él. La relación entre ambos era muy fuerte y es que solo contaban el uno con el otro, su pequeña familia no tenía más miembros, no existía un padre (ya que se fue cuando Jungkook ni siquiera nacía) ni abuelos (que murieron un año después de que su nieto llegase al mundo). Solo eran ellos dos, madre e hijo contra el mundo.

Mientras Jungkook lavaba sus manitos distrayéndose con la espuma que se acumulaba gracias al jabón su progenitora lo miraba desde el marco de la puerta del baño. Sonrío, su hijo era una preciosidad y esperaba poder hacer todo lo que tuviese a su alcance para ayudarlo a crecer. No importaba si ella estaba sola criando a un niño de cinco años, daría todo de sí por Jungkook.

El niño se da cuenta que su madre lo esta mirando a través del espejo y le sonríe de vuelta. Como era pequeño jamás le dio importancia a como cada cierto tiempo su progenitora se sobaba la espalda haciendo una pequeña mueca de angustia casi imperceptible. Cosas tan banales como esas solo marcaron su mente cuando creció...

Porque justo en ese momento el no tenía ni idea que el cáncer se acumulaba dentro de su madre y que en un tiempo más se la llevaría de su lado.

• • •

Las paredes de ese edificio eran blancas y no le gustaban. Quería dibujar sobre ellas como su mami dejaba que lo hiciera en su habitación. Con un poco de color todo se vería mucho más lindo y quizá eso ayudaría a los doctores para que pudiesen curarla mucho más rápido. O al menos eso pensaba el dentro de su pequeña cabecita.

El cumpleaños número siete de Jungkook fue celebrado en un hospital. A su madre le habían detectado un cáncer terminal aunque el no sabía de ese tema, tan solo notaba las ojeras que ella tenía y que había perdido todo su lindo cabello que era del mismo tono que el suyo. No le gustaba ver a su mami así, tan triste y pálida. Siempre pensó que una de las razones por las que ella seguía enferma era gracias a esas feas paredes que se estaban despedazando a su alrededor, aquel tétrico escenario no la ayudaban a sentirse mejor. Muchas veces se había quejado de ello con el Doctor recibiendo solo risas ahogadas de su parte pero ninguna solución.

Ese día, harto de esperar, tomó una de las hojas que las enfermeras le habían regalado para que se entretuviese hacia unos días atrás y mientras esperaba a que el médico dejase de revisar a su madre hizo un enorme dibujo de ambos en su casa, jugando y riendo. Se lo daría a su mami para que se sintiera mejor y así podrían volver pronto a su hogar.

Mientras Jungkook coloreaba el vestido con el que dibujó a su progenitora oyó a una de las enfermeras gritar el nombre de otra para luego correr por el pasillo. Levantó la cabeza asustado, el ambiente tranquilo que siempre imperaba durante el día en esa zona del hospital fue quebrado por un choque de agitación. En menos de un minuto todo el equipo médico se movía de un lado a otro, asustando a Jungkook por completo. Dejó de hacer su dibujo para bajarse de la silla e ir hasta la habitación de su mami, con ella se sentiría más seguro.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora