Parte 1

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¡Hola bellas flores!

Os dejo con el primer capítulo como avance de la historia...

Advertencia: No me hago responsable de que esta historia provoque que te mees en las bragas (o lo que lleves puesto) y te duela la barriga de reir tanto (advertidas quedan 😂)

NOTA IMPORTANTE: ESTA HISTORIA TIENE CONTENIDO INÉDITO POR PARTE DEL PROTAGONISTA QUE SE ENCUENTRA ÚNICAMENTE DISPONIBLE EN MI PERFIL DE INSTAGRAM. TE RECOMIENDO SEGUIRME POR ALLÍ PARA LEERLO CUANDO LLEGUE EL MOMENTO.
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Y AHORA SI, DISFRUTA DE LA HISTORIA :)

Los viernes son; día de chicas, mis amigas y yo siempre nos reunimos en mi casa porque soy la única que está soltera y ya que estamos «sin novio», por tanto vivo completamente sola -también podría añadir que amargada pero gracias al chocolate y la avellana diré que no- además, las únicas en quejarse por ese hecho son mis cartucheras, no yo.

Desde hace seis años tenemos ese ritual pese a que alguna de nosotras suela fallar algún viernes que otro, pero aunque solo estemos dos en la ciudad, nos reunimos para pasar una tarde/noche de «solo chicas» contando secretos, envolviéndonos en mejunjes y atiborrandonos de comida basura viendo una peli ñoña en el sofá estampado de flores de mi salón.

En el caso de hoy, toca la elección del destino para la despedida de soltera de Sonia que se casa dentro de tres meses y no tenemos aún nada preparado. La primera en casarse fue Mónica y nos fuimos todas a Gandía donde lo dimos todo - y también lo perdimos todo, porque entraron a robar al hotel y se llevaron hasta las llaves del coche, por lo que tuvo que venir el novio de Andrea a traer las de repuesto-, después llegó la de Andrea precisamente y nos aventuramos en la fiesta de Ibiza con lo más "superguay" y "cool" de la isla ¡Vivan los tíos cachas y petados con tableta de chocolate! -aunque la decepción vino cuando trate de acostarme con uno y aquello no se levantaba ni con pastillita azul, a saber que mierdas se meten para llenar esos bíceps-, más tarde llegó Lucía y decidimos ir a Budapest por ser algo más tranquilo puesto que a ella no le va mucho la marcha, pero por suerte allí nos corrimos una buena juerga con unos tíos que también estaban de despedida, por aquel entonces yo estaba con Samuel -si lo llego a saber me hubiera acostado con ese rubiazo que me miraba todo el rato... pero por idiota no lo hice-. En fin, ahora tocaba Sonia. No teníamos ni idea sobre que destino elegir, pero sí, que fuera espectacular porque sería la penúltima en casarse, suponiendo que yo lo hiciera en algún momento de mi vida, cosa que empezaba a dudar -y creo que todas mis amigas también, la verdad-.

El timbre sonó y la primera en llegar fue Mónica que venía cargada de comida guarra para una buena sesión de charla y que con toda probabilidad se alargaría hasta bien entrada la madrugada. Habíamos decidido que de hoy no pasaba tener todo planificado para la despedida y por supuesto, a mí me iba a tocar el mochuelo de hacerme cargo de casi todo, más aún si teníamos en cuenta el tiempo libre con el que contaba debido a mi trabajo.

Andrea y Lucía llegaron justo después,  venían juntas en el coche así que ya estábamos todas, puesto que en aquella ocasión hicimos que el novio de Sonia se la llevara fuera de la ciudad en plan fin de semana romanticón sorpresa, para que no pudiera asistir a la reunión de chicas ni tampoco pudiera sospechar nada.

Después de discutir más de una hora sobre los posibles pros y contras de varios destinos y encontrarnos en un callejón sin salida al no decidirnos todas por uno, optamos sortearlo, así nadie pondría quejas.

De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now