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La aguja comenzó a pasar por su piel trayendo consigo aquel ardor que conocía perfectamente.

Jungkook había tenido que levantarse temprano ese día para ir a su última sesión del tatuaje de su pierna derecha con Namjoon antes de asistir a la escuela. Iba de bastante mal humor ya que se había quedado hablando con Jimin por mensajes hasta la madrugada y había alcanzado a dormir muy poco. Casi golpea a un tipo porque lo paso a llevar en la calle y apenas le dirigió la palabra a su amigo cuando llegó a la tienda. Definitivamente no era su día.

− Deja de estar tan tenso, joder −Lo regaña Namjoon quien empieza a colorear el tatuaje con negro−. No voy a terminar nunca si estas así.

Solo suelta un gruñido. Estaba de estomago sobre la camilla ya que el tatuaje estaba ubicado en su pantorrilla y en esa posición menos podía tratar de serenarse. Tratando de buscar la mínima paciencia que existía dentro de él hizo el intento de relajarse colocándose los audífonos para poder escuchar algo de música. Eso siempre le ayudaba.

El tatuaje que estaban terminando era el dibujo de un hombre sentado frente a un atril mientras pintaba, Namjoon lo había echo en realismo y tan solo le faltaba rellenarlo más un par de detalles. Aquello representaba el mayor sueño de Jungkook que era vivir de la pintura. Siempre se había imaginado a si mismo en esa profesión, pero las escuelas de arte eran tan costosas que lograban tirar su deseo por la basura sin piedad alguna. Apenas tenía para vivir cómodamente, no podía darse el lujo de pagar algo así.

− ¿Y qué pasó con Jimin? −Pregunta Namjoon captando su atención mientras limpia la tinta y Jungkook se saca los audífonos de las orejas.

− ¿Tu también andas de chismoso?

− Seokjin me ha mandado a preguntar, pero yo también tengo curiosidad. ¿Ya están en algo?

Namjoon era su amigo más antiguo y a quien más le tenía apreció por ser el primero que le tendió una mano después de escapar del orfanato. Quizá por eso le costaba un poco menos contarle ese tipo de cosas, además sabía de antemano que el no se pondría a chillar de emoción como lo harían Taehyung y Seokjin, lo que era realmente molesto.

− Eso supongo. Me dijo que yo también le gustaba.

Namjoon detiene la maquina de tatuaje para mover la silla hasta el escritorio donde comienza a cambiar la aguja.

− Eso es bueno, Kook. ¿Cuantas citas llevan?

Jungkook se queda pensando mientras, después de unos dos minutos, vuelve a sentir el pinchazo de la aguja en su piel. La verdad era que el y Jimin nunca habían tenido una cita. Tan solo habían comido en un restauran 24 horas, ido al círculo y entrenado juntos. Jamás habían salido en plan romántico.

− Ninguna −Responde y Namjoon abre los ojos.

− ¿Ninguna? −Pregunta− ¿Y qué estas esperando para invitarlo?

− Sabes que yo no soy así, Namjoon. No se me da eso del romanticismo y Jimin lo sabe perfectamente.

La aguja sigue pasando y esta vez causa un poco de dolor al estar sobre la piel ya lastimada. Jungkook ni se inmuta, esta tan acostumbrado que su cuerpo es capaz de asimilarlo sin hacer muecas o estremecerse.

 − Y me lo dirás a mí. Yo sé que no eres un tipo que estará regalandole flores todo el día, pero al menos podrías intentarlo.

Jungkook hace una mueca. Ni siquiera tenía idea de como hacer eso. Siempre se había burlado de esas parejas que eran demasiado cursis, llegando a despreciar todo lo que tuviese que ver con el romanticismo. Era imposible que un chico como él pudiese darle algo así a Jimin.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora