042.

106K 11K 5.4K
                                    

Park Youngmin estaba desconcertada y bastante nerviosa. El texto que su hijo le había enviado el día anterior diciendo que se quedaría esa noche con su novio le hizo pensar lo peor, aunque no se atrevió a preguntar. De inmediato creyó que algo malo había sucedido durante la entrevista en el tribunal y que quizá por eso Jimin no quería volver a casa, pero fue lo suficientemente cobarde como para no decir nada. Siempre decían que al ser adultos te podías enfrentar de manera mucho más madura a los problemas y la verdad era que las personas mayores eran muchas veces las que cometían los peores errores.

Sin importar mucho lo que pudiese pasar se quedó en la sala de estar tratando de ordenar todos sus pensamientos mientras buscaba con anhelo una salida para todos los problemas que se le venían encima. Apenas quedaba una semana para el juicio y a pesar de que ya contaba con un abogado para la ocasión no se sentía preparada lo suficiente. Conocía bastante bien al señor Park como para quedarse tranquila y tenía claro que cuando este quería salirse con la suya siempre lo hacía. No podía dejar que aquello sucediera, no esta vez cuando quien estaba en juego era su hijo.

Mientras meneaba el pie izquierdo de forma nerviosa pudo percibir el momento exacto en que la puerta principal se abrió. Giró la cabeza de forma automática para observar como Baekdu, quien había estado descansando a su lado en el sofá durante todo ese tiempo, corrió hasta la entrada dándole la bienvenida al visitante. Desde donde se encontraba pudo divisar como entraba a través de la puerta una cabellera rosa desordenada que se agachó de inmediato para jugar con el animal que le recibió. Sonrío porque su corazón se sentía un poco más relajado al ver a su hijo allí, sano y salvo. No pasó más de un minuto para que se levantara con rapidez aproximándose, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Jimin supo que algo estaba mal y se detuvo a mitad de camino.

¿Por qué su hijo lloraba?

El chico apartó la mirada de inmediato y tomó en sus brazos a Baekdu dispuesto a subir las escaleras dejando atrás a su madre. Youngmin tembló por completo, los secretos hacían un zumbido en su cerebro a pesar de que intentaba convencerse a si misma que era imposible que Jimin se hubiese enterado de algo. Se suponía que los años habían echo lo suyo y habían logrado borrar todo para jamás hacerle daño a la única persona que amaba con su vida. No debía preocuparse, no debía.

Porque era imposible que Jimin lo hubiese averiguado, ¿no?

— ¿Estás bien, Jimin?

El chico, que ya había avanzado dos escalones de las escaleras con su mascota aún en brazos, se detuvo de golpe y se quedó quieto ante la pregunta. En ese minuto Park Youngmin fue invadida por el miedo más asfixiante que se pudiese conocer... Era el miedo a que su propio hijo pudiese odiarla, miedo a los secretos que le caromían por dentro, miedo a no ser lo suficientemente fuerte para enfrentar sus errores.

Y cuando Jimin se dio vuelta lo supo.

Su miedo se había hecho realidad.

— ¿Cuando pensabas decirme que mi padre intento hablar conmigo?

Youngmin se quedó donde estaba esperando que todo fuese un sueño y su hijo no se hubiese dado cuenta de la equivocación que había cometido. Tragó saliva bajo la mirada acusadora de Jimin y trató de encontrar las palabras correctas para explicar porque había hecho algo como eso. Porque tenía sus motivos, aunque nunca se dio el tiempo para explicarle a su hijo.

— Lo siento tanto, Minnie —comienza y le tiembla la voz—... No debí ocultártelo, pero tenía miedo de que te hiciera daño, yo no podía verte asustado de nuevo...

Era verdad, cada palabra que salía de la boca de Youngmin era verdad. La única razón por la que le ocultó a su hijo que su padre si había intentado hablar con el era porque tenía miedo. Estaba aterrada de pensar que aquel hombre pudiese manipular a Jimin para volverlo un niño infeliz, un niño que debía ocultar su verdadero ser para agradar a su padre. Ella había consentido durante años ese comportamiento con su silencio, pero no quería que su único hijo pasase por eso de nuevo.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora