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Jimin aún no se sentía listo para enfrentar a su madre por lo que simplemente le mandó un mensaje precisando que ese día se quedaría en el departamento de Jungkook. Luego de unos minutos recibió a cambio otro texto que decía "cuídate mucho" y con eso guardó el aparato en sus pantalones tratando de que las emociones no se revolvieran en su interior una vez más. Podía sentir la mirada del castaño apenas cerró la puerta de la habitación tras de sí y por unos segundos quiso desaparecer, al menos para no ser siempre tan débil frente a Jungkook.

Se recostaron sobre la cama y no tardó mucho tiempo antes de que Jimin dejase caer su cabeza en el pecho de su chico para intentar encontrar algo de sueño reparador. Las manos del castaño viajaron hasta su cabeza acariciándole el cabello y aunque esa era una de sus cosas preferidas no la podía disfrutar en su totalidad.

— Sigues tenso, Mariposa.

Las palabras que Jungkook le había dedicado en el cementerio habían logrado que una parte dentro de sí se sintiera más tranquila, pero eso no bastaba para alivianar todas las emociones que le ahogaban hacía días. Como un niño pequeño oculto su cabeza entre el hombro y el cuello del castaño, esperando que aquel aroma masculino que tanto adoraba le ayudase a sentir algo de paz para poder dormir.

Los brazos de Jungkook le rodearon por completo esta vez pegándolo más a su cuerpo y Jimin se sentía tan cómodo que no quería moverse ni un centímetro. No sabe cuánto tiempo estuvo así, ni si el el cansancio le había afectado el cerebro, pero de la nada le invadió la necesidad de mover su cara para acercarse a la oreja de Jungkook y ronronear:

— Hazme olvidar por hoy.

Y el castaño no supo a lo que se refería hasta que sintió los labios de Jimin paseando con lentitud por su cuello. La electricidad le hizo temblar, congeló su corazón e hizo vibrar su interior. Jungkook era bastante impulsivo y ante una proposición como esa no se hubiese echo de rogar, pero las circunstancias eran distintas y Jimin se encontraba herido. No era momento de pensar con su lado perverso.

— Mariposa, no estoy seguro...

Pero Jimin atrapó sus labios sin dejarle siquiera pensar en las consecuencias. Jungkook era débil cuando se trataba de las cosas que hacia su chico para descolocarlo por completo, no existía manera en que su sano juicio pudiese controlar los impulsos descabellados que le invadían cada vez que su piel rozaba de manera suave la de Jimin. Quería ser un buen novio, un caballero, pero simplemente se le hacía demasiado difícil.

De todas formas cuando se separaron tomó el rostro del peli-rosa con ternura para hacerle una pregunta sencilla.

— ¿Estas seguro? No quiero hacerte daño.

Y Jimin sonrío.

— Tu jamás me harías daño.

Nuevamente sus labios se unen bajo la luz que emanaba la ampolleta colgada desde el techo. Jungkook sabe que no tiene escapatoria, hay un chico precioso en sus brazos y por más que quiera hacerse creer a sí mismo de que es capaz de controlar sus malditos impulsos, la verdad es que no hay manera en que pueda apaciguar las ganas que tenía de hacer al peli-rosa suyo en ese instante.

Sus manos viajan de forma traviesa hasta la cintura de Jimin y con un leve empujón lo deja sobre su torso. Lo levanta con tanta facilidad que Jimin parece tener el peso de una pluma y este último suelta una risita por ese motivo. Los labios de ambos chocaban haciendo ruidos obscenos, subiendo de a poco la temperatura de la habitación. La tela de la ropa comienza  a friccionar entre ambos y el peli-rosa amarra sus brazos en el cuello de su contrario para darse soporte.

— Eres lo único que me mantiene a flote —susurra Jimin en el oído de Jungkook logrando que este temblase un poco—, lo único que me hace no perder la razón...

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora