026.

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− Han estado de suerte, el fuego no alcanzó a llegar a las paredes y solo quemó la cocina. Un poco más y hubiesen incendiado el departamento entero... Quizá hasta el edificio hubiese corrido peligro.

Jungkook escuchaba atentamente lo que decía el bombero sin levantar la mirada. Jamás se había sentido tan idiota en su vida como en ese momento. Además Jimin estaba a su lado aguantando una risa y eso no le ayudaba en nada para poder llevar la vergüenza que le invadía por ser un distraído de primera. Le hubiese gustado salir corriendo para desaparecer un par de horas o al menos hasta que todo el mundo hubiese olvidado lo ocurrido.

Vaya, que manera de arruinar una primera cita.

− Sería mejor que para la próxima vayan a un restaurante −sigue diciendo el hombre mientras anota algunos detalles de lo sucedido en el informe que estaba haciendo−, es más práctico.

Enserio quería enterrarse vivo cuatro metros bajo tierra. Había echo demasiadas cosas estupidas durante su vida, lo podía reconocer. Pero aquello superó su marca personal y es que arruinar una cita por completo era algo que jamás pensó que sería capaz de hacer. Apenado miró hacia un costado donde Jimin estaba envuelto en una manta rosa entregada por los bomberos que combinaba perfectamente con su cabello. Este nota que lo esta mirando y lo único que hace es sonreír. Jungkook no entiende por qué lo hace si todo lo que habían planeado se había arruinado de la peor forma, ¿acaso estaba loco?

− No sé por qué estas tan feliz −Le cuestiona al fin cuando el bombero se aleja de ellos y Jimin se encoge de hombros.

− Según yo ha sido una noche memorable, ¿no lo crees?

No pudo evitar asentir y es que Jungkook lo creía al 100%. Definitivamente jamás olvidaría esa noche, ni ese día, porque durante 24 horas seguidas todo le salió mal hasta dar como resultado la peor cita que ha existido en el transcurso de la humanidad.

Que idiota.


Antes de que todo saliera mal,
por la mañana.


− ¡Jungkook, levántate ahora o llegaras tarde a recoger tu traje!

Sus ojos estaban cansados y apenas podía abrirlos. La voz de Taehyung resonaba en su cabeza mientras intentaba estirar su brazos hasta la mesa de noche donde su celular yacía olvidado. Cuando la pantalla ilumino su rostro molestandole por completo lo primero en que se fija es en la hora. Apenas le quedaban quince minutos antes de tener que ir por su traje y eso le hizo dar un salto de la cama para vestirse como alma que lleva el diablo.

− ¡Mierda! −Era lo único que podía decir mientras trataba de encajarse los zapatos en los pies correctos.

La verdad es que el nunca en su vida había rentado ni comprado un traje, lo suyo eran los jeans rotos y las chaquetas de cuero. Pero Seokjin había insistido tanto en que sería un lindo detalle que vistiera bien para su cita con Jimin que al final accedió. Lo malo es que ahora iba a tarde y si no se apuraba podría hasta perder la maldita reserva del único traje que le quedo a la medida el día que fue a la tienda. Se suponía que había puesto la alarma para que aquello no sucediera pero parecía que su celular no quería cooperar con el es día.

Se abrochó la chaqueta gracias a la corriente de frío que sintió y salió de la habitación listo para una carrera en busca de ahorrar tiempo.

− ¡Comprale flores! −Grita Taehyung cuando abre la puerta principal para salir.

− ¿Para qué necesita flores? −Preguntó confundido a lo que su amigo revolotea los ojos.

− Solo hazlo y se las das, idiota.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora