044.

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El camino se le hace demasiado largo y demasiado absurdo, ni siquiera es capaz de poder llevar la cuenta de cuantas veces desde que había salido del hospital dio aquellos exactos pasos hacia el mismo destino, ni cuantas veces tuvo que aguantar sus propias lagrimas para llegar a tocar la puerta de la forma más respetable posible, aunque no podía hacer mucho para ayudar a su imagen. Aún tenía la cara hinchada más raspones en la piel que daban cuenta del dolor que seguía sintiendo en su cuerpo a pesar de que el alta ya estaba en su poder. Pero sin importar nada de eso allí estaba él, caminando para intentar encontrar algo que había perdido y sin la menor idea de si esta vez podría encontrarlo.

Jimin se sentía perdido en el silencio.

Porque eso había recibido durante esas dos semanas desde que la paliza había tomado lugar en su vida. El silencio sepulcral que le llenaba por completo y le hacía sentir miserable. Un silencio tan profundo que le hacía volver al punto donde no tenía a nadie con quien poder hablar, a quien recurrir, a quien apoyar. Hubo momentos en los que pensó que aquella época por fin había desaparecido para siempre de su existencia, hasta tenía pesadillas en las que volvía a ser el chico solitario y odiado por el mundo en general. Se recordaba a si mismo despertando y sudando frío, tratando de cerrar los ojos para recordarse a si mismo que la soledad había terminado gracias a que ya tenía alguien que lo amaba por se quien era y no quien debía ser, eso le calmaba para conciliar de nuevo el sueño... Ahora se daba cuenta de que el problema era que ya no se trataba de una simple pesadilla.

Cinco pasos más y ya estaba en su destino sin escudos para proteger a su magullado corazón. Soltó un suspiró pesado antes de posar su dedo índice sobre el timbre y cuando escuchó el sonido característico de este en el interior del lugar dio un paso hacia atrás cerrando los ojos. Ya era casi un ritual, en tan solo unos segundo de espera deseaba con todas sus fuerzas de que esta vez las cosas fuesen diferentes, que por fin pudiese despertar de la horrible pesadilla en la que se encontraba atrapado. Jimin necesitaba que las cosas cambiaran, Jimin deseaba que él abriese la puerta esta vez...

Pero eso nunca sucedía.

— Hola, Jimin —le saluda Taehyung con una sonrisa cansada, pero sincera—... Algo me decía que serías tu.

Era ahí cuando la esperanza abandonaba su cuerpo y la tortuosa rutina a la que se había sometido comenzaba a funcionar una vez más. Podía verlo en los ojos de Taehyung, aquella lastima que le tenía le hacía sentir muy miserable, pero parecía que no tenía opción. Necesitaba saber que había pasado, dónde estaba, conocer la explicación a todo eso antes de que colapsara por completo... Y ese final estaba muy cerca.

— De verdad lo siento por insistir tanto —susurra mirando sus propios pies—... Solo me preguntaba si ya habría vuelto a casa... 

Y ahí Taehyung le decía lo que no quería escuchar.

— Lo siento, Jiminnie... Él aún no ha vuelto...

Le ardía el pecho, ¿qué había hecho mal?

— ¿Estas  seguro? ¿No te ha llamado? Quizá pueda verlo en otro lugar, necesito hablar con él...

Pero Taehyung tenía la misma respuesta y la misma mueca triste que el día anterior, hace tres días y hacía una semana. Lo que significaba solo una cosa y Jimin podía entenderlo perfectamente antes de que siquiera escuchase su voz.

— Lo siento mucho, Jimin... No tengo noticias de Jungkook...

¿Y qué importaba cuantas veces se lo dijesen si el siempre volvía a tocar la puerta? ¿Qué importaba si parecía que su pobre corazón ya no podía con ello? ¿Qué importaba si ya había perdido hasta el más mínimo ápice de dignidad al ir a buscarlo día tras día?

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Where stories live. Discover now