034.

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Frente a él había una obra de arte sin duda alguna. Su mirada recorrió cada rincón del hermoso cuerpo que tenía a su disposición y podía asegurar que jamás se había sentido tan afortunado como cuando vio a Jimin sonreír de lado hacia su dirección dejando ver aquellas mejillas sonrosadas que tanto le gustaban. Jungkook estaba con el pecho acelerado, quería que todo saliera bien porque se tiraría del puente más alto si llegaba a hacerle daño a tan bella criatura que ahora iba a descansar en sus brazos y entregarse por completo.

No lo arruinaría, eso podía jurarlo.

No sabía muy bien como todo encajaba, pero casi sin problema se quitó la camisa por la cabeza para colocarse entre las piernas de Jimin sin dejar de besarlo en ningún momento. Jungkook estaba demasiado concentrado en el peli-rosa, poco importaba si en ese minuto el mismísimo cielo se caía sobre ellos, el tan solo estaba enfocado en la hermosa piel suave que estaba bajo suyo y como esta se erizaba cada vez que su tacto llegaba hasta lugares sensibles.

— Mmm...

Los balbuceos de Jimin llegaban a sus oídos como la música más bella que alguna vez escuchó. Jungkook quería hacer las cosas de forma lenta, poder disfrutar de todo eso y guardarlo en su memoria para no olvidarlo jamás, así que con lentitud comenzó a palpar cada rincón del cuerpo de Jimin, conociendo mucho más allá de lo que alguna vez pudo ver y disfrutando de la sensación cálida que ahora rebalsaba todo su interior. Observaba al peli-rosa directo a los ojos y notaba como la mueca de este reflejaba lujuria pura combinada con el brillo más inocente que se le asomaba por las pupilas. Jungkook necesitaba todo eso, necesitaba a Jimin completo o no podría vivir tranquilo nunca más.

Con cuidado, controlando aquella parte bruta suya que deseaba estampar al chico contra la cama de forma dura, lo acomodó de tal manera que pudiese tener acceso completo a toda la piel de este. Jimin se veía entregado, aunque Jungkook no pudiera saberlo dentro de la mente del peli-rosa estaba bien clara la idea de que lo dejaría hacer cualquier cosa, porque confiaba en el más que nadie en este mundo.

La mano derecha de Jungkook se ubicó en el pecho de Jimin y con una lentitud tortuosa fue bajando mientras formaba un camino por el abdomen de este último hasta llegar más allá de las caderas, donde la pelvis de Jimin estaba cubierta aún por los pantalones pero aún así se podía ver la bella tela de encaje que estaba esperándolo. Extasiado y con la garganta algo seca Jungkook sonrío antes de dejar unos besos repartidos en la zona íntima de Jimin. Poco importaba si la ropa aún estaba en su lugar porque ese gesto logró que el peli-rosa arqueara la espalda deseando mucho más contacto.

— Quieto, mariposa —susurra Jungkook en tono ronco—. Prometo que se pondrá mejor.

El castaño lleva ahora sus dos manos hasta el principio del pantalón de Jimin para bajarlo con bastante agilidad. Unos segundos después la prenda yacía en algún lugar olvidado de la habitación y en su lugar había quedado el sueño de Jungkook hecho realidad. Ni siquiera sabía cuánto le afectaría ver a Jimin con aquellas hermosas mejillas sonrosadas y solo una braga blanca de encaje cubriéndolo. Hasta podía ver como la punta de el miembro del chico se escapaba de la ropa interior gracias a la erección que traía encima. ¿Acaso se podía ver más caliente en ese minuto?

— No me mires tanto —dice Jimin avergonzado y trata de cubrirse el cuerpo con sus manos pero Jungkook lo detiene de inmediato aferrando sus dos manos contra la cama con suavidad.

— Ni loco —contrarresta de inmediato—, quiero ver el cuerpo de mi chico por completo.

Al escuchar eso de inmediato Jimin toma a Jungkook por el cuello para unir sus labios en un beso necesitado. Sus dientes chocaron ligeramente y sus lenguas ansiaban la una a la otra. El castaño ahogo varios gemidos en la garganta de Jimin mientras este movía las caderas haciendo que las pelvis de ambos se envolvieran en un vaivén exquisito. Se separaron al tiempo después mientras el más bajo llevo sus manos hasta el inicio del pantalón de Jungkook.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora