Parte 83

187K 23.7K 3.1K
                                    

¡Aiiaiaiaiaiaiiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiiaiaiaiaiaiaiaiaiiaiaiaia! La que se avecinaaaaaaaaaaaaa

¡No digo más!

¡A leer florecillas!

En algún momento mi ropa fue desapareciendo y aproveché que estaba semidesnuda para colocarme a horcajadas sobre su pecho

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En algún momento mi ropa fue desapareciendo y aproveché que estaba semidesnuda para colocarme a horcajadas sobre su pecho.

—Como me gusta que hagas eso... —jadeó Bohdan intentando morderme el labio pero antes de que pudiera hacerlo, coloqué uno de mis dedos sobre sus labios y negué con la cabeza.

—No, no, no —insistí poniendo voz a mi gesto—, te toca sufrir un poquito...

—¿Sufrir? —preguntó alzando una ceja—. ¿Por qué? —exclamó extrañado.

—Para que tu placer sea infinito —susurré cerca de su oído mientras me deshacía del sujetador y le anudaba las manos por encima de la cabeza con la prenda.

—No sé si estoy más excitado o asustado —contestó entre risas.

—¿Tiene miedo su excelencia? —ironicé mirando fijamente a esos ojos azules que provocaban que mi pulso se acelerase sin control alguno.

—¿Debo tenerlo? —respondió intrigado.

—Si —susurré tocando con mis dedos su pecho mientras ascendía, saber que me quedaba allí aunque fuera por un tiempo más quizá era lo que me proporcionaba aquella seguridad de tocarlo, de satisfacer mi curiosidad, porque si no lo hacía mientras estuviera allí, probablemente pasaría el resto de mis días arrepintiéndome de ello—. Voy a hacerle sufrir lentamente... —insistí—, hasta que agonice de puro placer.

«Vale, el cursillo ese no es que me hubiera dado para tanto... y la verdad una vez intenté hacérselo al estúpido alemán y prefirió ver el partido de futbol que echaban esa noche... peeeeeeeeeero, soy una chica con recursos, ¿no? Fijo que se me ocurre algo así en plan "improvisesion"»

De la garganta de Bohdan escuché un sonido gutural que entendí como placentero, puesto que cerró los ojos y se inclinó hacia arriba haciendo que su entrepierna rozara mi trasero y... ¡Jo-der! Si estaba excitado mi príncipe azul...

«No... si al final la que no aguantará será la menda lerenla aquí presente, ¿Quién se puede resistir a semejante diosito griego?»

—Voy a vendarte los ojos —aproveché para decir cuando cerró los ojos y miré a mi alrededor, lo único que se me ocurrió es quitarle la funda a una almohada.

Así que con esas me incliné sobre su cabeza y cogí la almohada.

—¿De verdad es necesario? —preguntó mirándome fijamente—. Porque te aseguro que me encanta lo que tengo delante.

—¿Te encanta? —pregunté excitada.

—Uff... ni te imaginas cuanto —aseguró justo antes de taparle la vista y me regocijé interiormente al sentirme tan deseada por semejante hombre.

De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now